Condenada a 23 a?os la mujer cuyo padre muri¨® devorado por los perros
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a Consolaci¨®n D¨ªaz P¨¦rez a 23 a?os y cinco meses de c¨¢rcel por un delito de parricidio, cometido en 1993. Seg¨²n la sentencia, esta mujer, de 28 a?os, dej¨® morir a su padre, Juan Antonio D¨ªaz L¨®pez, paral¨ªtico por infarto cerebral, sin prestarle los m¨ªnimos auxilios, mientras parte del cuerpo era comido por los perros que ten¨ªa en la casa.
El tribunal tambi¨¦n ha condenado a ?ngel Hern¨¢ndez Aparicio, de 33 a?os, compa?ero de Consolaci¨®n, con la que viv¨ªa en la misma casa, a una pena de ocho a?os de c¨¢rcel por un delito de homicidio.En el fallo se considera probado que los procesados abandonaron a su suerte a la v¨ªctima, sin prestarle ninguna atenci¨®n, tal como requer¨ªa su estado y sin adoptar las precauciones necesarias para evitar que los perros de la familia mordieran al enfermo.
Seg¨²n la autopsia practicada, el anciano falleci¨® el 6 de septiembre de 1993 (dos d¨ªas antes de descubrirse el cad¨¢ver) como consecuencia de un choque s¨¦ptico. El enfermo se encontraba postrado en la cama desde el infarto que sufri¨® en 1991 y que le hab¨ªa dejado paralizado, por lo que para su alimentaci¨®n y aseo depend¨ªa de su hija, con la que conviv¨ªa.
En la casa hab¨ªa tres perros, dos gatos, una serpiente y dos tar¨¢ntulas, utilizados como animales dom¨¦sticos. Los perros y los gatos vagaban libremente por las habitaciones, incluida la del enfermo. Adem¨¢s, la polic¨ªa hall¨® en la habitaci¨®n del enfermo numerosos restos de suciedad (trozos de pan desperdigados, s¨¢banas sucias y restos de material sanitario esparcido por el suelo).
La autopsia demostr¨® que durante su agon¨ªa, Juan Antonio sufri¨® mordeduras de los perros. Los animales comieron parte del cuello, afectando a estructuras vitales como laringe, tr¨¢quea, faringe y las yugulares. La falta de higiene, de alimentaci¨®n adecuada y de atenci¨®n m¨¦dica, facilitaron la aparici¨®n de septicemia, una grave infecci¨®n diseminada por todo el organismo.
El Tribunal ha impuesto a los acusados la pena en su grado medio, y no en m¨ªnimo, porque considera que la v¨ªctima sufri¨® no s¨®lo grandes padecimientos f¨ªsicos, sino tambi¨¦n ps¨ªquicos, "derivados de la desolaci¨®n y angustia que tuvo que sentir al no recibir asistencia alguna por parte de los procesados, en especial de su hija".
Adem¨¢s, califica como grave que los procesados hubieran trasladado a su padre desde la residencia de El Plant¨ªo, donde estaba ingresado, al domicilio familiar, alegando que no dispon¨ªa de las 180.000 pesetas que eran requeridas por la cl¨ªnica, cuando varios meses antes del fallecimiento le fue concedida a la v¨ªctima una pensi¨®n de 232.647 pesetas mensuales.
Incluso, tras la muerte de Juan Antonio, su hija se vio beneficiada por un fondo de pensiones que hab¨ªa suscrito el enfermo y por el que percibi¨® casi 11 millones de pesetas, distribuidos en distintos plazos hasta abril de 1994.
Pablo Elizondo, abogado de Angel Hern¨¢ndez, ha declarado que va a recurrir la sentencia, ya que considera que el delito cometido por su defendido es de imprudencia temeraria y no de homicidio.
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