Luis apela a su sentido t¨¢ctico

Luis apel¨® a su sentido t¨¢ctico para solventar un choque que, efectivamente, tuvo el tufillo indigesto que hab¨ªa presagiado el t¨¦cnico madrile?o. Pes¨® como m¨¢rmol la ausencia de Mijatovic en un primer periodo fantasmag¨®rico, pero el t¨¦cnico rectific¨® a tiempo con un par de cambios providenciales: I?aki y Ra¨²l (debutante ayer), que dotaron de cierta frescura al equipo, la suficiente para asegurar pr¨¢cticamente su clasificaci¨®n para la UEFA y proseguir la estela del Atl¨¦tico. El Valencia a¨²n es tercero por el coeficiente general de goles, aunque segundo si se contara el particular con el Bar?a -que s¨®lo valdr¨ªa al final de la Liga-. De todas formas, Luis Aragon¨¦s declar¨® tras el encuentro: "Ser segundo no me ilusiona". El t¨¦cnico apunta m¨¢s alto y no le falta raz¨®n para ello. Aunque el Atl¨¦tico tom¨® aire ayer en Vallecas, el Barcelona parece haberse quedado sin resuello.El Salamanca, que no gana desde el 14 de enero, mantuvo la compostura hasta que se desplom¨® su tenue defensa. Fue un equipo desequilibrado: no exento de sentido de ataque, pero incapaz de pertrechar su zaga. D'Alessandro, que se ha subido al tren descabezado de Lillo, tiene ante s¨ª conducir un convoy con demasiados problemas para solucionar sobre la marcha.

El partido adquiri¨® pronto un aire espectral. La sombra de Mijatovic pululaba por el estadio. Tanto para demostrar que el equipo lo necesita denodadamente como para abrigar la esperanza de que se puede pasar sin la estrella (sobre todo frente al colista). Ni por esas. Venci¨® el fantasma en este primer tiempo. Sin el montenegrino, el Valencia es un equipo de los que se hacen en serie, de aquellos que tropiezan su impotencia ante una defensa m¨¢s o menos ordenada. Seco en imaginaci¨®n. Tan s¨®lo cab¨ªa analizar los saques de banda: ausente su receptor habitual (la movilidad de Mijatovic), el bal¨®n se resist¨ªa inevitablemente en las manos del lanzador. Para exasperaci¨®n del p¨²blico.

Si adem¨¢s el Salamanca contaba con la inspiraci¨®n del argentino Latorre, que siente una debilidad especial por este escenario, el dolor de cabeza de Aragon¨¦s crec¨ªa irremediablemente. El t¨¦cnico, sin embargo, no permaneci¨® inerte. Reaccion¨®. Sac¨® del campo a Mazinho e introdujo a I?aki, en busca de aire para Viola, inmerso en un f¨²tbol brusco y atropellado que no hallaba ning¨²n punto de apoyo.

Al instante, el Valencia encontr¨® una recompensa inadecuada a su juego: el gol de Poyatos, que lleg¨® como suele suceder en estos casos (de rechace y en jugada a bal¨®n parado).

Debut¨® tras el descanso el juvenil Ra¨²l Mart¨ªnez y el ataque local adquiri¨® ciertas dosis de viveza. El joven aport¨® la decisi¨®n y la fuerza que permitir¨ªan que Viola iniciara los bailes sobre s¨ª mismo, aunque incapaz de hacer olvidar a la hinchada la magia de Pedja Mijatovic.