El hijo de V¨ªctor y Ana 'ataca' el punki-rock
El hijo de la famosa pareja demostr¨® dominio de la guitarra y no quiso fotograf¨ªas
Mientras la juventud s¨®nica se citaba la noche del mi¨¦rcoles en La Riviera, en el peque?o Siroco se presentaba un nuevo grupo de punki-rock, Lascivus. Nada nuevo, esas cosas suceden cada noche en miles de garitos de Madrid, que vive ahora una gran eclosi¨®n joven. Pero en la presentaci¨®n de Lascivus hab¨ªa un valor a?adido. Al frente del cuarteto se encuentra David San Jos¨¦, de 19 a?os, hijo de los cantantes V¨ªctor Manuel y Ana Bel¨¦n.Una expectaci¨®n sin disimulos precedi¨® la comparecencia de Lascivus en el garito, al que, sin embargo, no acudieron m¨¢s de 30 personas. Pero esta familia, al contrario de muchas otras sagas art¨ªsticas, siempre ha defendido a ultranza su parcela de intimidad, por lo que el joven David huye de manera exagerada de las referencias a sus padres.
El ne¨®fito cantante se neg¨®, con la ayuda de unos amigos que coparon las primeras filas, a ser fotografiado., "No quiero publicidad", dijo.
PASA A LA P?GINA 28
David y los Lascivus
VIENE DE LA P?GINA 1En su derecho de no limitar su origen a un asunto circense que podr¨ªa convertirle en el Roci¨ªto del punk espa?ol, David se aferra a su trabajo en Lascivus con tanta vehemencia que la otra noche su ingenuidad le jug¨® una mala pasada. David San Jos¨¦ tuvo un encuentro frustrante con dos fot¨®grafos. Algunos fot¨®grafos en Siroco, el de este peri¨®dico y otro de la revista de fans Bravo. Los reporteros gr¨¢ficos no pudieron realizar su trabajo ante el desplante de David, que cont¨® con la complicidad de sus amigos de las primeras filas. "No quiero fotos, no quiero publicidad", les espet¨® desde el micr¨®fono, "haced fotos al grupo que viene luego, que son mucho mejores que nosotros", zanj¨®. Tras el incidente se' puso a hacer lo que le gusta: tocar la guitarra y cantar.
Lascivus se mueven bien por los terrenos del punk-rock. Estribillos apretados, cambios repentinos de ritmo, guitarras disparadas y bajo y bater¨ªa machacones. M¨¢s que la etiqueta hardcore que enarbolan en su maqueta de nueve canciones, en directo lo salpican casi todo con el fren¨¦tico ritmo del ska. As¨ª consiguen hacer un concierto divertido y bailable a pesar de la sequedad de los cuatro m¨²sicos. Con el mismo aspecto de la pandilla protagonista de la pel¨ªcula Kids, tocan con desd¨¦n y arrogancia ingenua, pero no van ni por el morro ni de chulos. David, con su gorrito de lana y su sudadera con capucha sobre la que figura bordado la leyenda "punk rock academy" y una preciosa Gibson negra con incrustraciones nacaradas, era el centro de atenci¨®n.
Recreando cl¨¢sicos del punk y composiciones propias, la biso?ez de David se manifestaba en expresiones como "¨¦sta que vamos a hacer es nuestra, a ver c¨®mo sale", "dedicada a los putos nazis" o "la de ahora es la primera vez que la tocamos, la hicimos el ¨²ltimo d¨ªa del ensayo". En la guitarra se nota que por lo menos, tener los padres que tiene le ha servido para familiarizarse desde muy peque?o con el instrumento, que toca con verdadera destreza. Flanqueado por Lara al bajo y Virginia a la guitarra (a quien, por el candor que puso cuando cant¨® el c¨¦lebre Stand by me pasado por punk, se le perdonaron los errores de las otras veces) y arropado por la bater¨ªa de Dani, David entablaba conversaci¨®n con el escaso p¨²blico que se acerc¨® al club, apenas 30 personas, y, al parecer, todos, amigos.
Cantar en ingl¨¦s y hacer punk est¨¢ muy lejos de cantarle a la Puerta de Alcal¨¢, por lo que buscar semejanza entre David y sus padres es una tarea m¨¢s que in¨²til. Pero con viene recordar que V¨ªctor Manuel San Jos¨¦, al margen de su carrera de cantautor, potenci¨® a principios de los ochenta un sello discogr¨¢fico para dar a conocer el nuevo rock de Asturias. Suyo fue el descubrimiento de Ilegales. Adem¨¢s de ser ¨¦sta una de las bandas seminales del punk espa?ol, en Asturias se gener¨® un movimiento roquero que ha desembocado en el actual xixon noise, que tantas nuevas bandas est¨¢ aportando al rock nacional.
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