Alfonso marca la diferencia
La Real Sociedad se aleja de sus aspiraciones de estar en Europa
Alfonso pertenece a la estirpe de los Juan sin tierra, un futbolista que juega en la zona de nadie, ese lugar reservado para los cultivadores de fantas¨ªa, los que convierten el yermo en vergel. Cada bal¨®n que toca es una plantaci¨®n, un cultivo de ingenio que los dem¨¢s riegan o siegan seg¨²n sea el caso. Al minuto 9 pill¨® un bal¨®n y lo convirti¨® en un pase de gol que el polaco Kowalczyk llev¨® a la red. Fue un pase diagonal hecho en el momento preciso, cuando el defensa duda entre apostar por el fuera de juego o irse al cruce. Alfonso lo ejecut¨® en. esa d¨¦cima de segundo que ofrece la confusi¨®n mental de su oponente y el bal¨®n acab¨® en la red impulsado por su compa?ero. A la media hora, Alfonso habilit¨® otra vez al polaco con un pase interior pero ni ¨¦l ni despu¨¦s M¨¢rquez gestionaron el ejercicio de inteligencia. y a cambio se luci¨® Alberto. Ocho minutos m¨¢s tarde otro cultivo de Alfonso se fue al traste por falta de sosiego del polaco.El partido hab¨ªa adquirido el aspecto que persegu¨ªa el Betis: un cuerpo a cuerpo defensivo y un mano a mano en el contragolpe. Para lo primero dispon¨ªa de Roberto R¨ªos, para lo segundo se bastaba con Alfonso.
La Real viv¨ªa con apreturas. Inertes Karpin y De Pedro, la Real Sociedad apel¨® al tes¨®n que suele auxiliar siempre las situaciones de urgencia. Por esa v¨ªa encontr¨® el domicilio de Jaro y Karpin envi¨® de espuela al poste mientras un cabezazo de Gracia lo repeli¨® Jaro con apuros.
Pero el encuentro ten¨ªa el talante del Betis gracias al mando en plaza que ejerc¨ªa Jos¨¦ Mario en el centro del campo y la inteligencia de Alfonso. Pero no es menos cierto que el conjunto verdiblanco malgast¨® su autoridad y fall¨® en la definici¨®n permitiendo no s¨®lo la supervivencia de su oponente sino su rearme moral.
El descanso dinamiz¨® a la Real Sociedad y dinamit¨® al Betis. Los donostiarras se pusieron el buzo, apretaron los dientes y metieron a su rival en el cuarto oscuro. La Real Sociedad hab¨ªa encontrado el argumento para su discurso. Todo consist¨ªa en que el Betis no tuviera m¨¢s de tres instantes el bal¨®n en sus pies porque eso le conduc¨ªa al sacrificio. Por ello, cada jugador se ech¨® a la chepa de su rival y fue ganando terreno con un f¨²tbol primitivo. El Betis encaj¨® el golpe con notable desagrado y dificultad. Necesit¨® casi media hora para volver en s¨ª, adecentar la mand¨ªbula y retornar a la pelea. Cuando lo hizo, el partido recobr¨® el nivel de enfrentamiento, es decir, reapareci¨® Alfonso que hab¨ªa estado abandonado a su tierra de nadie. La inactividad la pag¨® cara. Un mano a mano con Alberto lo envi¨® al cuerpo del guardameta. Fue un desenlace insospechado que contagi¨® a sus compa?eros porque dos minutos despu¨¦s Kowalczyk hizo lo propio tras una incursi¨®n de Ca?as.
Con un f¨²tbol b¨¢sico pero correcto, s¨®lo sobresaltado por el fundamento de Alfonso, ambos equipos malgastaron un cat¨¢logo de oportunidades quiz¨¢ excesivo pero gratificante para el espect¨¢culo. Es la ventaja de disponer de un Juan sin tierra esa estirpe que siempre tiene un recurso escondido, o de un ingeniero como Jos¨¦ Mari con el papel siempre limpio para construir una jugada.
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