"Roast beef"
Cada vez que pienso en las llamadas vacas locas me voy por los cerros del secreto de Estado para hacerme un pis. Resulta que, al parecer, las vacas est¨¢n enfermas porque sus cuidadores violaron su c¨®digo alimentario con el af¨¢n de hacerlas m¨¢s rentables. Los animales no quer¨ªan dejar de ser herb¨ªvoros y rechazaban los piensos c¨¢rnicos. La soluci¨®n fue introduc¨ªrselos directamente en el est¨®mago. Cuando se comprob¨® la extensi¨®n de la enfermedad, se convirti¨® primero en un secreto entre ganaderos y veterinarios, para alcanzar poco despu¨¦s el rango de secreto de Estado, que para eso est¨¢n los secretos de Estado, para vender carne dulterada, de personas o vacas, enga?ar a los ciudadanos del propio Estado y a continuaci¨®n a los dem¨¢s Estados imbuidos del principio del secreto de Estado.Ahora resulta que hay que aplicar la pena capital a miles de animales, pero nada se dice de las responsabilidades contra¨ªdas por ganaderos, veterinarios, traficantes, pol¨ªticos, estadistas todos, que han convertido una repugnante operaci¨®n de lucro en una raz¨®n de Estado. No pido para toda esa gentuza, en la que incluyo a los m¨¢s altos dignatarios del Reino Unido, la misma pena que van a recibir las vacas, pero tal vez ser¨ªa conveniente una vasectom¨ªa profesional y pol¨ªtica para que nunca m¨¢s vuelvan a manipular la salud de los animales y las personas. Ped¨ªa Bobbio en Destra e sinistra que reflexion¨¢ramos sobre nuestra relaci¨®n de dominio sobre los animales, desde la evidencia de que son nuestros esclavos absolutos y a casi todos nos los comemos. Tratemos de com¨¦rnoslos con un cierto respeto a su condici¨®n de perdedores en la gran batalla por la hegemon¨ªa del reino animal. No a?adamos a su tristeza ya gen¨¦tica el riesgo de caer en manos de estadistas como Margaret Thatcher o Major, que no respetan nada. Ni siquiera el roast beef.
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