Una banda de cabezas rapadas persigue y apalea a un inmigrante marroqu¨ª

No les gust¨® su color de piel. Una banda de seis cabezas rapadas insult¨®, persigui¨® y apale¨® el s¨¢bado a un marroqu¨ª que paseaba por la plaza de Carabanchel. La v¨ªctima, al recibir los primeros golpes e insultos, huy¨® a la carrera y se refugi¨® en el servicio de un bar cercano. Los rapados, en motocicleta, llegaron hasta el establecimiento. Un ¨²ltra, fuerte y rubio, entr¨® en el local, derrib¨® la puerta del servicio y durante 10 minutos se ensa?¨® con el marroqu¨ª. Luego huy¨® con sus camaradas. La polic¨ªa, con ayuda de la v¨ªctima, les detuvo esa tarde, mientras se jactaban en un bar. "Casi le matamos", dec¨ªan.

A las 16.30, el marroqu¨ª paseaba junto con un compatriota por la plaza de Carabanchel, un lugar donde se levanta un edificio custodiado del Ministerio del Interior y donde tienen sede tres sindicatos policiales. En un banco estaban sentados seis cabezas rapadas, con edades comprendidas entre los 18 y los 23 a?os. Los dos inmigrantes pasaron a su lado. Los ultras, siempre seg¨²n la versi¨®n policial, empezaron a insultarles. Los marroqu¨ªes apretaron el paso. De poco les sirvi¨®. Los rapados se levantaron y la emprendieron a empellones con los dos j¨®venes, que se lanzaron a correr.Un marroqu¨ª se zaf¨® de sus perseguidores -subidos en un Seat Ibiza-, y el otro, tras recorrer el final de la V¨ªa Carpetana, busc¨® refugio en un bar esquinero, donde s¨®lo se encontraba el propietario.

"iQue me quieren pegar, auxilio!", recuerda el due?o que gritaba el marroqu¨ª. Acto seguido, el perseguido se ocult¨® en el servicio, situado al final de un oscuro pasillo.

A los pocos segundos llegaron los rapados. Eran dos. Iban en moto. Uno qued¨® fuera, a la espera; otro entr¨®. "Era un joven muy corpulento y rubio, daba miedo", indic¨® el due?o del establecimiento.

El agresor se meti¨® en el servicio y tumb¨® la puerta a patadas. La v¨ªctima, aterrorizada, agarr¨® la tabla de la puerta y la us¨® como escudo bajo la lluvia de golpes. El propietario del bar llam¨® por tel¨¦fono a la polic¨ªa (091), "Dentro, en los servicios, s¨®lo se o¨ªan los quejidos del pobre chaval".

Tras la paliza, el rapado se march¨® en la moto. La v¨ªctima, con una ceja partida y contusiones por todo el cuerpo, esper¨® a la polic¨ªa. Casi una hora despu¨¦s, una patrulla localiz¨® a los agresores en un bar de la cercana calle de Guabairo. Beb¨ªan confiados. "Casi lo hemos matado", se jactaba uno ante sus compa?eros. A la puerta ten¨ªan la motocicleta y el Seat Ibiza.

La v¨ªctima, acompa?ada por los agentes, reconoci¨® a la banda. Fueron detenidos. El rubio, al subir al coche policial, lloraba y dec¨ªa que ¨¦l no hab¨ªa hecho nada. A los detenidos se les intervino un bate de b¨¦isbol, dos cartuchos de rifle, tres armas blancas y 50 pastillas de ¨¦xtasis.

Seg¨²n la polic¨ªa, no es la primera vez que se les arresta. ?ngel V. M., de 22 a?os, tiene un antecedente policial por tr¨¢fico de drogas; ?ngel R. M., de 18, posee cinco antecedentes, dos de ellos por lesiones y tr¨¢fico de estupefacientes, y Juan Carlos S. R., de 21 a?os, nueve antecedentes. Los otros tres -David M. O., de 23 a?os; Adolfo LI. S., de 19, y Luis H. S., de 22- carecen de historia policial.