Nacionalismo espa?ol

El nacionalismo cavern¨ªcola espa?ol se viste de mil maneras. Pero como la mona, cuando se viste de seda, mona se queda. ?sa es la impresi¨®n que me produce leer el art¨ªculo de opini¨®n de Javier Varela en el que defiende el nacionalismo espa?ol desde una ¨®ptica, seg¨²n dice, liberal.Pero desde el escudo liberal, el autor se permite atacar ferozmente, aunque eruditamente, a todo lo que son nacionalismos "perif¨¦ricos" bajo argumentos que se acercan peligrosamente a la Espa?a del M¨ªo Cid y se alejan de la comprensi¨®n que han, exhibido pensadores como Unamuno, Baroja, Maetzu o Azor¨ªn, a los que el se?or Varela dice admirar. Bajo la concepci¨®n de Estado liberal, "el llamado principio de autodeterminaci¨®n colectiva es un sinsentido pol¨ªtico, cuando no algo peor". Y ya no digamos de "si el acceso a la ciudadan¨ªa pasa a trav¨¦s del aprendizaje forzoso de una lengua privativa" (se?or Varela, venga por Catalu?a, coja el puente a¨¦reo y descubra que nadie aprende el catal¨¢n a punta de pistola).

Y es que la Espa?a liberal sigue siendo una (no hay sitio para el derecho-principio de los pueblos y naciones a determinar su futuro), grande (tan grande que no acepta que una naci¨®n sea libre de defender y extener el uso social de su lengua; se?or Varela, el catal¨¢n o el vasco son parte fundamental de la identidad de sus respectivas naciones, y no lenguas "privativas") y libre (libre de nacionalismos "h¨ªbridos" como el catal¨¢n o "autoritarios" como el vasco. El uso de adjetivos, se?or Varela, tambi¨¦n es s¨ªmbolo de la "exquisita tolerancia" que usted reclama pero no practica.

Por todo esto, tememos al nacionalismo espa?ol, sea autoritario, mitol¨®gico o aparentemente liberal.- Joan Plana y ocho firmas m¨¢s.