Vuelta al tajo
LECH WALESA se convirti¨® ayer en "el primer electricista de la Rep¨²blica", seg¨²n la dedicatoria del juego de destornilladores que le entreg¨® el p¨¢rroco de los astilleros de Gdansk cuando el ex presidente polaco se reincorpor¨® al que fue su puesto de trabajo antes de iniciar. su carrera pol¨ªtica. Conociendo la tortuosa personalidad de Walesa y su expl¨ªcito deseo de recuperar protagonismo pol¨ªtico, es dif¨ªcil saber cu¨¢nto hay de sincero y cu¨¢nto de demag¨®gico en su gesto. Lo cierto es que Walesa no tiene derecho a pensi¨®n vitalicia en calidad de ex jefe del Estado, aunque s¨ª a un autom¨®vil oficial y dos guardaespaldas, y con todo ello se present¨® ayer en los astilleros. Quiz¨¢ no estar¨ªa de m¨¢s que el legislador polaco dedicara algunos minutos a intentar resolver esta contradicci¨®n. Derrotado el pasado oto?o en las elecciones presidenciales por el ex comunista y ahora socialdem¨®crata Aleksander Kwasniewski, Walesa, del que dependen su esposa, Danuta, y cinco de sus ocho hijos, asegura que est¨¢ sometido a una persecuci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica por parte de los ex comunistas, que dominan la presidencia y el Gobierno. Walesa no ha aceptado de buen grado la p¨¦rdida del poder, y en realidad desear¨ªa reconquistar la jefatura del Estado al frente de un gran bloque de la derecha cat¨®lica polaca. Pero incluso en esas filas muchos le ven como un hombre del pasado al que puede otorg¨¢rsele un liderazgo, honor¨ªfico, pero no efectivo. As¨ª que, entretanto, sea para ganarse la vida, sea para hacerse publicidad -o para ambas cosas a la vez-, tiene que volver al tajo, lo que tampoco es una tragedia. Su primera jornada de trabajo una hora y cuarenta minutos, no fue excesivamente dura.
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