Una exposici¨®n y una pel¨ªcula celebran la vida y obra de Jean Michel Basquiat
Crece el inter¨¦s por la mete¨®rica carrera del artista urbano
Jean Michel Basquiat dej¨® su huella en vallas, paredes y metro neoyorquino antes de irrumpir en las m¨¢s vanguardistas galer¨ªas de los a?os ochenta y convertirse en la figura de moda. Para un artista de color, su despegue -al igual que su muerte, por sobredosis, a los 27 a?os- fue mete¨®rico y s¨®lo ahora parece posible analizarlo. Una amplia retrospectiva de su obra y el primer largometraje que realiza otro artista de primera fila en los ochenta, Julian Schnabel, celebran una vida fulgurante.Esta temporada, la galer¨ªa londinense Serpentine dedica a Jean Michel Basquiat una retrospectiva con una selecci¨®n de trabajos, realizados entre 1981 y 1988, que demuestran la profundidad y riqueza de su iconograf¨ªa y de sus temas de inter¨¦s.
Paralelamente, el pintor Julian Schnabel, otra de las figuras mimadas del arte de los a?os ochenta, dedica a la obra y vida de este intuitivo y espont¨¢neo artista su primer trabajo cinematogr¨¢fico. Basquiat, cuyo estreno estadounidense est¨¢ previsto para el oto?o, cuenta con David Bowie, Dennis Hopper y Gary Oldman en los papeles de Andy Warhol, el marchante Bruno Bischofsberger y el propio Julian Schnabel, respectivamente.
La figura del experto en pintadas callejeras, que m¨¢s adelante, en su ¨¦poca dorada llevaba trajes de Armani pintados a brocha, la interpreta el actor de teatro Jeffrey Wright. Schnabel evita centrar su ¨®pera prima en episodios de drogadicci¨®n que finalmente mataron al artista. "Quiero honrarle como artista y amigo. Las drogas no son significativas", dijo recientemente respecto al enfoque de su filme.
Pero los ¨²ltimos cuadros de Basquiat sugieren cierta intuici¨®n por parte del pintor respecto a su inminente porvenir. En el cuadro Cabalgando con la muerte, que se exhibe en la galer¨ªa Serpentine, una debilitada y fr¨¢gil figura humana emprende un viaje com¨²n con el espectro de la muerte.
Agresividad
Esta representaci¨®n contrasta con la vitalidad, agresividad y buenas dosis de humor que abundaban en sus anteriores trabajos. Admirador de Franz Kline, Jasper Johns y Willem de Kooning -y posteriormente de Warhol, con quien realiz¨® una serie de proyectos conjuntos-, Basquiat carg¨® su obra de referencias urbanas y de detalles tomados de la historia de la raza negra, de la pol¨ªtica, m¨²sica, deporte e incluso de los grandes maestros italianos.
Combin¨® im¨¢genes con juegos de palabras -en ingl¨¦s y en castellano, la lengua de su madre, Matilde, natural de Puerto Rico-, y en alguna ocasi¨®n dedic¨® piezas completas a la discograf¨ªa de su gran ¨ªdolo Charlie Parker o al boxeador Cassius Clay. En otras recuper¨¦ apuntes de anatom¨ªa en homenaje a Leonardo da Vinci o se autorrepresent¨® en las telas.
Basquiat siempre confi¨® en su triunfo. Se sent¨ªa tan orgulloso de las pintadas que dej¨® durante alg¨²n tiempo por toda la ciudad de Nueva York, que firm¨® con las letras SAMO, como las pinturas que present¨® en su primera exposici¨®n colectiva, en 1981. Anticip¨¢ndose al reconocimiento externo, se erigi¨® en rey -simbolizado en una corona de tres picos que aparece con regularidad en su trabajo- y certific¨® su obra con sendos signos de propiedad intelectual.
El ¨¦xito comercial y cr¨ªtico le pas¨® una factura, que pronto se tradujo en paranoia, inseguridad e impulsos autodestructivos. Como dice Madonna, su ex amante y una de las patrocinadoras de la retrospectiva londinense, "Basquiat era un genio y una de las pocas personas a las que envidiaba de verdad. Su muerte no me sorprendi¨® porque era demasiado fr¨¢gil para este mundo".
Babelia
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