El Supremo eleva las penas a tres j¨®venes por agredir a un negro
El Tribunal Supremo ha elevado las penas contra tres j¨®venes racistas que agredieron a un ciudadano espa?ol de raza negra, Abilio Winston, en 1992 en Barcelona, A Alejandro Mar¨ªn y Enrique Villalba les condena a 10 a?os, y a Mario Fabi¨¢n, menor de edad, a cinco, como autores de un intento de asesinato. La Audiencia Provincial hab¨ªa impuesto, tras considerar ¨²nicamente delitos de lesiones y danos, seis a?os a Mar¨ªn y Villalba y uno a Fabi¨¢n. El alto tribunal estima ahora los recursos planteados por el fiscal y la acusaci¨®n representada por SOS Racismo de Catalu?a.La agresi¨®n se produjo sin previo aviso y sin posibilidad de defensa para la v¨ªctima, quien perdi¨® el ojo derecho y 11 dientes y result¨® con varias fracturas de hueso.
El Supremo valora que, aunque el ataque no fue premeditado, s¨ª existi¨® en los agresores "¨¢nimo de matar" porque se usaron medios para ello como piedras y travesa?os, algo que demuestran, adem¨¢s, las graves secuelas que padece la v¨ªctima.
Abilio Winston, de 44, a?os, nacido en la ex colonia espa?ola de Guinea Ecuatorial, se encontraba el 27 de septiembre de 1992 adormecido en un banco de la Plaza de Lesseps. Los procesados, junto con dos menores, pensaron increparle para que se marchase, pero luego decidieron agredirle. Mar¨ªn y Villalba se taparon la cara con sus jerseys para no ser reconocidos y, tras arrancar travesa?os de madera de otro banco de la plaza, se dirigieron al banco donde se hallaba Winston. Le atacaron desde ambos lados del banco "sin darle posibilidad alguna de defenderse o de huir". Mar¨ªn y Villalba le dieron "repetidas veces con los palos, golpes que iban dirigidos a la cabeza", mientras que los otros agresores le lanzaron piedras.
Golpes en el cr¨¢neo
El tribunal considera que la "zona elegida" por los acusados para agredir a la v¨ªctima fue el cr¨¢neo donde "el riesgo de causar lesiones letales es elevado" y se?ala que "si el ¨¢nimo hubiera sido simplemente lesivo, habr¨ªan elegido otras zonas donde las ropas y la propia constituci¨®n anat¨®mica habr¨ªan amortiguado los impactos, evitando las consecuencias tan graves y peligrosas como las constatadas por los m¨¦dicos forenses.Por lo tanto, existi¨® "un incuestionable ¨¢nimo homicida que no se concret¨® en la realidad por circunstancias ajenas a la voluntad de los agresores".
La sentencia del Supremo fija adem¨¢s una indemnizaci¨®n de 23 millones a la v¨ªctima, que los tres condenados deber¨¢n pagar solidariamente, aunque el menor de edad se declara insolvente.
Enrique Villalba resulta condenado adem¨¢s, al pago de costas de su recurso de casaci¨®n por haber acudido sin fundamento ante el Supremo.
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