'?ngeles' contra 'bandidos'
La batalla entre dos bandas escandinavas de 'moteros' pasa de las cadenas a las granadas anticarro
Los chicos malos de la carretea ya son lo que eran. De las cadenas como herramienta de combate de los motoristas de los a?os sesenta, que, ba?ados en tatuajes estramb¨®ticos y enfundados en estre ch¨ªsimos trajes de cuero negro, se ense?oreaban en las carreteras de Estados Unidos, se ha pasado a ej¨¦rcitos de gamberros sin escr¨²pulos que combaten en moto a golpe de granada antitanque. Es el progreso. Y ¨¦ste ha llegado as¨ª a los tranquilos pa¨ªses escandinavos.Suecia, Dinamarca y Noruega se han visto sacudidas en los ¨²ltimos meses por sangrientos episodios de lucha entre bandas de motoristas, sin que la polic¨ªa parezca estar capacitada para frenar la nueva delincuencia. El ¨²ltimo episodio, el m¨¢s grave cualitativamente, sucedi¨® la pasada madrugada en Dinamarca. Dos granadas anticarro fueron lanzadas contra centros de la banda sobre ruedas ?ngeles del Infierno, en versi¨®n n¨®rdica, en Roskilde y Norresundby. Milagrosamente, no hubo v¨ªctimas.
La polic¨ªa danesa dice carecer de pistas sobre los autores, "aunque no hace falta mucha imaginaci¨®n", dice el inspector Preben Joern Hansen, "para ver que. se trata de una revancha" por parte de una banda rival llamada los Bandidos. Uno de sus miembros fue abatido a tiros en febrero en el aeropuerto de Copenhague.
Las granadas anticarro proceden de un dep¨®sito militar sueco. La polic¨ªa est¨¢ segura de ello, pues son similares ala lanzada la semana pasada contra otro centro de los ?ngeles del Inf¨ªerno en la localidad sueca de Helsinborg.
Nada tienen que ver estos v¨¢ndalos del Mad Max con aquellos muchachos aseaditos e El salvaje, de Marlon Brando, que se hac¨ªan acompa?ar e bellezas rubias y que toman al asalto pueblecitos perdidos, a los que atronaban con sus motores dando vueltas en c¨ªrculo en la calle principal.
En las afueras de Estocolmo, Malmoe, Oslo, Copenhague o Helsinki, los nuevos moteros disponen de amplios locales alquilados o adquiridos, donde establecen sus campamentos. Hasta ahora se les ve¨ªa como a tantos subproductos culturales importados desde Estados Unidos y trasplantados, v¨ªa televisi¨®n, a los pa¨ªses n¨®rdicos, siempre proclives a cualquier moda del otro lado del Atl¨¢ntico.
Ahora se sabe que las conexiones con Am¨¦rica son mucho m¨¢s fuertes y que los Angeles del Infierno o los Bandidos son organizaciones subordinadas a sus hermanas de California o Tejas. Igual que los ?ngeles del Infierno espa?oles, 40 de cuyos miembros fueron detenidos hace unas semanas en Barcelona cargados con todo un arsenal militar.
Las polic¨ªas n¨®rdicas, m¨¢s preocupadas por los esp¨ªas rusos o potenciales terroristas isl¨¢micos, no se hab¨ªan preocuado demasiado de realizar un seguimiento de sus actividades. Ha sido necesario que la validad entre las dos bandas obrara sus primeras v¨ªctimas que lo que empez¨® como ri?as con cadenas se transformara en batallas con cohetes para que el asunto se tome en serio.
Cuando en marzo los aeropuertos e Copenhague y Oslo fueron escenarios casi simult¨¢eamente de violentos tiroteos entre miembros de ambas bandas, con el saldo e un muerto y tres heridos, se tuvo la evidencia de que un nuevo tipo de delincuencia hab¨ªa llegado a estos pa¨ªses.
Su erradicaci¨®n no ser¨¢ f¨¢cil, y algunos crimin¨®logos creen que se est¨¢ en presencia de un embri¨®n de Estado entro del Estado, al como ocurre con os carteles de la droga o la Mafia.
Una evidencia de lo es que una paramentaria sueca que vive en una ciudad cercana a donde est¨¢n localizados ambos grupos en el sur de Suecia ha sido amenazada de muerte y tanto ella como su familia tienen protecci¨®n policial permanente. Tres periodistas de un diario sueco, que escribieron una serie de noticias en las que revelaban la trayectoria criminal de estas bandas tuvieron que pasar a la clandestinidad, y la directora del peri¨®dico, as¨ª como su familia, tambi¨¦n recibieron amenazas de muerte. Testigos que han osado declarar en algunos de los juicios realizados contra miembros de las bandas tambi¨¦n est¨¢n amenazados de muerte. El resultado es que nadie est¨¢ dispuesto a romper la nueva omert¨¢ (ley del silencio).
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