El Deportivo cierra la cuenta espa?ola
El Par¨ªs Saint Germain jugar¨¢ la final ante el Rapid de Viena
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ENVIADO ESPECIALEl Deportivo sali¨® del Parque de los Pr¨ªncipes con la sensaci¨®n de que se ha agotado un ciclo m¨¢gico para el conjunto gallego. La derrota ante el PSG fue s¨®lo el corolario l¨®gico a una temporada nefasta, en la que un equipo que hab¨ªa deslumbrado durante tres a?os se ha desplomado por razones que ser¨ªa muy prolijo examinar. El Deportivo trat¨® de salvar toda una campa?a en un s¨®lo partido y eso suele ser imposible. Durante la primera parte, todav¨ªa se sostuvo con dignidad. En cuanto el PSG encontr¨® la br¨²jula, los coru?eses sacaron la bandera blanca.
El partido fue confuso, atropellado, lleno de imprecisiones, sin que ninguno de los dos equipos fuese capaz de imponer su jerarqu¨ªa sobre el juego. Las estrategias de ambos conjuntos parecieron contradecir la situaci¨®n de la eliminatoria. Pese a tener que superar la desventaja de un gol, el Deportivo sali¨® con una actitud claramente contraatacante. Toshack ech¨® mano del m¨²sculo para dibujar su centro del campo, prescindi¨® de un volante y coloc¨® a Radchenko como apoyo retrasado a Bebeto, labor que comparti¨® con Manjar¨ªn. El ruso, desde luego, no parece el futbolista m¨¢s indicado para desempe?ar semejante funci¨®n. Pero por lo dem¨¢s, la apuesta de Toshack tampoco era descabellada: en las pocas ocasiones que el PSG tuvo oportunidad de contra golpear y sacar provecho a la quinta velocidad de sus puntas, el Deportivo se meti¨® siempre en apuros. Lanzarse alegremente al ataque hubiese supuesto para los gallegos una autoinmolaci¨®n en toda regla.
Claro que blindar con cuatro cerrojos el centro del campo no bastaba para levantar la eliminatoria. La apuesta exig¨ªa que cada robo d¨¦ bal¨®n se completase con un rapid¨ªsimo despliegue hacia la porter¨ªa contraria. Y ah¨ª el Deportivo se atasc¨® reiteradamente. Entre otras razones, porque es casi metaf¨ªsicamente imposible que Radchenko pueda cumplir con decoro labores de enlace. Hasta Toshack se cay¨® del caballo al comenzar la segunda parte y le relev¨® por Mart¨ªn V¨¢zquez.
Los franceses, que pod¨ªan permitirse la licencia de especular con el resultado, dibujaron, sin embargo, un esquema osado y generoso: s¨®lo tres defensas y otros hombres amenazando permanentemente a la retaguardia deportivista. De ese modo, el PSG disfrut¨® del bal¨®n mucho m¨¢s que el adversario, pero lo manej¨® con una torpeza espectacular. De hecho, apenas fue capaz de alcanzar el ¨¢rea en toda la primera parte y siempre con espor¨¢dicas conexiones entre Loko y Djorkaeff, sus mejores futbolistas. La mejor ocasi¨®n de la fase inicial correspondi¨® al Deportivo, una de esas acciones que estaban destinadas a cambiar el curso de la noche. Fue una magn¨ªfica combinaci¨®n por la banda derecha, cuando s¨®lo iban ocho minutos, que acab¨® con un centro al segundo palo, donde Manjar¨ªn meti¨® la cabeza y la pelota se fue al larguero. En ese lance, se evapor¨® la eliminatoria para el Deportivo.
Con todo, los coru?eses llegaron vivos y sin agobios al descanso. Pero el recreo les sent¨® como un tiro. A los pocos segundos de la reanudaci¨®n, el PSG hab¨ªa originado ya un incendio en las inmediaciones de Lia?o. La defensa deportivista, que hab¨ªa resistido con eficacia en la primera parte, se cay¨® , por el desag¨¹e. Fournier y Djorkaeff fallaron solos ante la meta. La fortuna le dur¨® algunos minutos m¨¢s al Deportivo, lo que tardaron en volver a conectar Djorkaeff y Loko aprovechando un generoso pasillo por el centro de la retaguardia. El segundo fusil¨® a Lia?o y la media hora final qued¨® reservada para la fiesta francesa.
El PSG se enfrentar¨¢ en la final (Bruselas, 8 de mayo) al Rapid de Viena, que derrot¨® al Feyenord por 3-0 (1-1 en la ida).
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