El Cromagnon del federalismo italiano
Umberto Bossi se ha instalado en un simplificador nacionalismo de m¨¢s que dudosa viabilidad
ENVIADO ESPECIALSi en el Paleol¨ªtico -Inferior, por supuesto- hubiera existido la actividad pol¨ªtica, Umberto Bossi, l¨ªder del federalismo del Norte, independentista o no seg¨²n la temperatura o la hora del d¨ªa, arrasar¨ªa en todas las convocatorias electorales.
El inventor de la Padania, hipot¨¦tico Estado soberano sucesor de la eventual desintegraci¨®n de Italia, que estar¨ªa formado por Lombard¨ªa, Piamonte y V¨¦neto, quiere ser un hombre para todas las ocasiones y grad¨²a su nivel de inventiva, en cualquier caso siempre notable, en funci¨®n del p¨²blico, del medio, del mensaje. Le hallamos en el Piamonte profundo, rico balneario, burgues¨ªa comercial y prudentes propietarios de toda la Vida. En Verbania, peque?a localidad a un paso de la frontera suiza, ante un millar de seguidores, curiosos, guerrilleros incruentos y discutidores de la autodeterminaci¨®n. La noche casi hiela, pero Bossi se calienta con la dinamo de la palabra, del gesto, de un lenguaje que hace de lo corporal un estruendo. Es aqu¨ª donde, no sabemos si el verdadero Bossi u otro, pero en todo caso la m¨¢s bronca de sus encarnaciones, se desmelena sobre el auditorio.
Es un show completo, un lider con sonido directo, TODD-AO, tres dimensiones y efectos especiales. "Roma puerca, Roma ladrona, Roma colonialista" truena mientras se acompa?a de su propia orquesta gutural: pedorretas, fragor de motores, imitaci¨®n de toda clase de fen¨®menos terrenales. y celestes. Escenifica di¨¢logos con su oponente conservador, Silvio Berlusconi, que culmina con enfervorizados cortes de mangas que dirige al universo mundo y a la pol¨ªtica romana, en particular. Pero har¨ªamos mal en descartarlo de antemano como un vulgar titiritero de la pol¨ªtica, un gui?ol de s¨ª mismo, o el teatrillo desternillante de Lo + Plus. Bossi establece un di¨¢logo con su p¨²blico y ha puesto sobre el tapete en Italia dos o tres asuntos esenciales que la I Rep¨²blica esquivaba entre hosannas y jaculatorias diversas: la revuelta fiscal contra un sistema que orde?a al Norte para engordar la tangent¨®pol¨ª de comisiones a diestra y siniestra, y el federalismo -sobre todo, econ¨®mico- que acercar¨ªa la Administraci¨®n al ciudadano en una Italia sin ninguna Administraci¨®n. y no muchos ciudadanos.
Y, para todo ello, Bossi tiene una respuesta: "La pol¨ªtica s una cosa muy simple". A continuaci¨®n resume lo publicado prorrumpiendo en una ensordecedora pedorreta. "Soy antiideolog¨ªa; es decir, soy anticomunista y antifascista, porque como todos sabemos, han fracasado los sistemas basados en la econom¨ªa". El gran simplificador prosigue: "Si se vota al centro-izquierda, D'Alema, se vota a Agnelli [patr¨®n de la Fiat], porque ya o hay comunismo, se vota a la oligarqu¨ªa del Norte; si se vota al centro-derecha, al Polo de Berlusconi, se vota a la Mafia, a la oligarqu¨ªa del Sur". El p¨²blico r¨ªe, celebra, aplaude, Pero s¨®lo como si asistiera a la mayor atracci¨®n de la ciudad. Esta noche compet¨ªan uno u otro Terminator con el Federalista del Norte, que bien podr¨ªa ser el nombre de una estrella de la lucha libre. Del toreo, no, que eso no acepta simplificaciones.
En el mismo discurso Bossi se declara federalista -una media docena de veces-, partidario de la autodeterminaci¨®n -dos veces-, y concluye oraci¨®n, tras dos horas y media de representaci¨®n unipersonal, con un viva la independencia de la Padania. ?En qu¨¦ quedamos? Nos quedamos con todo, porque ¨¦sa es la escenograf¨ªa: jugar a todos los pa?os al mismo tiempo, aun sin ignorar que la Padania se convertir¨¢ antes en un baile de moda que en Estado independiente.
Al rostro congestionado de Bossi hay que confrontar el semblante de su portavoz hist¨®rico y presidente de honor de la Liga, Luigi Rossi, que nos mira desde la serenidad tambaleante de sus 85 a?os. "La Liga es Bossi, s¨®lo Bossi, el alma, el inventor del partido. Todos los dem¨¢s somos s¨®lo sus militantes".
Pero all¨ª donde Bossi se pasea por todo el espectro de las soluciones pol¨ªticas, su delegado presenta la. cara enjuta de, lo posible. "Bossi es federalista y cuando, dice, independencia no se refiere a la secesi¨®n, sino a que el Norte s¨®lo podr¨¢ ser independiente en su autogobierno con una estructura federal basada en la solidaridad con el Sur".
Pero, en medio de tanto apostrofar a "la carro?a antidemocr¨¢tica de Roma", Bossi tiene un plan. El d¨ªa 21 se enfrentar¨¢n dos polos, el llamado de la Libertad, con Berlusconi y el Olivo, que dirige Roman Prodi, y el paleopol¨ªtico de Norte, este extraordinario dis jockey de s¨ª mismo, cuenta con que no gane ni uno ni otro para que el pu?ado de diputados nordista se convierta e el fiel de la balanza.
Bossi prefiere no recordar que es una creaci¨®n pol¨ªtica de Berlusconi. Ante las elecciones de marzo de 1994, el magnate televisivo bas¨® su estrategia en recoger todo el voto anticomunista, y para ello, tras haber creado en un mes su partido, Forza Italia, concert¨® acuerdos con los posfascistas de Gianfranco Fini, y con aquella galerna del Cant¨¢brico italiano, a base de generosos acuerdos de desistimiento es decir, que Berlusconi no presentaba candidatos propios en numerosas circunscripciones del Norte, facilitando as¨ª la elecci¨®n de m¨¢s de 120 diputados de la Liga y, eventualmente, la entrada de varios ministros de Bossi en su Gabinete.
Dos a?os m¨¢s tarde, Bossi considera a Berlusconi su peor enemigo, y el domingo se presenta solo sabiendo que no sacar¨¢ m¨¢s all¨¢ de alguna do cena de diputados. Un grupito de fieles hasta la ceguera que, o bien podr¨¢n imponer sus condiciones en caso de igualdad entre las dos Coaliciones, para crear lo que llama un verdadero federalismo, o se dedicar¨¢n al terrorismo pol¨ªtico, como dice Bossi, en su calidad de "'embajadores de la Padania en Roma".
Umberto Bossi ha tenido un d¨ªa agitado; a primera hora de la tarde actuaba en otra localidad de la zona. Hab¨ªa sido un aperitivo de m¨¢s de dos horas antes de su prevista explosi¨®n en Verbania y uno viendo a su p¨²blico congregado, bien dispuesto sin duda, pero escasamente dado a tomar las armas, siquiera las de la dial¨¦ctica para defender la causa, se pregunta si este aut¨¦ntico ente rupestre de la pol¨ªtica es un viento pasajero de una Italia que vive en el limbo de la transici¨®n o un elemento estable de un nuevo orden. El ¨¦xito de Bossi deber¨ªa equivaler a su propia extinci¨®n. Si las dos coaliciones enfrentadas llegan a integrarse como sendos partidos, conservador y socialdem¨®crata, la asunci¨®n de un federalismo de algo m¨¢s que palabras significar¨ªa el fin de la propia Liga. Pero los m¨¢s maliciosos creen que Bossi es tanto el creador como el producto de su obra. Arrastrado por su propio v¨¦rtigo verbal, el l¨ªder federalista e ha instalado en un chiringuito pol¨ªtico del que hoy no puede escapar. El d¨ªa en que Bossi hablara como una persona normal, el silencio atronar¨ªa. en derredor.
Umberto Bossi se despide, tras dos horas y media de combusti¨®n org¨¢nica, de un p¨²blico complacido pero poco ansioso, vomitando venablos contra la capital. "No daremos m¨¢s de comer a la loba de Roma. ?Viva la independencia de la Padania!". ?Pero, en cu¨¢l e sus posibles versiones?.
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