La Espa?a real

Espa?a no debe ser entendida de ninguna manera como una realidad uniforme, homog¨¦nea y exclusiva. En Espa?a viven diferentes lenguas, culturas, sensibilidades y percepciones, sobre lo que debe ser y por d¨®nde debe caminar el pa¨ªs. Hay tantas Espa?as como ciudadanos espa?oles. El nacionalismo espa?ol m¨¢s cuartelero y visceral ha identificado tradicionalmente la idea de Espa?a como una sacrosanta continuaci¨®n de las uniformadoras glorias militares castellanas, una Espa?a de ra¨ªces castellanas y horizontes imperiales. Frente a este nacionalismo pancastellanista, que ya sabemos todos a lo que ha llevado, se hacen hoy m¨¢s que nunca necesarios el consenso y la aceptaci¨®n sin ambages de la realidad existente, de la Espa?a real, de la Espa?a multicultural y multiling¨¹e que en realidad existe. Entiendo los recelos que esto pueda producir en una parte importante de la poblaci¨®n espa?ola, en esa parte altamente sensibilizada por la existencia de nacionalismos perif¨¦ricos en algunos casos harto beligerantes con el poder central y la idea de Espa?a, pero estos mismos recelos son uno de los mayores obst¨¢culos con los que se encuentra Espa?a en su camino por ser un pa¨ªs abierto a todos en el que sus diferentes lenguas, culturas y sensibilidades convivan de una vez por todas -ya va siendo siglo- en igualdad de condiciones y lejos de cualquier tipo de discriminaci¨®n.-