"Acaba una situaci¨®n artificial, parad¨®jica y necia"
Camilo Jos¨¦ Cela, a punto de cumplir 80 a?os, recoge el martes el Premio Cervantes, un galard¨®n, el m¨¢s importante de la literatura castellana, que le ha tardado en llegar. Con el Nobel en la mano desde 1989, los a?os de espera del Cervantes han sido un tiempo de guerra soterrada que el escritor cree que ha sido ficticia. Discutido y pol¨¦mico, autor de un centenar de obras (La familia de Pascual Duarte lleva 209 ediciones y ha sido traducida a toda las lenguas), Cela parece aburrido de escandalizar. El gran provocador templa hoy los ¨¢nimos con mejor humor del que suele exhibir p¨²blicamente.Pregunta. Cuando el martes reciba de manos del Rey Premio Cervantes, ?sentir¨¢ que por fin ha ganado el pulso a la cultura oficial?
Respuesta. No, mujer. En ning¨²n caso. Ser¨ªa un error que me lo planteara as¨ª. No creo que esa cultura oficial haya ido contra m¨ª. Otra cosa es que haya habido alg¨²n ministro semibotarate en mi contra, pero en ning¨²n caso lo he entendido como un pugilato y ser¨ªa un error por mi parte entenderlo as¨ª. Hab¨ªamos llegado a un callej¨®n sin salida, ?No le parece? Era de tontos. Se cre¨® una situaci¨®n parad¨®jica. Cuando no me lo daban a?o tras a?o yo me alegraba como defensor de la tradici¨®n. Cuando me lo dieron, me alegr¨¦ de que se rompiera esa tradici¨®n. Era una situaci¨®n artificial, parad¨®jica y necia.
P. ?Es la misma situaci¨®n que mantiene con los escritores j¨®venes espa?oles, a los que ha echado usted en cara que le negaran por sistema el pan y la sal?
R. All¨¢ ellos. Algunos hicieron declaraciones alegr¨¢ndose mucho de que no se me diera el Cervantes. Creo que siguen las pautadas normas de Freud y conmigo quieren enterrar al padre. Yo no necesit¨¦ enterrar a nadie. Quiero decir que yo ten¨ªa la suficiente seguridad en m¨ª mismo como para no tener que matar a nadie para hacerme un sitio en un escalaf¨®n que, por otra parte, creo que no deber¨ªa de existir, porque la literatura es un arte en el que cabemos todos.
P. ?No cree que tiene usted una personalidad tan arrogante que a veces impide que se le reconozca su valor literario?
R. Seguramente, pero yo soy as¨ª. Es como culpar a alguien de ser rubio o moreno. Tambi¨¦n es arrogante Paco Umbral, y es m¨¢s joven que yo. Es igual que cuando la gente se escandaliza. Siempre he dicho que en Espa?a es mayor el n¨²mero de los escandalizables que los escandalizadores.
P. Eso es perfecto para usted, que siempre se ha divertido provocando.
R. Es que es muy divertido. Y no me canso de hacerlo con el paso de los a?os.
P. ?Era tambi¨¦n una provocaci¨®n decir que el ¨²nico espa?ol que est¨¢ en su sitio es el Rey?
R. Qu¨¦ va. Eso lo dije en serio. F¨ªjese que ¨¦l llega en un momento en el que nadie est¨¢ en su sitio. Hasta los gobernadores civiles eran militares. De locos. No me dir¨¢ que eso no era estar fuera de lugar.
P. Con los pol¨ªticos, al menos con los socialistas, tampoco ha mantenido usted excelentes relaciones.
R. Es que, en general, son gente de segunda o de tercera fila, salvo excepciones. Y debe haber una o dos excepciones. Tampoco hay que extra?arse porque es algo que pasa en todo el mundo.
P. ?Con la llegada del PP, cree que va a mejorar el panorama?
R. No es dif¨ªcil que mejoren las cosas. En esta etapa la corrupci¨®n ha llegado a ser el deporte nacional y, si los nuevos gobernantes son m¨ªnimamente honestos, acabar¨¢n triunfando. Y no culpo a todos los socialistas. Nada m¨¢s lejos de mi ¨¢nimo, que quede claro. Lo que pido es honestidad.
P. ?Esa falta de valoraci¨®n por los pol¨ªticos fue la que le llev¨® a formar parte de la Asociaci¨®n de Periodistas Independientes?
R. Entr¨¦ porque un d¨ªa nos reunimos un grupo de amigos en Marbella y la idea surgi¨® tomando unas copas. Acept¨¦ la presidencia honor¨ªfica porque son todos muy amigos m¨ªos.
P. ?Y sigue usted formando parte, pese a las discrepancias que ha habido entre algunos de los fundadores?
R. S¨ª. No es que siga con entusiasmo porque para eso tendr¨ªa que ser m¨¢s joven, pero ah¨ª estoy.
P. Hace tiempo que tampoco escandaliza a las feministas.
R. Es que depende de qui¨¦n tenga enfrente. Siempre digo que da gusto con vosotras: est¨¢is bien dise?adas, da gusto veros, pero luego est¨¢is llenas de baches, creo que falla el acabado. Un d¨ªa me vino una de esas feministas agresivas y va y me pide que escoja tres animales. Reconozco que era un trapo demasiado f¨¢cil. La respuesta m¨ªa fue: por este orden, el perro, la mujer y el caballo. No veas c¨®mo se puso, pero es que yo tengo hace tiempo la teor¨ªa de que en Madrid todo el mundo sale para que le den.
P. Extremismos al margen, s¨ª extra?a que, por ejemplo, en la Academia de la Lengua no haya en este momento ninguna mujer.
R. ?sa es otra historia. Hab¨ªa dos y se han muerto. No discuto que la mujer tenga los mismos derechos que el hombre. De verdad que no creo que haya nadie capaz de discutir eso, pero otra cosa es ser iguales, que es otro concepto. Lo de la Academia creo sinceramente que no es un asunto de machismo. Busquemos nombres: Ana Mar¨ªa Matute, Carmi?a Mart¨ªn Gaite y... ah¨ª acabamos. Y si se quiere llevar a una representante de la nobleza, ah¨ª est¨¢ Cayetana de Alba, pero bueno, eso ser¨ªa a t¨ªtulo puramente decorativo. Habr¨ªa mujeres, posiblemente, pero no se pueden forzar las cosas. Yo creo que la mujer no debiera de admitir lo de la cuota del 25%. Estoy tan en contra de eso como del d¨ªa de la mujer, del d¨ªa del perro o del d¨ªa del subnormal profundo. Si la mujer es importante, ?por qu¨¦ un 25% y no m¨¢s? Y si es tonta, igual, ?por qu¨¦ un 25%? La igualdad debe de mantenerse a diario y reconociendo a cada uno, hombre o mujer, lo que se merece.
P. ?Sigue trabajando en su autobiograf¨ªa?
R. Escrib¨ª dos tomos. En el primero llegaba hasta los nueve a?os y en el segundo contaba desde mi llegada a Madrid hasta el a?o 42, con todos los a?os tan dram¨¢ticos de la guerra... Estas situaciones tensas son un gran aprendizaje. No se puede decir que la guerra es preciosa, porque no se entender¨ªa, pero lo digo en el sentido de que te fuerza a desarrollarte intensamente. Me refiero a guerras como aqu¨¦lla, no a las de dar un bot¨®n y producir la masacre. Pero en una situaci¨®n l¨ªmite como aqu¨¦lla, en la que yo ya ten¨ªa 20 a?os, uno ve, de golpe, que muchas cosas que cre¨ªa importantes se te caen al suelo y otras que no valorabas se ponen en cabeza de tu escala de valores.
P. ?Tambi¨¦n sigue trabajando con el diccionario geogr¨¢fico?
R. Es un diccionario geogr¨¢fico popular de Espa?a en varios vol¨²menes. Est¨¢ en fase de preparaci¨®n y puede ser muy bonito porque toda la dictadolog¨ªa t¨®pica (refranes, cantares, proverbios) fue arrastrada con la industrializaci¨®n. Lo estoy haciendo con un equipo de licenciados que est¨¢n investigando y es un trabajo tan bonito como dif¨ªcil. El primer tomo trata de la teor¨ªa general y Espa?a y el segundo, de la Comunidad de Madrid, pero no creo que salgan antes de un par de a?os.
P. ?Tiene abandonada la creaci¨®n literaria pura y dura?
n Un d¨ªa de estos me voy a poner otra vez con Madera de boj, a ver si soy capaz de seguir. Me remuerde la conciencia, pero se me atragant¨®. La interrump¨ª cuando me dieron el Nobel y ah¨ª sigue. El Nobel lo distorsiona todo porque es como un cataclismo. Creo que lo que tengo escrito no me va a servir porque se iban a notar mucho las suturas. Pero bueno, empiezo de nuevo tan ricamente porque soy un gran trabajador.
P. Qu¨¦ tiempo dedica diariamente a escribir?
R. Pues todo el d¨ªa. Ya sabe que mi mujer y yo vivimos en el campo, en Guadalajara. Me levanto pronto para la costumbre de este pa¨ªs, entre las 8.00 y las 8.30. Despu¨¦s de lavarme y desayunar, me pongo a trabajar. Doy un vistazo a un par de peri¨®dicos, miro el correo, que la mayor parte son obviedades, y ya escribo. Al mediod¨ªa doy un paseo. Como y duermo la siesta para ponerme despu¨¦s a escribir. Y lo hago a mano. Ni ordenador ni m¨¢quina. Me da igual bol¨ªgrafo, l¨¢piz o pluma. Lo ¨²nico que quiero es que sea un cuaderno de esos de la escuela, para que no se me pierdan las cuartillas.
P. ?Recibe muchas cartas de j¨®venes escritores para pedir consejo o para que lea su obra?
R. No. Creo que saben que yo no hago eso. Recibo m¨¢s un tipo de cartas que pueden calificarse de insensatas: me piden dinero para un piso, para un viaje. Tengo muchas cartas de amor y tambi¨¦n amenazas de muerte. Cuando me dieron el Nobel recib¨ª una carta de un se?or de la India pidi¨¦ndome dinero para casar a su hija. Otro de la Mongolia exterior me contaba que necesitaba cambiar el coche. Y lo lamento, pero yo no pago vicios.
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