Gan¨® la pegada
Laudrup. ?Qu¨¦ manera de jugar! Dan ganas de irse a Jap¨®n tras ¨¦l, o cuando menos de comprar la Liga japonesa, ahora que la nuestra se est¨¢ poniendo tan cara. Nada mas empezar rob¨® un bal¨®n y lo estrell¨® en el larguero. De ah¨ª en adelante todo fue. un recital hasta que, pasada la hora de partido, empez¨® a acusar la fatiga. Tiene un pie fuera y quiz¨¢ eso le ayuda, porque no siente ya como suyas las histerias que agarrotan al club. Nos queda poco tiempo, as¨ª que goc¨¦moslo.Lard¨ªn. Velocidad y contundencia. Encontr¨® dos fisuras y solt¨® sendos disparos cruzados, duros y abajo, donde m¨¢s duele., En la Copa ya demoli¨® al Madrid, en la ida y en la vuelta, y en la Liga ha completado el estropicio. Tiene el aire de los grandes extremos izquierda del pasado, pero es un jugador de plena utilidad en el f¨²tbol de hoy.
Bien agrupado. A pesar de que Laudrup sembr¨® el p¨¢nico a r¨¢fagas en sus filas, el Espanyol fue en general un equipo bien agrupado, con la defensa organizada y salidas hacia arriba con balonazo largo en busca del impagable Urz¨¢iz, que hizo un partido antol¨®gico.
Sin ataque. Con Amavisca falto de forma y colocado demasiado arriba y demasiado dentro al Madrid le falt¨® referente en el ataque. Ra¨²l se qued¨® s¨®lo como ausente y s¨®lo se dej¨® ver a ratos o en el arre¨®n final, cuando se vio acompa?ado de Iv¨¢n. Durante gran parte del encuentro el buen juego de Laudrup se diluy¨® en la barrera de espa?olistas que le separaban de Ra¨²l.
Iv¨¢n P¨¦rez. La buena noticia para el Madrid. El hermano de Alfonso entr¨® en el partido en -un mal momento, con un equipo que tend¨ªa a precipitarse. Mostr¨® codicia y visi¨®n de remate. No marc¨® pero encontr¨®, resquicio para disparar a puerta varias veces y dej¨® la impresi¨®n de que es un delantero con mucha p¨®lvora.
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