Sentencia contra la mesa camilla
Si uno se fia de los analistas de televisi¨®n, Turno de oficio II no puede calar en la audiencia. Los analistas aseguran que la mayor¨ªa de los espectadores del prime time son mujeres mayores de clase media baja, amas de casa aburridas que hallan en el zaping un consuelo para su soledad. Con estos datos, en lugar de captar nuevos espectadores -es decir, producir espacios de calidad capaces de atraer a quienes han sido espantados por lo que escupen las pantallas- se dirigen al gusto conservador del p¨²blico ya existente, creando un peligroso proceso de alimentaci¨®n que nos condena a ver peor televisi¨®n d¨ªa a d¨ªa. As¨ª las cosas, abundan las telecomedias de familias unidas, vecinos de adosado y conflictos hogare?os m¨¢s viejos que la tos en formato de mesa camilla.Turno de oficio II escapa a la prieta faja sociol¨®gica de los analistas, porque los personajes que refleja son pillos, divorciados, defensores de los derechos humanos..., representantes de una f¨®rmula m¨¢s progresista que la de taxistas, farmac¨¦uticos, estanqueras y m¨¦dicos de familia cat¨®dicos.
El primer episodio (TVE-1; s¨¢bados a las 22.45) tiene todo el tufillo de cap¨ªtulo piloto, con la presentaci¨®n de los personajes secundarios de un juzgado madrile?o y la resituaci¨®n ideol¨®gico-personal de los protagonistas: El Chepa (Galiardo), un ahogado tah¨²r capaz de perder parte de su bufete en una partida de p¨®quer; Cosme (Echanove), un juez en crisis matrimonial que pide el traslado a Madrid para descubrir los cambios que ha sufrido la ciudad y ¨¦l mismo, y Eva (Carmen El¨ªas), dimisionaria compulsiva fiel a sus valores de compromiso con la sociedad, no con la burocracia.
Tres grandes actores se hacen con el peso espec¨ªfico de la serie, a la que s¨®lo cabe echarle en cara -vista su primera entrega- una trama con mayor empaque (al parecer, se crece a medida que avanza y se incorporan firmas como Miguel ?ngel Fern¨¢ndez, Jorge Barriuso, Jos¨¦ ?ngel Esteban y Carlos L¨®pez) y, sobre todo, una realizaci¨®n m¨¢s arriesgada, con m¨¢s ritmo, con una planificaci¨®n detallada que supere los t¨ªpicos barridos urbanos en los planos de transici¨®n o los planos medios tan queridos por los realizadores de este medio.
A los analistas, Turno de oficio II les debe parecer una serie de alto riesgo, casi un experimento de esos que s¨®lo una cadena p¨²blica puede permitirse. Y aqu¨ª tenemos dos. Por ahora.
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