Una discreta revoluci¨®n
Las urnas producen un cambio hist¨®rico pese a que los ciudadanos votaron casi igual que hace dos a?os
Italia vot¨® hace dos a?os y el experimento de Silvio Berlusconi se estrell¨® a los siete meses, cuando se rompi¨® la coalici¨®n de Gobierno del centro derecha. El domingo vot¨® de nuevo y se ha producido una modesta revoluci¨®n: la izquierda ha llegado, por fin, al poder, bien que ataviada con una diversidad de centros y sometida al apoyo y marcaje de Refundaci¨®n Comunista, sin la cual no hay supervivencia posible en las c¨¢maras. Y todo este viraje se consigue con una ciudadan¨ªa que ha votado lo mismo b¨¢sicamente que en 1994. El nuevo milagro italiano, este transformismo de las urnas se ha conseguido cambiando de sitio a algunos de sus protagonistas.Forza Italia, de Silvio Berlusconi, no s¨®lo no se ha hundido, sino que ha mantenido virtualmente hasta el ¨²ltimo sufragio; Alianza Nacional, en cambio, por aquello que dijo Tocqueville de "las expectativas frustradas", es hoy un gran perdedor a pesar de haber aumentado m¨¢s de dos puntos; su l¨ªder, Gianfranco Fini, parec¨ªa ayer, en una conferencia de prensa en Roma, oficiar en su propio funeral de tanto darse a s¨ª mismo el p¨¦same, pero ello no quita que haya pasado, del 13,5% al 15,7% de sufragios; los democristianos del Polo, que en 1994 iban por su cuenta, se han defendido dignamente con casi un 6%. ?D¨®nde anida, pues, el desastre?.
En que la Liga Norte, el partido que propugna un federalismo de caja o faja -si es faja, la separaci¨®n del resto de Italia-, que hace dos a?os flanqueaba a Berlusconi, hoy va solo, en equidistancia de Polo y Olivo.
Y su l¨ªder, Umberto Bossi, con m¨¢s del 10% de votos -casi dos puntos de aumento-, a¨²n rabia pensando que la gran victoria, el bingo federal, se le ha escapado por los pelos: un empate perfecto entre las dos coaliciones, que no permitiera a ninguna de ellas formar Gobierno, y a ¨¦l, imponer su ley, la de la Padania, la presunta naci¨®n longobarda y ostrogoda, formada por Piamonte, Lombard¨ªa y V¨¦neto, que durante varios siglos form¨® parte del Sacro Imperio mientras los italianos se entreten¨ªan inventando el Renacimiento.
Hacia la izquierda ocurre otro tanto. El Partido Democr¨¢tico de la Izquierda (PDS), ex comunista, de Massimo d'Alema, repite resultados ligeramente al alza, entre el 21% y 22%, lo que le coloca delante, pero en una sustancial paridad con Forza Italia. En su acopio de laicos y democristianos, es decir, centros diversos, que no ten¨ªa a su lado en 1994, demuestra haber hecho un razonable buen negocio, pero nada m¨¢s.
Lamberto Dini, cuyo partido, Renovaci¨®n Italiana, se resume en una foto de s¨ª mismo acudiendo a reuniones del G-7 (los pa¨ªses m¨¢s industrializados del mundo) y code¨¢ndose con Helmut Kohl, el canciller alem¨¢n, en los grandes expresos europeos, ha pasado del 4% y, por tanto, superado la barrera, del proporcional para entrar en el Parlamento; la lista democristiana de Romano Prodi, futuro jefe de Gobierno, m¨¢s los laicos de Antonio Maccanico se ha comportado decentemente, pero sin pasarse, con casi el 7% de sufragios.
En la particular batalla entre democristianos del Polo y del Olivo, los primeros que parec¨ªan acudir como corderitos al sacrificio se han defendido como gatos monteses. Puede decirse que el voto de la antigua De mocracia Cristiana se ha repartido 551 45 a favor del dentro izquierda, lo que deja el presunto tir¨®n electoral de Prodi en una cierta modestia aritm¨¦tica. Mejor para D'Alema que no ha de temer ahora ha ber creado al monstruo del doctor Frankenstein.
Y todos ellos, reunidos en la coalici¨®n del Olivo, se ven ahora aherrojados a un precioso cautiverio de Refundaci¨®n Comunista que, con su 8% largo, -contra un 6% en 1994- , hace cundir sus votos m¨¢s que nadie.
Es, por tanto, un doble cambio de posici¨®n, pero casi no de sufragios, lo que convierte una victoria, m¨¢s que confortable del grupo conservador hace dos a?os en un triunfo, justo pero funcional, de los progresistas. La Liga que elige la soledad de la independencia en las c¨¢maras y la amenaza de la independencia en el aire, y Refundaci¨®n, que, sin estar formalmente en el Olivo, gracias al acuerdo de apoyo con el centro izquierda se convierte en hacedor de reyes, son las dos pujanzas del d¨ªa.
La derrota del Polo, finalmente, que en la contabilidad estricta de las urnas parece soportable -Berlusconi aguanta, Fini sube-, es, sin embargo, pol¨ªticamente clamorosa. El 21 de abril parece probar que Forza Italia est¨¢ en su techo, por mucho que Berlusconi exprima a¨²n m¨¢s la televisi¨®n el n¨²mero de votos medi¨¢ticos tiene un l¨ªmite. Pero, sobre todo, es el frenazo al presumido aceler¨®n de Fini lo que deja al centro derecha en una posici¨®n acrob¨¢tica de aquellas que hacen pronosticar que todo lo que sube, inevitablemente, acaba por caer.
Gianfranco Fini empieza a temer que en ltalia no exista la paciente conquista del sufragio; y que los partidos-milagro crecen, a riesgo de desaparecer como pompas de jab¨®n, con la velocidad que los juegos de manos exigen. El l¨ªder posfascista no pod¨ªa esperar mejor momento que ¨¦ste: un l¨ªder, Berlusconi, exhausto, con el fantasma en el horizonte de diversos procesos por venir, que se mov¨ªa inquieto entre el aqu¨ª y la nada, el propio elemento de novedad atl¨¦tica y ejecutiva que Fini representaba; pero la derecha, aunque no sea necesariamente antidemocr¨¢tica, sin, enjuagues de centrismo, sin malabarismos televisivos o sin el apoyo, siquiera t¨¢cito, de la curia, tiene unas posibilidades de crecimiento desmejoradas.
Y si es dudoso el futuro de Berlusconi como aburrido e inconstante jefe de la oposici¨®n, el de Fini, como el caballo que piafa en el corral sin pista para correr, parece tambi¨¦n poco prometedor. A este pol¨ªtico de raza, que s¨®lo sabe de partidos, convenciones, campanas, debates y reservada nostalgia, le queda, con todo, su juventud. Con 44 a?os puede esperar a que fracase la reforma venida de la izquierda, y en su intensa marcha hacia el poder, qui¨¦n sabe si dar alg¨²n d¨ªa un que otro volant¨ªn hacia el centro. Pero mientras Forza Italia aguante, eso le va a ser dif¨ªcil.
El Gobierno de Prodi-D'Alema contar¨¢ con un periodo de gracia. El que tarde Refundaci¨®n en querer cobrar los servicios prestados. La izquierda-centro m¨¢s que el centro izquierda recibe ahora un mandato para gobernar en Italia. Y aunque la paz que reina en los corazones en este d¨ªa de victoria y de derrota apenas lo delate, se trata de un prudente cataclismo hist¨®rico.
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