Chern¨®bil recuerda su drama con otra fuga radiactiva
El mundo mira con recelo y temor a la central at¨®mica que explot¨® en 1986 y sigue abierta
Los carillones de miles de ciudades sonar¨¢n hoy a las doce del mediod¨ªa en recuerdo de la tragedia de Chern¨®bil, respondiendo a una llamada de la Unesco. Se cumplen 10 a?os del horror, de la peor cat¨¢strofe en la historia nuclear civil:la explosi¨®n del reactor 4 de la central at¨®mica V. I. Lenin, en territorio de Ucrania, que se inaugur¨® tres a?os antes y de la que la URSS se sent¨ªa especialmente orgullosa. Lo l¨®gico ser¨ªa pensar que de la cat¨¢strofe se ha aprendido mucho. Pero dos de los cuatro reactores de Chern¨®bil siguen abiertos, porque Ucrania y el G-7 no se ponen de acuerdo en negociaciones monetarias. Es m¨¢s: la central ha celebrado el d¨¦cimo aniversario de modo macabro. En la noche del mi¨¦rcoles se registr¨® otra peque?a fuga radiactiva.
El ¨²ltimo susto de ese fantasma llamado Chern¨®bil super¨® de dos a siete veces los niveles permitidos de radiactividad en el interior de la instalaci¨®n, aunque parece que no ha afectado al personal. El incidente se produjo precisamente durante el cambio de uno de los elementos del filtro del defectuoso sarc¨®fago que recubre el reactor que explot¨® y unas 200 toneladas de material altamente radiactivo.?Cu¨¢les han sido las consecuencias del desastre y qu¨¦ se ha aprendido? En Espa?a, el Consejo de Seguridad Nuclear, el Foro Nuclear y organizaciones ecologistas como Greenpeace, Coda y Aedenat han publicado trabajos haciendo balance. Los principales informes de conclusiones han sido elaborados por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), la Comisi¨®n Europea y el Organismo Internacional de Energ¨ªa At¨®mica (OIEA).
Todos coinciden en algo: no ha sido solamente el peor accidente nuclear, con una emisi¨®n de radiactividad 200 veces mayor que la de las bombas de Hiroshima y Nagasaki juntas, sino que en t¨¦rminos de significaci¨®n pol¨ªtica, distorsi¨®n econ¨®mica y efectos sobre la salud ha sido el peor accidente industrial de la historia.
Pero seguramente las mayores cicatrices est¨¢n en las mentes de la gente. Sobre todo porque las autoridades sovi¨¦ticas ocultaron el accidente varios d¨ªas y porque la central sigue abierta.
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