55 d¨ªas para un pacto
EL PACTO cerrado ayer -despu¨¦s de un tira y afloja que ha durado 55 d¨ªas- entre los negociadores del Partido Popular y Converg¨¨ncia i Uni¨® proporciona una base suficiente para que los dirigentes nacionalistas obtengan el consenso de los ¨®rganos de decisi¨®n de los dos partidos coligados y asegura as¨ª la investidura de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como presidente del Gobierno. Pero es todav¨ªa demasiado pronto para medir el, alcance exacto de las modificaciones que producir¨¢ en el conjunto del Estado de las autonom¨ªas.Calificar de hist¨®rico este pacto es probablemente tan prematuro como minimizarlo o como levantar suspicacias sobre los efectos que vaya a tener para el mantenimiento de la cohesi¨®n social y territorial o la aparici¨®n de para¨ªsos fiscales dentro de Espa?a. Es, en cambio, perfectamente leg¨ªtimo y pertinente preguntarse y sobre todo preguntar al pr¨®ximo presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, como lo ha hecho el presidente saliente 24 horas antes de cerrarse el acuerdo, sobre la justificaci¨®n del nuevo sistema de financiaci¨®n, su coste, las partidas presupuestarias que sufrir¨¢n un recorte para sufragarlo y el resultado final en t¨¦rminos de distribuci¨®n de recursos. A todas estas preguntas tan escasamente aclaradas hasta ahora por los negociadores deber¨¢ responder Aznar en su discurso de investidura.
El cap¨ªtulo m¨¢s sustancial del pacto es la reforma del sistema de financiaci¨®n auton¨®mica. Pero el baile de cifras, muchas veces desproporcionadas, ha desvirtuado en parte el propio car¨¢cter del acuerdo. Al principio de la negociaci¨®n algunos dirigentes d¨¦ CiU se vieron tentados por la b¨²squeda de un pacto que significara casi exclusivamente un inmediato incremento de los recursos disponibles, para contribuir as¨ª a taponar la deuda y el d¨¦ficit de la Generalitat, el m¨¢s alto y m¨¢s alejado del criterio de Maastricht de entre todas las comunidades aut¨®nomas. Finalmente se impuso la idea de obtener un sistema estable que consolidara el Estado auton¨®mico y proporcionara nuevos instrumentos al autogobierno. Era m¨¢s dif¨ªcil, pero permit¨ªa albergar mayores expectativas de estabilidad al Gobierno de Aznar. El inicial pacto financiero se ha visto as¨ª acompa?ado de todo un conjunto de modificaciones, algunas de car¨¢cter muy simb¨®lico, que facilitan la aceptaci¨®n de la investidura por parte del electorado y las bases nacionalistas.
Este es el caso de la supresi¨®n de los gobernadores Civiles como representantes pol¨ªticos del Estado y su transformaci¨®n en altos funcionarios con menor rango protocolario y escasos medios de representaci¨®n.Simplifica la Administraci¨®n p¨²blica, no elimina la representaci¨®n del Estado en las provincias y se corresponde mejor con la estructura del Estado auton¨®mico. La transferencia de la competencia sobre, el tr¨¢fico -que seguir¨¢ vigilado por la Guardia Civil-, la adscripci¨®n de nuevos recursos a la normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica, la transferencia de las pol¨ªticas activas del Inem o la gesti¨®n auton¨®mica de los puertos forman parte de este paquete de acompa?amiento. Ninguna de ellas parece, en principio, que vaya a romper elementos imprescindibles de la estructura del Estado, sobre: todo si se establecen las l¨®gicas cautelas para mantener los sistemas de informaci¨®n, coordinaci¨®n y solidaridad. Tampoco rompe nada sustancial, sino al contrar¨ªo: el acuerdo de supresi¨®n del servicio militar obligatorio en seis a?os -con el compromiso de, elaboraci¨®n de la ley en dos a?os y de aplicaci¨®n cuatro a?os m¨¢s tarde-, que colma un elemento de enorme popularidad del programa de CiU.
Cumplir con Maastricht
Especialmente significativa es, sin embargo, la incorporaci¨®n de un representante de las autonom¨ªas espa?olas como adjunto al representante permanente de Espa?a en la Uni¨®n Europea, concretamente en las reuniones del llamado Coreper (Comit¨¦ de Representantes Permanentes), que se re¨²ne semanalmente en Bruselas y constituye el ¨®rgano de seguimiento y de decisi¨®n cotidiana m¨¢s importante de la UE. Este s¨ª es un paso hacia la federalizaci¨®n del Estado, que elimina mediaciones in¨²tiles entre unas comunidades aut¨®nomas con competencias afectadas por la legislaci¨®n europea y las instituciones de la UE. No es un detalle insignificante que estos acuerdos auton¨®micos se vean acompa?ados por un serio compromiso de las dos fuerzas sobre la convergencia europea y la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico.En cuanto al n¨²cleo del pacto, el nuevo sistema de financiaci¨®n significa la ampliaci¨®n del tramo del IRPF (impuesto sobre el rendimiento de las personas f¨ªsicas) cedido a las autonom¨ªas del 15% al 30%; la desaparici¨®n o neutralizaci¨®n de los topes de recaudaci¨®n que limitaban en el sistema anterior la posibilidad de que a un mayor esfuerzo fiscal correspondiera una mayor recaudaci¨®n auton¨®mica; la capacidad normativa de las comunidades auton¨®mas sobre los impuestos cedidos y compartidos, cuesti¨®n que permite desarrollar una cierta competencia, fiscal y que algunos descalifican con el temor a para¨ªsos fiscales, y la participaci¨®n de las autonom¨ªas en la Agencia Tributaria, en consonancia con la corresponsabilidad fiscal creada por el nuevo sistema.
El monto final de la operaci¨®n y el incremento concreto en la financiaci¨®n de cada comunidad en los dos primeros a?os de implantaci¨®n del nuevo sistema, con ser importante, no forma parte de lo sustancial y ser¨¢ incluso mucho menor de lo que pintaban algunas evaluaciones precipitadas, aunque merece naturalmente las explicaciones pertinentes.
Una parte del acuerdo se desarrollar¨¢ en la discusi¨®n de los Presupuestos de 1997 y otra necesitar¨¢ probablemente plazos m¨¢s amplios a lo largo de la legislatura. Hasta tal punto es dif¨ªcil evaluar la dimensi¨®n econ¨®mica exacta e incluso el buen funcionamiento del nuevo sistema que habr¨¢ que esperar a los resultados de recaudaci¨®n efectiva (es decir, el esfuerzo fiscal de cada autonom¨ªa), a la vista del crecimiento real de la econom¨ªa espa?ola, para sacar las cuentas exactas. En cualquier caso, las dos fuerzas pol¨ªticas que suscriben este pacto est¨¢n comprometidas seriamente con el cumplimiento de los compromisos de Maastricht y deben explicar con detalle la compatibilidad entre el acuerdo y el objetivo de reducci¨®n del d¨¦ficit.
Aunque estamos ante un pacto de investidura con vocaci¨®n de cierta duraci¨®n, todo conduce a pensar que su desarrollo y seguimiento, principalmente en tomo a las negociaciones presupuestarias, ser¨¢n tan importantes como la larga negociaci¨®n ahora culminada. El PP y CiU no culminan en realidad un camino, sino que justamente lo empiezan.
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