El ojo del monstruo
El primer fot¨®grafo de Chern¨®bil, v¨ªctima de la radiactividad, vuelve al infierno
?gor Kostin, de 60 a?os, es fot¨®grafo. Hace 10 tom¨® las primeras im¨¢genes de la explosi¨®n en la central nuclear de Chern¨®bil (Ucrania) y qued¨® contaminado de radiactividad. El mes pasado, volvi¨® a absorber m¨¢s radiaciones, al plantarse ante el sarc¨®fago de Chern¨®bil y fotografiar el punto preciso en que comenz¨® el desastre.Todo, por concluir a lo grande el libro de instant¨¢neas de ese infierno, que ha ido completando a lo largo de a?os de trabajo y enfermedad. Kostin no tiene mal aspecto. Es grande y atl¨¦tico. Pero est¨¢ marcado.
"Mis nervios fueron golpeados por la radiaci¨®n", dice. "Reacciono a todo como una cerilla encendida". Se le diagnostic¨® una dolencia nerviosa que afecta a su presi¨®n sangu¨ªnea. Le han tratado por radiactividad en K¨ªev, Hiroshima y Mosc¨². "Deber¨ªa volver al hospital", dice. "Pero odio los hospitales".
Cuando el 4 de abril de 1986 se produjo la cat¨¢strofe en Chern¨®bil, las autoridades intentaron mantenerlo en secreto. Con toda discreci¨®n, avisaron a los servicios de emergencia. "Uno de los pilotos de helic¨®ptero encargados de las primeras misiones de extinci¨®n", recuerda Kostin, "me llam¨® y me dijo que algo hab¨ªa pasado en Chern¨®bil, anque no sab¨ªa qu¨¦. Fui con ¨¦l".
Kostin recuerda la nube t¨®xica en que se sumergi¨® el helic¨®ptero sobre la central, y c¨®mo la tripulaci¨®n cantaba en voz alta los datos de radiactividad indicados por un contador Geiger "Desatornill¨¦ la portezuela y saqu¨¦ la c¨¢mara para la captar imagen. Fue est¨²pido", relata Kostin. Qued¨® expuesto a la radiaci¨®n, y la c¨¢mara qued¨® da?ada y la pel¨ªcula velada.
Pero volvi¨® a la central. Hizo muchas fotos. Y, cuando concluyeron las tareas de extinci¨®n, estuvo semanas subi¨¦ndose al techo del reactor, donde el sistema electr¨®nico de los robots all¨ª situados hab¨ªa quedado descompuesto por la radiactividad. instancias de las autoridades militares, fotografi¨® "cada pulga de desechos, a fin de poder salvar a los soldados que actuaba como liquidadores", dice Kosti A los siete meses, tuvo que ser hospitalizado. Las im¨¢genes sirvieron luego en favor de las v¨ªctimas, impidiendo el silencio oficial.
Kostin parece no s¨®lo haber querido retratar al monstruo sino el ojo del monstruo. "Yo sab¨ªa que all¨ª yo estaba viendo algo que nadie hab¨ªa visto antes", resume.
Copyright Washington Post.
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