El Madrid ensucia su reputaci¨®n
Caja San Fernando, en un gran partido, saca a los blancos de la Liga Europea
SANTIAGO ROLD?N
El Madrid ensuci¨® anoche su reputaci¨®n. Fue un equipo insolvente. El mismo equipo indefinido, entregado a la improvisaci¨®n, inconstante y veleidoso que tan mala pinta ha aireado en momentos clave de la temporada. Ayer tambi¨¦n acudi¨® a una cita trascendente y se escurri¨® por el sumidero del partido. Se despidi¨® del t¨ªtulo a las primeras. de cambio, tras un juicio sumar¨ªsimo. Se agarr¨® fuertemente a Arlauckas, pero el neoyorquino falt¨® al tramo decisivo del pleito: su sobrecarga de personales le convirti¨® en un figurante en la bombilla. El Arlauckas rotundo y concluyente que acudi¨® al choque (29 puntos), se diluy¨® en los minutos decisivos. Aunque a decir verdad, no cay¨® el Madrid por los errores propios, sino por la productiva factor¨ªa de aciertos de Michael Anderson, Kidd, Scott y compa?¨ªa.El Caja. San Fernando, un equipo sin pasado, no hall¨® mejor adversario para ensanchar su historia que el Madrid, el club m¨¢s laureado del continente. El Caja tambi¨¦n contribuye desde ayer a dar lustre a la Liga ACB, una competici¨®n que premia la igualdad con momentos como ¨¦ste. Ahora, el grupo de Petrovic tiene por delante un paisaje de lo. m¨¢s excitante. ?Estar¨¢, la Liga al alcance de un equipo entrometido? Por lo pronto, ayer dio el primer paso demoliendo la edificaci¨®n de uno de sus mejores pretendientes.
Como era l¨®gico y natural, Petrovic encarg¨® a Anderson, un prestidigitador metido a jugador de baloncesto, que pusiera dinamita en el partido. Con un hombre de tantas prestaciones, se ahorra en pizarra una barbaridad. Anderson fue a lo suyo. Y lo suyo no fue m¨¢s que agarrar el partido por banda y firmar el destierro del Madrid a la Copa Korac hora y media despu¨¦s de iniciado el segundo asalto de los cuartos de final.
Obradovic busc¨® dede primera hora una v¨ªa de agua en la estructura del Caja San Fernando. Confi¨® primero en Ant¨²nez como descubridor de los trucos de Anderson. Ant¨²nez se fundi¨® al momento, hipnotizado con los juegos malabares del base norteamericano. Laso sali¨® a la: palestra. Nada que hacer. El partido no estaba roto, pero el Madrid malviv¨ªa con las estrecheces: nunca se separ¨® en el marcador m¨¢s all¨¢ de dos puntos. Tambi¨¦n Santos recibi¨® el encargo y quem¨® algunos minutos muy ingratos persigui¨¦ndolo.
No todo funcionaba mal en los blancos. Arlauckas no perd¨ªa el tino y lleg¨® a rescatar el respeto perdido en el primer encuentro. En el aro contrario fue derterminante mientras su equipo quiso vivir de su factura, y bajo el suyo tampoco anduvo despistado. Pero el ala-p¨ªvot madridista ya no fue la agarradera cuando el Caja empez¨® a descansar sobre -una inquientante ventaja, 44-34, a falta de dos minutos para la pausa. El Madrid se aferr¨® a la periferia: Pablo Laso y Micke Simith asearon la estad¨ªstica con dos triples salvadores que devolvieron las apreturas al tanteo (45-41).El Caja, sostenido por la producci¨®n de sus tres americanos, carec¨ªa de recursos enrevesados. Anderson se?alaba jugada y Scott barr¨ªa para casa las migajas que se desprend¨ªan de los defectos, que fueron muchos (el ala-p¨ªvot fue el m¨¢ximo anotador de su equipo, con 25 puntos).
El Madrid se arrastr¨® demasiado tiempo a los pies de su rival. Siempre sometido a ventajas escuetas pero irreductibles. Estuvo a punto de resucitar en un final de: infarto: cobr¨® una ventaja (80-82) que la sobrecarga de faltas y Morales le impidieron administrar. Con el partido a- falta de un suspiro (86-84), Juanan Morales entreg¨® la pelota al verdugo, Anderson. El base se adue?¨® de la eliminatoria con una incontestable canasta que result¨®, a la postre, definitiva.
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