El arte de lo gen¨¦rico

Poca sustancia y mucho caldo. Lanz¨® algunos gui?os y pocos contenidos. Intenciones, buenas; concreci¨®n, escasa. Jos¨¦: Mar¨ªa Aznar pas¨® de puntillas sobre los temas sociales, haciendo firme profesi¨®n de fe en los grandes principios, pero sin entrar a definir los mecanismos para, llevar adelante sus intenciones. Todo tan gen¨¦rico, tan limpio y tan respetuoso que a ver qu¨¦ diputado no hubiera firmado como Suyos tan buenos prop¨®sitos.Gonz¨¢lez, por ejemplo. Gonz¨¢lez y Aznar ?estaban de acuerdo? A la vista de lo o¨ªdo, incluso puede ser que s¨ª. Adem¨¢s, que los dos, unos caballeros. Ellos y todos. Guante de seda. Aunque todo en condicional. Si lo que Aznar quiere decir es... entonces, s¨ª.

As¨ª que si de lo que habla Aznar es de pol¨ªticas activas de empleo, en eso el PSOE hasta donde haga falta. Pol¨ªticas estatales. Porque Gonz¨¢lez record¨® como e ejmplo el Instituto Federal de Empleo alem¨¢n, aunque luego cada autonom¨ªa tenga sus propias pol¨ªticas. Y si se habla de cumplimiento del Pacto de Toledo, juntos por la misma senda. ?C¨®mo no estar de acuerdo con lo que Aznar anunci¨® de mantener el poder adquisitivo de las pensiones? Promesa solemne. Garant¨ªa total.

Fue lo m¨¢s claro que dijo. Porque en lo dem¨¢s, la vaguedad y las generalidades articularon un discurso con el que tan dif¨ªcil es estar de acuerdo como estar en contra. Y tan arriesgado.

Pero ?qu¨¦ son pol¨ªticas activas de empleo? Ni el uno ni el otro lo concretaron. Es verdad que Gonz¨¢lez habl¨® de que el mercado de trabajo funciona ahora mejor que antes y tuvo elogios para sus socios de CiU que le permitieron llevar adelante las reformas. Aznar, m¨¢s cauto, habl¨® de reformas estructurales. ?Del mercado de trabajo? No lo dijo, aunque Anguita se lo pregunt¨®. Pero de empleo -as¨ª como principio- hablaron todos. Aznar plante¨® casi como innovaci¨®n la puesta en marcha de planes que llevan hecho su rodaje y que en alg¨²n caso ya est¨¢n transferidos (programas anuales de fomento d¨¦ empleo, programa nacional de formaci¨®n o contratos de aprendizaje).

Gui?os, gui?os, a quien Aznar hizo gui?os fue a las empresas. Un canto a las empresas, a la iniciativa empresarial. Pero a las privadas, porque de las p¨²blicas ya adelant¨® que lo que hab¨ªa era un plan de privatizaci¨®n. "Se est¨¢n privatizando las que dan beneficio", reconvino Anguita. Y Aznar, desde su esca?o ?asinti¨®? con una sonrisa.

Pero si, Aznar y Gonz¨¢lez pasaron haciendo quiebros sobre lo social, Anguita se despach¨® a gusto. Y record¨® para el que quisiera oirle que lo que la gente quer¨ªa saber, era precisamente qu¨¦ hab¨ªa de lo suyo. Y lo suyo era el paro, el empleo, la precariedad. Fue un intento fallido de bajar un discurso a niveles de preocupaci¨®n popular y que ¨¦l mismo termin¨® por embrollar con Maastricht, la convergencia, el d¨¦ficit, y su modelo de Estado federal, lo que permiti¨® a Aznar salir nuevamente con generalidades y llamamientos al di¨¢logo que casi parec¨ªan reconvenciones cari?osas.

Todo el discurso de Anguita estuvo centrado en intentar leer lo que Aznar hab¨ªa dicho por la ma?ana. Y en leerle sus silencios. A las generalidades de Aznar, Anguita antepuso lo concreto de las cifras y, sobre todo, de las dudas. ?Que quiere decir con la reforma de los contratos de aprendizaje? ?Y con la reforma de la Seguridad Social? ?Y hasta d¨®nde las privatizaciones? ?De qu¨¦ habla cuando menciona la reforma sanitaria?

Fueron preguntas, al final, sin respuesta. O con respuestas que lo mismo val¨ªan para un roto que para un descosido. Pero como dijo Anguita, "d¨ªas quedan". Eso, s¨ª.