Aznar, investido presidente, lleva al Gobierno al PP

El 27 de enero de 1979, en la sede de Logro?o, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar L¨®pez -25 a?os, inspector de Hacienda- pidi¨® afiliarse a Alianza Popular. Diecisiete a?os despu¨¦s, al borde de las 13.30 de ayer, Federico Trillo, el presidente del Congreso, declar¨® otorgada la confianza de la C¨¢mara, a Aznar como candidato del Partido Popular a la presidencia del Gobierno por 181 votos a favor (PP, CiU, PNV y Coalici¨®n Canaria), 166 en contra (PSOE, IU y cuatro del grupo mixto) y la abstenci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Chiquillo, de Uni¨® Valenciana. En ese momento casi todo cobr¨® valor de s¨ªmbolo en el hemiciclo.Acababan en ese instante 20 a?os de espera, y para hacerlo patente, Manuel Fraga aplaud¨ªa en la tribuna de invitados el ¨¦xito de algo que ¨¦l hab¨ªa iniciado en 1976. Felipe Gonz¨¢lez dej¨®, por ¨²ltima vez, el banco azul y cruz¨® el abismo pol¨ªtico que conduce del poder a la oposici¨®n: los 15 metros que le separaban del esca?o de Aznar. El gesto fue elegante y formalmente efusivo.

Poco antes, Aznar hab¨ªa levantado la vista hacia la tribuna de invitados y esbozado una sonrisa dirigida a su mujer, Ana, y a sus hijos Jos¨¦ Mar¨ªa y Ana, que aplaud¨ªa absorta a su padre. Todo envuelto en la ovaci¨®n del grupo popular durante m¨¢s de dos minutos con el fervor patente de quien, por fin, logra estrujar un sue?o.

Los diputados socialistas mantuvieron un silencio respetuoso y resignado, y la emoci¨®n revent¨® por los esca?os populares. Francisco ?lvarez Cascos, estereotipo de duro, abraz¨® a Aznar y no pudo evitar las l¨¢grimas. Tampoco Fraga, ni Gabino Puche, ni Neftal¨ª Isasi... Era la humanizaci¨®n de una conquista pol¨ªtica leg¨ªtima con cierto tono ¨¦pico.

El nuevo presidente se mantuvo de pie, sereno, y recibi¨® las sucesivas felicitaciones de Joaquim Molins, Julio Anguita, l?aki Anasagasti, Narc¨ªs Serra...

Cuando sali¨® del hemiciclo, Trillo y buena parte de los diputados de su grupo lo coronaron de abrazos y parabienes, y, con su mujer y sus hijos, lleg¨® al despacho del presidente del Congreso, donde se amontonaron gentes y efusiones.

Con su mujer y con sus hijos, despu¨¦s de mantener una rueda de prensa, Aznar abandon¨® el Congreso en su coche habitual. Cuando hoy suba al Mercedes que hasta ayer trasladaba a Gonz¨¢lez, ocupar¨¢ el primer rinc¨®n del poder que la soberan¨ªa popular le ha otorgado.

Las tres horas y media anteriores no pasar¨¢n a la historia del parlamentarismo. Los minutos finales las hab¨ªan eclipsado con la fuerza -estavez s¨ª- de lo hist¨®rico.

Y no porque carecieran de inter¨¦s. Jos¨¦ Carlos Mauricio, portavoz de Coalici¨®n Canaria, subi¨® a la tribuna poco despu¨¦s de la diez de la ma?ana y volvi¨® a convertir en excepci¨®n lo que debiera ser mandato insoslayable para cualquier parlamentario: trabar un discurso sin la penosa muleta de unos folios mejor o peor le¨ªdos.

Mauricio envi¨® a Gonz¨¢lez varios mensajes elegantes de despedida, con declaraci¨®n expl¨ªcita de que conclu¨ªa un "ciclo socialista altamente positivo".

Luego manej¨® el atlas pol¨ªtico y situ¨® a Canarias, con rigor profesoral, "a 1.717 kil¨®metros de donde est¨¢ Madrid", pero en el proyecto com¨²n de Espa?a y en el empe?o pol¨ªtico que supone el apoyo de su grupo al Gobierno de Aznar.

Hubo dos advertencias especiales: una, para el candidato, sobre los poderes reales que intentar¨¢n cortocircuitar su definici¨®n "de centro progresista", y otra, para el grupo catal¨¢n de CiU, al que nombr¨® como "los l6", en alusi¨®n directa al n¨²mero de diputados que lo integran, para pedir "que no se sustituya ninguna arrogancia centralista por ninguna arrogancia nacionalista".

Aznar le contest¨® largo, en muestra clara de su agradecimiento, que hizo expl¨ªcito, por haber sido el grupo canario el primero en apoyar su proyecto.

Las ¨²nicas aristas de las dos jornadas de investidura asomaron con la llegada a la tribuna de los cuatro representantes del grupo mixto. Francisco Rodr¨ªguez, del Bloque Nacionalista Galego, tuvo que escuchar dos llamadas de atenci¨®n de Trillo para que concluyera y un reproche de Aznar por lo que ¨¦l hab¨ªa entendido como postura autoexcluida de un posible di¨¢logo.

Pilar Rahola tampoco logr¨® la complacencia de Aznar, y hasta cosech¨® las protestas del grupo popular cuando afirm¨® que la mayor parte del voto en Catalu?a hab¨ªa sido contra el Partido Popular.

A Jos¨¦ Mar¨ªa Chiquillo, de Uni¨® Valenciana, le traicionaron los celos de su partido por el acuerdo del PP con el nacionalismo catal¨¢n y consigui¨® la estupefacci¨®n del hemiciclo cuando le espet¨® a Aznar que ser¨ªa presidente pocos minutos despu¨¦s "si Dios. no lo remedia".

Aznar se lo recrimin¨®, sin acritud, y el intento de enmendar el yerro empeor¨® las cosas, porque Chiquillo quiso suavizar la situaci¨®n dici¨¦ndole que ser¨ªa presidente "Dios- mediante o por la gracia de Dios".

Bego?a Lasagabaster, de Eusko Alkartasuna, mostr¨® su alegr¨ªa por la asunci¨®n expl¨ªcita que hizo Aznar del Pacto de Ajuria Enea, en su totalidad. Aznar le dio seguridades de ese prop¨®sito y dej¨® caer un enigm¨¢tico "veremos lo que hacen otros".

La ¨²ltima intervenci¨®n fue del portavoz del PP, Luis de Grandes, que lanz¨® algunos reproches al grupo socialista y solemniz¨® el apoyo, sin fisuras, de su grupo al Gobierno de Aznar.