La Moncloa no es muy habitable
Los Aznar no ocultan su decepci¨®n por el clima poco familiar de la residencia oficial
Fue un aterrizaje suave el de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Ana Botella en La Moncloa. As¨ª lo describi¨® el primero por la tarde. Pero sufrieron una decepci¨®n, que el presidente del Gobierno confes¨® sin medias tintas. La residencia oficial les pareci¨® fr¨ªa y concluyeron que "no es el lugar m¨¢s recomendable para vivir una familia". Adem¨¢s de la pol¨ªtica, su esposa y sus hijos son la ¨²nica pasi¨®n conocida, de modo que Aznar anunci¨® su voluntad de darle el clima m¨¢s familiar posible. Aznar y Botella llegaron separados. El primero, en el Mercedes oficial, que ocupaba por primera vez y al que s¨®lo subi¨® tras la jura ante el Rey. Botella fue minutos antes de las once de la ma?ana. En el edificio del Consejo de Ministros sigui¨® por televisi¨®n la jura. Los dos se encontraron poco antes del mediod¨ªa e hicieron el primer paseo entre el arbolado. ?l, con traje gris y corbata estampada azul, y ella, con traje de chaqueta verde pistacho. Caminaban cogidos del brazo, pero al aproximarse a las c¨¢maras de televisi¨®n se soltaron. Estaban radiantes. Casi les dio la risa cuando avistaron a los periodistas. Optaron por cruzar el cord¨®n de seguridad y repartir besos y apretones de manos. Volaron los micr¨®fonos con p¨¦rtiga para captar el sonido y uno golpe¨® al jefe del Gobierno, que se quej¨®: "?Hombre! No me empec¨¦is a dar con esto antes de tiempo". A¨²n se le enredaron a Aznar los zapatos en la telara?a de cables de las unidades m¨®viles. Faltaban ocho minutos para el mediod¨ªa cuando los dos guardias civiles con uniforme de gala saludaron con armas y el matrimonio pos¨® en la escalinata. Se colocaron un poco demasiado a la derecha (a la izquierda desde su punto de vista) y es hizo gracia cuando les pidieron: "?Un poco m¨¢s centrados, por favor!". Luego, se cerraron los portones a sus espaldas.
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