Intolerancia de la sociedad
Empezar¨¦ por decir que soy el padre de Jos¨¦ Manuel C., de 13 a?os, tal como aparece en el reportaje La infancia robada, publicado en EL PA?S el pasado 14 de abril en el suplemento dominical. No quiero entrar mucho en el contexto del reportaje, pero s¨ª quiero aclarar algunas cosas, y lo primero que voy a dejar claro es que nuestro hijo fue un ni?o deseado y querido, y sigue si¨¦ndolo para su madre y para m¨ª. No cabe duda de que estos ni?os que aparecen junto al nuestro han tenido alg¨²n tipo de problemas, pero no siempre es por culpa, de sus padres. No voy a dar muchas explicaciones de todos los problemas que mi hijo ha tenido para no alimentar el morbo de muchas gentes intolerantes, ¨¦sa es la palabra: intolerancia. Gente de la sociedad que componemos todos, profesores, vecinos, ni?os, gente malvada, cruel y sin escr¨²pulos que se aprovechan de la debilidad de algunos ni?os.Nuestro hijo ha sido maltratado por muchas de estas gentes, f¨ªsica y emocionalmente, tengo pruebas y testimonio de ello, aunque tambi¨¦n, y afortunadamente, hay otras personas buenas que nos han ayudado a salir adelante. Pero no necesariamente tienen que ser "los padres borrachos y madres depresivas", como empieza el art¨ªculo; est¨¢ tambi¨¦n, repito, la sociedad.
No quiero mencionar colegios ni nombrar a nadie. ?Pero cu¨¢nto da?o me le han hecho! A partir de los ocho a?os nuestro hijo fue creciendo con una bola que le es dif¨ªcil de digerir, adoptando el papel de "ni?o malo" como ¨¦l declara. Lo de la huelga es cierto, todo indica que fue una maniobra de algunos interesados de dentro, convocando a algunos ignorantes de fuera para ser apoyados en el prop¨®sito de impedir su asistencia. Pero no le echaron nunca de ning¨²n colegio como le han hecho creer. Es que nosotros no le llevamos al comienzo del curso para no darles el gusto y sobre todo para proteger a nuestro hijo de las vivencias negativas que arrastraba y del espect¨¢culo que ten¨ªan preparado. Por tanto, se quedaron con las ganas de negarle un derecho que constitucionalmente tiene la ense?anza.
De todas formas, y por el bien de nuestro hijo, ya que nos ol¨ªamos la trama y aconsejados por esas otras personas que s¨ª nos han ayudado, y tras un largo peregrinaje, matriculamos a nuestro hijo donde ahora est¨¢, en la Ciudad Escuela de los Muchachos.
Creo que hemos acertado con matricularle en la Ciudad Escuela de los Muchachos; all¨ª, nuestro hijo ha encontrado m¨¢s serenidad, comprensi¨®n, concentraci¨®n en el estudio, donde es querido y respetado, donde poco a poco se est¨¢ formando como un adolescente.
Por otra parte, comentando algo de la publicaci¨®n, da lugar a malas interpretaciones, pues retrata a todos los ni?os como si fueran lo peor de la sociedad, y no es as¨ª, yo soy testigo de ello; lo peor de esta sociedad est¨¢ en la sociedad y parece que a nadie le interesa remediarlo. La Ciudad Escuela de los Muchachos suple algunas de las carencias que estos ni?os tienen fuera de all¨ª, unos por una raz¨®n y otros por otra.
Por ¨²ltimo, quisiera que consideraran estos centros con m¨¢s seriedad y respeto, y sobre todo con m¨¢s apoyo por parte de las instituciones. Y aludiendo al reportaje, que se tomara este tipo de informaci¨®n sobre estos centros escolares con m¨¢s tacto informativo y rigor para no da?ar la imagen de los protagonistas, ya que nosotros nos hemos sentido afectados al aparecer nuestro hijo.
Por ello nos hemos sentido obligados a enviar esta carta.-
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