Dos amores distintos

Francisco Umbral ten¨ªa previsto ayer escribir una columna pol¨ªtica, pero la avalancha de felicitaciones se lo impidi¨®. Llevaba levantado desde las nueve, pero a las cuatro de la tarde no hab¨ªa tenido un momento para ponerse a escribir en su vieja m¨¢quina p¨®rtatil. Lleva 35 a?os haciendo columnas diarias y no quer¨ªa faltar a la cita con El Mundo. Al final, reconoci¨®: "Har¨¦ una cosa sobre Carlo Monte en Montercarlo. Los temas pol¨ªticos me llevan m¨¢s tiempo". La de ayer iba dedicada a El novio de Ava, al que calificaba como la moneda m¨¢s fina que acu?ara el franquismo, el torero insolente que llenaba los cielos, el canceroso, en fin, de tantos a?os que se vest¨ªa de muerte y de bebida para cenar en Lucio y no morirse".El escritor Umbral no siente celos del columnista. "Son dos amores distintos y dos niveles de lectores. La gente me reconoce por la calle y me dice eso de 'muy buena su columna' aunque no la hayan le¨ªdo; luego est¨¢n los que conocen mi obra literaria".

El escritor tiene una producci¨®n media de 1.000 columnas y un libro al a?o y piensa mantener ese nivel. En oto?o se publicar¨¢ Cuadernos de Luis Vives, que son el resultado del escritor adolescente: "De mis 15 a mis 18 a?os y donde hay de todo". Tiene acabada, y es posible que se decida a publicarla, una novela sobre los ¨²ltimos noct¨¢mbulos de la noche madrile?a. Ahora prepara una historia sobre los a?os 60 en Espa?a. "Ser¨¢ una farsa pol¨ªtica sobre el franquismo y el fraguismo; para ello me he inventado, el ministerio de la lengua y las calor¨ªas".

Imelda Navajo, su editora, le envi¨® un ramo de flores a su domicilio. Desde su sill¨®n favorito el escritor divis¨® el ramo y lo confundi¨® con una corona: "Ese se ha equivocado de fiesta", asegur¨® sonriente.