Oso, quebrantahuesos y bucardo, tres joyas de la fauna pirenaica a punto de decir adi¨®s
Los expertos s¨®lo localizan dos ejemplares de la cabra mont¨¦s del Pirineo
S¨®lo dos. Los especialistas que trabajan en la salvaci¨®n del bucardo -una de las tres subespecies de cabra mont¨¦s que habitan en la pen¨ªnsula ib¨¦rica- no encuentran m¨¢s ejemplares. Dos. Y las dos hembras. Y no hay m¨¢s; ni en zool¨®gicos. Hasta ahora se hablaba de unas diez, con lo que las esperanzas de rescate eran peque?as; pero alguna hab¨ªa. Otras dos especies que han dado personalidad a esta cordillera, osos pardos y quebrantahuesos, tambi¨¦n viven d¨ªas de crisis. Desde 1994, la UE financia con 546 millones de pesetas un plan para rescatar a estos tres animales.
Hay dos opciones: olvidarse definitivamente de los bucardos o intentar cruzarlos con otras subespecies de cabra mont¨¦s para ir recuperando una buena parte del patrimonio gen¨¦tico de esta singular especie. Los especialistas que trabajan en el proyecto del Ministerio de Agricultura, la Diputaci¨®n General de Arag¨®n y el Gobierno franc¨¦s tienden a lo segundo.De las cuatro subespecies de cabra mont¨¦s que habitaban en Espa?a, la pyrenaica lusit¨¢nica desapareci¨® a comienzos de siglo. Quedan, con poblaciones abundantes de entre 30.000 y 40.000 ejemplares, la pyrenaica victoriae (la de Gredos) y la pyrenaica hisp¨¢nica (con grandes poblaciones en Cazorla y Sierra Nevada, Tortosa y Beceite). El bucardo, de aspecto un poco m¨¢s rechoncho que sus primas, es adem¨¢s la cabra mont¨¦s adaptada a un h¨¢b¨ªtat de mayor altitud y condiciones m¨¢s extremas, con largos periodos de nieve y hielo. La caza masiva de que fue objeto el siglo pasado y la competencia de sarrios han sido las grandes causas de su declive.
De esas dos hembras, una ya fue capturada a comienzos de a?o y se encuentra en un cercado que se mantiene en secreto por razones de seguridad. La otra sigue suelta por la umbr¨ªa del Parque Nacional de Ordesa -¨²ltimo reducto de los bucardos-, por la zona de Monte Perdido. Miguel Aymerich, del departamento de Vida Silvestre de lo que era el Ministerio de Agricultura, no pierde la esperanza: "No hay que cerrar la posibilidad: quiz¨¢ haya m¨¢s bucardos y no les hemos localizado". Julio Guiral, jefe de Vida Silvestre de Arag¨®n, da casi por seguro que no quedan m¨¢s, pero es optimista con el programa de cr¨ªa en cautividad.
Dos bucardos. Y uno o dos osos pardos en la vertiente espa?ola de los Pirineos -en los valles aragoneses de Ans¨® y Hecho, con alguna peque?a incursi¨®n en el navarro del Roncal-, m¨¢s cuatro o cinco en la francesa.
Es otro caso para no albergar muchas ilusiones. Aunque el a?o pasado naci¨® un osezno -el ¨²nico en un lustro-, las autoridades francesas ya se han convencido de que la ¨²nica forma de que en los Pirineos siga habiendo plant¨ªgrados es traer los de fuera. De hecho, la semana pasada dieron el visto bueno a importar en junio dos ejemplares de Eslovenia (no hay diferencias gen¨¦ticas con los de aqu¨ª).
Aymerich y Guiral declaran que en Espa?a se est¨¢ pendiente del ¨¦xito con que evolucione esta importaci¨®n para emprender una acci¨®n similar.
La otra especie emblem¨¢tica, el quebrantahuesos, es la ¨²nica que est¨¢ dando satisfacciones a quienes se han empe?ado en cuidar la fauna pirenaica. Estuvo a punto de decir adi¨®s en los a?os setenta, pero ahora esta rapaz especializada en lanzar los huesos contra pedreras para comerse la m¨¦dula se va recuperando. Muy lentamente, pero se recupera. Ahora hay 55 parejas reproductoras, diez m¨¢s que a comienzos de la d¨¦cada. A pesar de tan exigua cifra, es la ¨²ltima poblaci¨®n importante de Europa (quedan algunas parejas en C¨®rcega y en Grecia, mas poblaciones indeterminadas en Turqu¨ªa). La caza furtiva de quienes les consideraban alima?as y los venenos, que se met¨ªa al cuerpo el animal a trav¨¦s de los cad¨¢veres que constituyen su alimento, fueron su perdici¨®n.
Rafael Heredia, coordinador nacional de los proyectos de recuperaci¨®n de esta rapaz y que lleva estudiando sus h¨¢bitos y cens¨¢ndola desde 1970, cuenta: "Cuando empec¨¦ ni hab¨ªa sensibilidad en la Administraci¨®n ni se sab¨ªa pr¨¢cticamente nada de este ave, s¨®lo que nidificaba en los Pirineos. Entonces todav¨ªa quedaba en Cazorla, pero en los ochenta desapareci¨®. En el primer censo contabilic¨¦ 17 parejas". La Junta de Andaluc¨ªa tiene ya en marcha un proyecto para reintroducir el animal en Cazorla a trav¨¦s de ejemplares en cautividad tra¨ªdos desde Austria.
Ahora, sus principales peligros son, seg¨²n Heredia, la colisi¨®n con los tendidos el¨¦ctricos y los deportes de aventura. No porque los practiquen ellos, sino porque se asustan con los turistas que acuden en masa a ciertas partes de los Pirineos; y media hora de abandono del nido supone perder el polluelo, ya que hacen la puesta en Navidad con la temperatura bajo cero.
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