Espa?a convierte Tianjin en su puerta para conquistar China
El comit¨¦ mixto de cooperaci¨®n empresarial intenta aprovechar la modernizaci¨®n del mercado chino
Brindar con cava catal¨¢n en Pek¨ªn, comprar un chupa-chups en Shanghai o viajar en autobuses de la asturiana ALSA por las carreteras chinas, han dejado de ser proyectos para convertirse en realidades. Los ¨¦xitos obtenidos por un peque?o grupo de empresas espa?olas en la Rep¨²blica Popular China permiten olvidar los considerables esfuerzos invertidos y abren las puertas a otros empresarios justo en un momento en que el gigante asi¨¢tico intenta adaptar su econom¨ªa a las leyes del mercado. Para ayudar en ese esfuerzo, el Comit¨¦ de Cooperaci¨®n Empresarial Hispano-Chino ha puesto en marcha la iniciativa Tianjin.
"La experiencia nos ha demostrado que, en un pa¨ªs de la extensi¨®n de China, resulta conveniente la concentraci¨®n geogr¨¢fica", explica Luis Esp¨¢rrago, secretario t¨¦cnico del Comit¨¦ Hispano-Chino. "Ello nos permite una mayor rentabilizaci¨®n del apoyo pol¨ªtico e institucional, y un mejor aprovechamiento de las relaciones personales, factor que desempe?a un papel fundamental en el comercio con China", a?ade Esp¨¢rrago.
Tianjin, una de las tres municipalidades independientes de China (junto con Pek¨ªn y Shanghai), cuenta con la ventaja de ser un gran centro econ¨®mico e industrial, estar bien comunicada (apenas 120 kil¨®metros al este de Pek¨ªn por autopista, tiene aeropuerto internacional y puerto) y ser sede ya de varias empresas mixtas chino-espa?olas. La elecci¨®n de esa ciudad no significa, sin embargo, que vaya a convertirse en lugar exclusivo de las inversiones espa?olas, sino m¨¢s bien en su puerta de entrada en China.
Con todo ello en mente, el Comit¨¦ Hispano-Chino, instrumento del Consejo Superior de C¨¢maras (CSC), y que preside Enrique Fanjul, organiz¨® a finales del a?o pasado un encuentro de inversi¨®n y cooperaci¨®n industrial en Tianjin, que ya ha empezado a dar frutos. "Hasta donde sabemos, se han firmado cuatro cartas de intenciones", anuncia sin disimular su satisfaci¨®n Luis Esp¨¢rrago.
"La forma de trabajo es muy diferente de la nuestra", precisa, "hay que tener mucha paciencia, porque una negociaci¨®n puede durar un par de a?os". "Adem¨¢s", advierte, "si no se tiene todo atado y bien atado en un contrato, no se puede estar seguro de lo que se ha logrado". En este aspecto insiste Alejandro Molins, director general adjunto de MQM, empresa de comercio exterior y consultor¨ªa con 15 a?os de experiencia en China. "Hay que invertir con una mentalidad a largo plazo", afirma.
De momento, cerca de una treintena de empresas espa?olas han creado sociedades mixtas en China. Otras tantas han abierto oficinas de representaci¨®n. Y hasta 185 est¨¢n hoy presentes en el comit¨¦ mixto, lo que da una idea del creciente inter¨¦s de los empresarios espa?oles en aquel mercado.
"Estamos retrasados con respecto a Europa", a?ade Fernando Puerto, director de relaciones internacionales del CSC, antes de precisar que, "entre los pa¨ªses de la UE, Espa?a ocupa el sexto puesto en comercio con China, bastante lejos de Alemania, Francia, Italia o el Reino Unido. Adem¨¢s, nuestra tasa de cobertura es muy baja, alrededor del 30% en 1995, lo que significa que: estamos comprando dos veces m¨¢s de lo que vendemos".
"Pensar en vender a China, salvo bienes de equipo y alta tecnolog¨ªa, no tiene sentido, porque los productos resultar¨ªan muy caros. Es mejor instalarse all¨ª", coinciden en se?alar Puerto y Esp¨¢rrago.
Claro que instalarse en China no es como hacerlo en Francia. "Si as¨ª fuera, nosotros no existir¨ªamos como empresa", explica Marcelo Mu?oz, vicepresidente de Gexter Internacional. "Las empresas de intermediaci¨®n como la nuestra s¨®lo tienen sentido en pa¨ªses de complejidad. especial donde se requiere una plataforma de penetraci¨®n".
Adem¨¢s de las barreras culturales y de lenguaje, hay que a?adir la inseguridad jur¨ªdica de un marco legal muy fr¨¢gil, una estructura econ¨®mica sin parang¨®n con la occidental o la mentalidad funcionarial. La mayor dificultad se encuentra, no obstante, en casa. "A las empresas espa?olas, China les queda psicol¨®gicamente muy lejos", afirma Molins.
Una visi¨®n similar comparte Mu?oz, el decano de los empresarios espa?oles en China. "Hay que convencer a las empresas de que, a pesar del coste, merece la pena invertir en China", asegura convencido de que se trata de un mercado muy atractivo para los productos espa?oles de calidad.
Los problemas de pirater¨ªa comercial o las infracciones al derecho de propiedad intelectual que traen de cabeza a Estados Unidos, no constituyen la principal preocupaci¨®n de los empresarios espa?oles. "Es el escaparate del conflicto comercial chino-norteamericano, pero no nuestra realidad diaria", explica Mu?oz.
Las propias autoridades chinas reconocen algunas de las dificultades. "Aunque se ha mejorado, hay que decir sinceramente que todav¨ªa existe insatisfaci¨®n por la baja eficiencia administrativa o la arbitrariedad de cobros y cargas, y los problemas del complicado procedimiento de ratificaci¨®n de proyectos y la burocracia", admit¨ªa Qingxian Meng, consejero comercial de la Embajada de China en Madrid, durante un reciente seminario sobre inversiones en China organizado por el CSC y el Icex.
En compensaci¨®n, existen otras ventajas como los incentivos fiscales sobre los beneficios, la relativa facilidad para repatriar ¨¦stos o la receptividad de las autoridades chinas hacia las inversiones. Adem¨¢s, desde el pasado 1 de abril, Pek¨ªn ha reducido su tasa arancelaria media del 35,9% al 23%. A principios de este mes se ha anunciado el final del sistema de empleo por vida en pro de una mayor productividad y competitividad de las empresas.
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