Ni un toro, ni un pase, ni nada
No hubo ni un toro, ni un lance, ni un pase, dignos de menci¨®n. Se duda tambi¨¦n de que hubiera en la plaza un torero, digno de menci¨®n. Lo ¨²nico destacable fue, en realidad, la voltereta que sufri¨® Vicente Barrera en el sexto -que hac¨ªa d¨¦cimo, tercerocuarto de los sobreros- y eso era, precisamente, lo ¨²nico que el p¨²blico no hubiese querido ver por nada del mundo.Vicente Barrera sali¨® indemne de la voltereta, a pesar de su dramatismo, y eso se celebra ahora. Quiz¨¢ no se celebre, en cambio, su cr¨¦dito como matador de toros -menos aun su condici¨®n de figura del toreo-pues no se puede venir a debutar ante la afici¨®n madrile?a en calidad de matador de toros, con una novillada, inv¨¢lida por m¨¢s se?as, y pretender, encima, un reconocimiento a la fama adquirida por ah¨ª y un respeto.
Hern¨¢ndez / Manzanares, Litri, Barrera
Toros de Domingo Hern¨¢ndez (tres rechazados en el reconocimiento), 1? y 3? sin trap¨ªo -¨¦ste devuelto por inv¨¢lido-, floj¨ªsimos y mansos. Tres de Jo?o Moura, 4? acochinado y 6? sin trap¨ªo, devueltos por inv¨¢lidos; Y manso manejable. Sobreros: 3? de Los Guateles, bien presentado, manso, noble; 4? de Garcigrande, anovillado, manso, noble; 6? de Criado Holgado, anovillado, inv¨¢lido.Manzanares: pinchazo, otro hondo trasero y tres descabellos (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda); estocada corta atravesada, rueda de peones y tres descabellos (silencio). Litri: pinchazo, estocada atravesada que asoma, dos descabellos y se tumba el toro (silencio); pinchazo -aviso-, estocada trasera y descabello (algunos pitos). Vicente Barrera, de Valencia, nuevo en esta plaza, que confirm¨® la alternativa: media estocada trasera y tres descabellos (silencio): pinchazo -aviso- y estocada trasera (ovaci¨®n). Plaza de Las Ventas, 22 de mayo. 12? corrida de feria. Lleno.
Ninguno de los toros que le correspondieron a Vicente Barrera (torero de la empresa) ten¨ªa trap¨ªo. Los dem¨¢s tampoco. Ninguno de diez -se dice pronto- y eso que llegaron a sacarlos a pares. Cuando se esperaba la salida del tercer sobrero, que har¨ªa sexto -tercero de los de su condici¨®n, quinta ganaderia en la tarde-, aparecieron dos. ?Lo nunca visto! Nadie en la plaza recordaba algo igual. Dos sobreros deambulaban por el arenal ante el asombro de la multitud. Se especul¨® con que los soltaban a pares para que eligiera la afici¨®n: a cala y a cata. Mas la afici¨®n no les daba el visto bueno: uno y otro val¨ªan mejor para novillada o quiz¨¢ para el matadero.
Los cabestros se llevaron a la pareja, finalmente compareci¨®, de los dos que se hab¨ªan visto, el m¨¢s chico, y pronto pudo comprobarse que estaba inv¨¢lido. A ese producto c¨¢rnico, desfallecido y renuente, Vicente Barrera le sac¨® algunos derechazos, empalm¨® pases de pecho, prob¨® el natural y sobrevino el volteret¨®n. Se incorpor¨® Barrera impert¨¦rrito, sin mirarse siquiera, y porfi¨® cerqu¨ªsima de los pitones, hasta ahogar la embestida. El alarde apenas ten¨ªa que ver con el toreo, evidentemente, y aunque se le agradeci¨® la entrega, antes prefer¨ªa la afici¨®n que se hubiera presentado con toros ¨ªntegros, los que tienen trap¨ªo, casta y poder, y embisten, y dan la verdadera medida del valor y del arte de los toreros.
?Toros de trap¨ªo, casta y poder se ha dicho? No son las plazas espa?olas Iugar donde puedan admirarse; ni Madrid. El toro de trap¨ªo, casta y poder lo han debido mandar al cuerno de la luna. De los anunciados ¨²nicamente pasaron tres el reconocimieto. De estos y sus remiendos, otros tres volvieron al corral. Para que la corrida se diera completa tuvieron que saltar a la arena diez reses, pertenecientes a cinco hierros distintos, ?y ninguna daba la talla!
En justa correspondencia, los toreros tampoco la dieron. Salvo Manzanares en dos chicuelinas, el capote lo ten¨ªan de adorno y nadie instrument¨® una ver¨®nica imedianamente aseada, nadie entr¨® a quites, nadie fue capaz de ejecutar un pase de muleta seg¨²n mandan los c¨¢nones. Manzanares se pon¨ªa fino al citar, al rematar echaba a correr. Litri apretaba asimismo a correr y no se pon¨ªa fino ni al citar. Barrera se empe?aba en interpretar el toreo vertical con la nula tora de la alternativa y pues estaba inv¨¢lida, le sal¨ªa hipotenuso.
Tal fue la tardecita que estuvieron dando hasta caer la noche; casi tres horas de tost¨®n. ?Y estos empresarios incapaces de ofrecer una corrida con todos sus elementos en orden y concierto, estos toreros que no se atreven con los toros ni aciertan a dar un pase, estos criadores de moruchos podridos, son los que pretenden autorregular la fiesta? Hombre, no me diga. No me haga de re¨ªr.
Babelia
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