El teatro de Ventas
Una vez al menos hay que ir a la plaza de Las Ventas, donde se representa el teatro m¨¢s completo de la ciudad, con diferencia. Por lo menos el m¨¢s colorido, el m¨¢s cl¨¢sico, con mayor n¨²mero de extras y hasta con animales en escena: en el redondel cruzado por la l¨ªnea de sombra, y tambi¨¦n sobre las gradas, entre el p¨²blico. Las representaciones se prolongan hasta entrado el oto?o, pero es recomendable (aunque muy dif¨ªcil a causa de la especulaci¨®n inmobiliaria con los asientos) ir por San Isidro pues los actores a¨²n no est¨¢n cansados y encarnan sus papeles con convicci¨®n: luego tiende a degenerar en espect¨¢culo para turistas que preguntan por qu¨¦ a los divos la ropa, les queda tan peque?a y que por qu¨¦ los guardias no intervienen, y se corre el riesgo de amargarse.Yo tengo la suerte de ser invitado de vez en cuando por Bill Lyon, el periodista de investigaci¨®n que ustedes conocen, y que como su nombre indica, y . sus escritos demuestran, es un anglosaj¨®n tan espa?ol ya como un gallego en Buenos Aires pero que conserva una especie de pasi¨®n protestante por la verdad. No pacta. No concede trofeos si no se merecen y no cae en los frecuentes triunfalismos que padece la afici¨®n de nuestro tiempo, para desesperaci¨®n del maestro Joaqu¨ªn Vidal, aqu¨ª al lado. Escucharle y sobre todo intuirle la sobriedad y la exigencia permite ver tambi¨¦n el espect¨¢culo con distancia y apreciarlo en todo su esplendor.
Es preciso comprender que lo que all¨ª se representa es teatro de g¨¦nero, y por ello lo que sucede est¨¢ previsto y se podr¨ªa leer en una partitura de no ser porque todo el p¨²blico-actor se la sabe de memoria, y no hay partituras. Adem¨¢s, si estuviesen leyendo no podr¨ªa representar. No confundirse: el hecho de que todos est¨¦n sentados y muy juntos no debe restar m¨¦rito a su representaci¨®n, llena de matices que es preciso valorar.
Muy cierto que no siempre es el caso: por ejemplo esos energ¨²menos que a veces, en los silencios culminantes, se creen obligados a dar un alarido y notificar al mundo su opini¨®n sobre lo que est¨¢ ocurriendo, que con frecuencia no est¨¢ ocurriendo nada. Aunque no se puede decir que esos alaridos sean matices, tambi¨¦n tienen su significado: en cierto modo son lazos que unen al teatro actual ton la prehistoria de la que procede, y de la que se pueden encontrar rastros en esas fiestas multitudinarias donde se sueltan becerros por las calles para que jovencitos con la pubertad no resuelta los torturen durante un rato.
Pero ese histrionismo grit¨®n, tan propio de la tradici¨®n cl¨¢sica del teatro capitalino, no es representativo de nuestro tiempo. Hoy el vociferante profeta de voz imperiosa ya no se lleva y las verdades las comunica en voz baja aunque igualmente sentenciosa el catedr¨¢tico que todo aficionado lleva dentro por principio. Pues ¨¦sta es una caracter¨ªstica del g¨¦nero, lo mismo que en el mus y el cine de filmoteca: todo el mundo cree saber un mont¨®n y podr¨ªa sentar c¨¢tedra y de hecho la sienta, ayud¨¢ndose con las manos, en las tabernas de la calle Alcal¨¢, despu¨¦s de la funci¨®n.
Todo esto es bastante cl¨¢sico y conocido, al igual que las mujeres guapas que puntean las gradas, les banqueros repeinados de clavel revent¨®n que ahora han incorporado un whisky a su disfraz, el Gran Escritor recibiendo desde la barrera el brindis del gladiador, y esas reliquias con el sombrero cordob¨¦s ladeado que parecen llegar directamente de una zarzuela; por una tarde, se les nota, han logrado escapar de la oficina y son felices.
Sutilmente, unos pocos cent¨ªmetros, tambi¨¦n las representaciones de Las Ventas evolucionan ole a?o en a?o. Aunque los alaridos disminuyen, por ejemplo, puede ocurrir que del mar de catedr¨¢ticos que entre sentencia y sentencia se atizan una merienda de marquesa surja de pronto un m¨®vil, que es como el alarido primitivo pero con tecnolog¨ªa punta. ?Y por qu¨¦ no? Seg¨²n este peri¨®dico, los m¨®viles se o¨ªan en la ceremonia del Cervantes, en Alcal¨¢, donde se supone que no va m¨¢s que la crema: se conoce que tambi¨¦n al coso ha terminado por llegar la nata.
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