Bautizado con un a?o

El centro cultural de Estremera (1.100 habitantes) se llama desde ayer Premio Nobel Camilo Jos¨¦ Cela. Y es que el escritor gallego estuvo el lunes en este municipio del sureste para destapar una placa con su nombre, tras ser invitado por el alcalde, Jaime Gonz¨¢lez Taboada, del PP. Pero el bautizo vino precedido por la pol¨¦mica: la edificaci¨®n hab¨ªa sido inaugurada en abril de 1995 por el anterior equipo de gobierno socialista, que hab¨ªa olvidado darle nombre. Cuando el PSOE -ahora en la oposici¨®n- se enter¨® de que Gonz¨¢lez Taboada quer¨ªa que el edificio se denominase Camilo Jos¨¦ Cela, se neg¨®. ?ngel Jes¨²s Moreno, portavoz del PSOE, lo explica: "El centro cultural, en todo caso, tendr¨ªa que llamarse Manuel Mart¨ªnez Aedo, un poeta local de 95 a?os, que para nosotros es m¨¢s importante que Cela, al que por cierto respetamos much¨ªsimo. De hecho, una calle del pueblo est¨¢ dedicada a Cela desde 1992". (Mart¨ªnez Aedo tambi¨¦n tiene calle).El regidor, del PP, replica: "Nosotros respetamos mucho tambi¨¦n a Mart¨ªnez Aedo, pero no se puede comparar con Cela Uno es un Nobel, el otro un poeta del pueblo, sin fama internacional y que s¨®lo ha publicado dos libros, aunque est¨¦n dedicados a Estremera. El PSOE tuvo su oportunidad, si la dej¨® escapar, es su problema".

La pol¨¦mica literaria no evit¨® que Cela fuese recibido ayer con todo el cari?o por el vecindario. El Ayuntamiento sac¨® por la ventana del Consistorio sus mejores tapices, cubri¨® la balconada con una bandera nacional y cientos de vecinos esperaron en las calles el paso del escritor. Entre abrazos, v¨ªtores y aplausos, Cela atraves¨® el pueblo. Y se meti¨® en el auditorio del centro cultural.

Luego, una ni?a ley¨® unas palabras sobre la importancia de la cultura, el diputado del PP Tom¨¢s Casado -en representaci¨®n de presidente regional, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, que disculp¨® su ausencia- improvis¨® un peque?o discurso, el alcalde ley¨® unos datos biogr¨¢ficos del escritor, la banda del pueblo interpret¨® varios temas populares -uno de ellos Por la calle de Alcal¨¢- y Cela se emocion¨®. Al final, siempre volvemos a nuestros or¨ªgenes. Yo tambi¨¦n nac¨ª en un pueblo como ¨¦ste. Bueno, no; nac¨ª en un pueblo m¨¢s peque?o. Tan peque?o, que ni siquiera tiene alcalde", brome¨®. "Para m¨ª son m¨¢s importantes sus aplausos en la calle que todas las placas del mundo". (El alcalde, momentos antes, hab¨ªa intentado entregarle una placa de granito de unos 23 kilos, pero tuvo que desistir debido a su peso. "Bueno, luego se la metemos en el coche", dijo).

Y el pueblo se emocion¨® con las palabras del Nobel. Aplausos y abrazos. Cela aguant¨® estoicamente las fotograf¨ªas que los vecinos quisieron hacerse junto a ¨¦l. Al final, tras las obligadas poses, alcanz¨® el veh¨ªculo que le hab¨ªa llevado a Estremera y dej¨® atr¨¢s el pueblo.

Los vecinos volvieron entonces a lo cotidiano: a hablar del p¨¢rroco que ha prohibido entrar a las chicas con minifalda en la iglesia y que califica de pecado leer el hor¨®scopo, "aunque sea por curiosidad" y del calor que hac¨ªa cuando "todo un Premio Nobel estuvo en la esquina de la regi¨®n".