Candidatos al CGPJ

EL PARLAMENTO se enfrenta estos d¨ªas a la tarea de seleccionar los candidatos que han de integrar el nuevo Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), pendiente de renovaci¨®n desde que el 8 de noviembre concluy¨® su mandato de cinco a?os. Esa tarea debe hacerse con diligencia, pues urge sustituir a un Consejo en funciones moribundo y despojado de toda credibilidad y prestigio por el caso Estevill. Adem¨¢s, la renovaci¨®n del Consejo es imprescindible ante supuestos de nombramiento de otros cargos institucionales como el de fiscal general del Estado. Pero la diligencia no significa un apresuramiento que culmine de nuevo en un reparto mec¨¢nico de vocales entre las distintas fuerzas pol¨ªticas, ignorando en qui¨¦n deposita el Parlamento la grave responsabilidad de gobernar el poder judicial.El resultado electoral del 3-M ha dibujado un escenario pol¨ªtico y parlamentario proclive al pacto y al consenso. Esas virtudes deben aplicarse con especial atenci¨®n a la elecci¨®n del CGPJ que gobernar¨¢ el poder judicial durante los pr¨®ximos cinco a?os. El necesario acuerdo entre PP y PSOE para alcanzar los tres quintos de cada c¨¢mara es una ocasi¨®n de oro para que, con olvido de las recientes peripecias del Consejo todav¨ªa en funciones, el Parlamento se aplique a negociar los 20 vocales con el criterio un¨¢nime de que los elegidos sean los m¨¢s capaces para gobernar a los jueces del modo m¨¢s positivo para el pueblo, del que emana la justicia, seg¨²n reza la Constituci¨®n.

Es hora de que el Parlamento ponga manos a la obra para hallar 20 vocales con el perfil adecuado para organizar la Administraci¨®n de Justicia. Las iniciativas que proponen un debate en la Comisi¨®n de Justicia e Interior, ante la cual los candidatos a vocales del ¨®rgano de gobierno del poder judicial expongan sus ideas y propuestas, son sin duda positivas. No s¨®lo porque tal procedimiento reducir¨¢ el riesgo de repetici¨®n de casos como el del vocal Pascual Estevill: conociendo el perfil profesional y acad¨¦mico de los candidatos, el Parlamento estar¨¢ en mejores condiciones de elegir a los candidatos id¨®neos.

La virtualidad que la Constituci¨®n vio en el CGPJ, como ¨®rgano colegiado que sustituy¨® al Ejecutivo en la organizaci¨®n de la justicia, "en particular en materia de nombramientos, ascensos, inspecci¨®n y r¨¦gimen disciplinario", debe traducirse tras la experiencia de tres consejos sucesivos en una elecci¨®n volcada hacia la capacidad de los elegidos, "todos ellos de reconocida competencia". El mandato constitucional se cumplir¨¢ mejor si se analiza en manos de qui¨¦n se pone el ¨®rgano de gobierno de los jueces, mecanismo id¨®neo para pedir responsabilidades a quienes incumplan sus promesas o traicionen las expectativas que susciten.

Si el presidente del Gobierno, para ser investido como tal, tiene que exponer su programa ante los diputados y lograr los votos necesarios, las exigencias de un sistema parlamentario como el nuestro llevan tambi¨¦n a que los aspirantes a gobernar el poder judicial expongan sus ideas sobre las materias que son competencia del Consejo. Este tr¨¢mite debe desarrollarse legal y reglamentariamente, con limitaci¨®n estricta a las cuestiones relacionadas con las funciones del cargo. Pero nada impide ensayar esa experiencia que no puede significar desdoro para nadie y s¨ª contribuir, en cambio, al mejor gobierno de los jueces.