"Ve¨ªamos brazos que sal¨ªan del agua sin rostro"
La voz de Antonio el capataz de la embarcaci¨®n que rescat¨® ayer de las aguas del Tajo, con ayuda de su hijo de 33 a?os, a cerca de 15 pensionistas se aogaba al recordar los chillidos de auxilio que sal¨ªan del r¨ªo. Eran tantos tantos los mayores que ped¨ªan socorro desde uno y otro lado del fangoso caudal que Antonio dudaba de hacia quien acudir primero. "All¨ª, all¨ª, lleva el barco all¨ª, que se ha hundido uno y no sale", le gritaba su hijo."Ve¨ªamos brazos que sal¨ªan del agua, movi¨¦ndose, sin rostro, y nos ¨ªbamos hacia ellos. Los agarr¨¢bamos y los ¨ªbamos subiendo, como pod¨ªamos, en el barco. Y luego a otro y otro...El polic¨ªa nacional en pr¨¢cticas Jos¨¦ Luis Marchante P¨¦rez, de 25 a?os, tambi¨¦n se enfrent¨® a la muerte. Brazada tras brazada, alcanz¨® la barca donde agonizaba Mar¨ªa Palacios. Le aplic¨® los primeros auxilios. Ya era tarde pero Marchante sigui¨®. Se dirigi¨® a otros dos ahogados, les masaje¨® y puso de lado para liberarles las v¨ªas respiratorias. Y consigui¨® que respirasen. Luego volvi¨® a zambullirse. En la confusi¨®n del agua descubri¨® una mano. Buce¨® hasta alcanzarla: era el cuerpo de Leandra Pastor, incustrado en la h¨¦lice de una barcaza.
PASA A LA P?GINA 3
V¨ªctimas
"Leandra muri¨® al intentar salvar a su marido", dice una amiga
Antonia Cabrera de 69 a?os es una de las jubiladas que se qued¨® colgando del puente, agarrada a una abrazadera, "Un se?or me cogi¨® y me llev¨® a la barca. Me salv¨® la vida". Antonia lloraba amargamente su amiga- Leandra Pastor- era una de las dos fallecidas. Iban juntas cuando se desplom¨® la pasarela. Jam¨¢s olvidar¨¢ la escena. "V¨ª a Leandra cerca de la orilla viva, agarrada a los zarzales. Y v¨ª como chillaba pidiendo auxilio, y como se echaba al r¨ªo para intentar salvar a su marido- Augusto Otero de 73 a?os y uno de los heridos graves-. Luego se perdi¨® debajo del barco".Antonio, el capataz del barco, indic¨® ayer que detuvo el motor de la embacaci¨®n metros antes de llegar al lugar donde los jubilados luchaban contra el agua. "La inercia la llev¨® al lado del puente". Luego por la coriente del agua la parte trasera de la barcaza se escor¨® hacia un lado del r¨ªo. "Arranqu¨¦ el motor para acercarla hasta una mujer moribunda a la que s¨®lo se le ve¨ªan las manos. Escuch¨¦ un ruido debajo y present¨ª lo peor. La h¨¦lice funcionaba m¨¢s lenta de lo normal. Y coment¨¦ a mi hijo: 'alguien hab¨ªa debajo'. Que no pap¨¢, has pillado zarzales... Pero no eran zarzales", indic¨® ayer, apenado, Antonio. Era Leandra.
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