El mapa de las calles oscuras
La prostituci¨®n callejera tiene en Madrid un mapa propio. Lo forman, b¨¢sicamente, cuatro zonas: Casa de Campo, Capit¨¢n Haya, M¨¦ndez ?lvaro y Montera-Desenga?o. En estos lugares, unas mil prostitutas, seg¨²n las asociaciones de ayuda, ofrecen su sexo a cualquier postor y en constante peligro.Casa de Campo. Es el gran caladero sexual de la ciudad. Las prostitutas ejercen desde el amanecer. El servicio lo prestan en los coches de los clientes o incluso bajo un ¨¢rbol. La oscuridad, aqu¨ª, es enemiga. "No ves la matr¨ªcula, no sabes qui¨¦n va en el coche ni cu¨¢ntos son", dice una prostituta. La Casa de Campo se subdivide en cuatro zonas. La m¨¢s nutrida es la del lago, donde se mueven unas cien mujeres, en su mayor¨ªa espa?olas. Las controlan chulos de estilo cl¨¢sico. "Se llevan muy bien entre ellos", comentan las prostitutas.
La segunda superficie est¨¢ ubicada en la rotonda de Toreros. Aqu¨ª, con un n¨²mero de unas cuarenta, hay espa?olas, pero predominan las suramericanas. Calladas, asustadizas, viven bajo el yugo de las mafias que las han tra¨ªdo. "Esos no matan, s¨®lo te dan una paliza para que aprendas", dice una meretriz.
El tercer espacio corresponde al Bat¨¢n, donde se prostituyen africanas, especialmente nigerianas. Son unas cincuenta, casi todas ilegales. "Buscan refugio entre ellas", dice una prostituta.
La ¨²ltima zona pertenece a los transexuales y travestidos. Pasean por la cancha de tenis y cerca del metro. Est¨¢n bien organizados y se defienden.
Montera-Desenga?o. La zona tradicional; incluye Atocha y los aleda?os del centro. Unas 200 prostitutas en los d¨ªas de apogeo. En su mayor¨ªa espa?olas y algunas magreb¨ªes -llamadas marroquinas por sus compa?eras-. Las mujeres se muestran por estas caIles desdentadas y, una vez captado el cliente, se van a una pensi¨®n, lo que reduce el peligro. ?ltimo refugio de prostitutas de edad avanzada.
Capit¨¢n Haya. Zona de mezcla. Cerca de cien mujeres entre espa?olas, africanas y suramericanas. Los proxenetas, en coche, las vigilan de cerca. Tambi¨¦n se percibe, en opini¨®n de las prostitutas, la presencia de mafias. El servicio se suele prestar en el coche.
M¨¦ndez ?lvaro. El ¨²ltimo infierno. "Huy, esto es lo peor", dicen las m¨¢s duras del lugar. La cifra de prostitutas se pierde aqu¨ª entre los descampados que rodean el puente de Pedro Bosch. Las turbulencias son moneda corriente. La mayor¨ªa de las mujeres son toxic¨®manas, y sus chulos, tambi¨¦n. Se prostituyen, comen y viven bajo el puente, en un m¨ªsero poblado de tiendas de campa?a, algunas fabricadas con bolsas de basura.
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