Cuerpo de jota
?Ser¨¦ breve? Buena pregunta, donde a¨²n nada se afirma ni se niega, aunque tienda de suyo a decir que acaso todo eso del final del milenio se nos quede, con un poco de mala suerte, en seguir caminando hacia agosto como si tal cosa, "algo jodidos pero muy contentos", entre frases y frases as¨ª, cual tramos virtuales de la autov¨ªa Madrid-Valencia.Contra esa resignaci¨®n b¨¢sica, desprovista de mala conciencia, "que es lo que m¨¢s jode", lanza Julio Anguita sus dial¨¦cticas pinzas. Mas no hay pinza que impida que la pregunta se nos vaya contagiando de aprieto: ?ser¨® yo malsonante al incorporar a este centro aquello que me viene de al lado? Saca el abanico. Pues lo que ocurre, en cualquier caso, es que la malsonancia se haya adaptado ampliamente al bienestar cotidiano, igual que el esperanto al ciberespacio y Javier Clemente a Espa?a. Con lo que as¨ª, en principio, el acomodo facilita las cosas. Y aqu¨ª pudo acabarse este art¨ªculo, v¨ªctima de un calor desordenado. Sin embargo, quien se pregunta y hasta se informa, en nombre del lector, tiene el venturoso deber de seguir haciendo eses ("?joder, c¨®mo viene ¨¦se!"), pase lo que pase por ah¨ª.
Primero se vislumbra el fen¨®meno general: lo malsonante ayer es hoy materia primera del seguir comprendi¨¦ndose los unos y los otros. Luego, poquito a poco, y aunque sea tan s¨®lo para pasar el rato, comienza a percibirse que nuestra singular manera de seguir caminando, "...pero contentos", se apoya en una cuantas palabras obsesivas. Valle-Incl¨¢n, que hab¨ªa visto una vaca caminando sobre las aguas, lo dec¨ªa bajito: "El espa?ol no deja de ser curioso".
Curioso era tambi¨¦n que la palabra m¨¢s marcial del espa?ol hablado no tuviese lugar o boca en nuestros diccionarios. Era una brecha abierta entre la palabra "jocundo" y la palabra "jofaina", como asumiendo el riesgo de que antes que la higiene, el alegr¨®n calase. Y, pese al no existir sobre el papel, la jota, letra insignia de nuestra selecci¨®n natural, sigui¨® siendo la m¨¢s predispuesta, e?e que e?e, "a joder por joder", sin que una reprimenda a ese prop¨®sito consiguiese la enmienda a la totalidad. Radios, televisiones, canciones, barras, flechas, pel¨ªculas y novelas juveniles jadean por el mismo fen¨®meno. Entrecomillo y hago reba?o. De ah¨ª que la compasi¨®n se virilice en pudiendo: "?Que se joda!" Y el padre le da al ni?o un guantazo, en pleno culebr¨®n, "para que deje de joder de una vez". Hay, adem¨¢s, un abuelo que observa al ni?o de reojo; al ver la insuficiencia t¨¢ctica de semejante mirada, dado que ya el rapaz acaba de sacarle la lengua, exclama entremezclando asombro y complacencia: "?Qu¨¦ jodido!" Del "jodedor" cubano al espa?ol "joder la marrana", ?qu¨¦ bloque nos salva? Es in¨²til decirle al obcecado que no y que no, salvo que la estocada se vuelva interjecci¨®n: "Que te he dicho que no, ?joder!" La eficacia, pues, depende de un hilo, s¨®lo anudable con un buen bocinazo.
Mas no siempre amenaza el placer con negarse: "iJ¨®delo!" No significa, en cambio, indirecta o queja establecer una cierta distancia: "?No te jode?" Anima, al tiempo, mucho que lo digan en plazas y estadios: "Venga, ?joder!" Y no hay mejor manera de fingir extra?eza ante lo consabido que advertir al final: "?No me jodas!" Finaliza el cap¨ªtulo s¨¦ptimo de una novela en curso con esta contundencia sentimental: "?J¨®dete y baila!"
Hasta Franco, que no dec¨ªa ni siquiera esta boca es m¨ªa, resulta que la ten¨ªa de asco, "?jo!" Sufri¨® como un condenado, por si a alguien le consuela, de los malditos dientes. Eso lo cuenta en un libro el odont¨®logo salmantino Julio Gonz¨¢lez Iglesias. No en balde, bajo Franco, la ortograf¨ªa entraba con un dibujo de la sala de un dentista: "Ah¨ª hay un hombre que dice ay".
Luego sal¨ªas a la calle, totalmente dolorido, y no sab¨ªas c¨®mo escribir lo que o¨ªas, "?hay que joderse!", ya que, en ese dichoso haber, cabido hubiese hache intercalada. O la decisi¨®n de arrojarse desde el balc¨®n al desfile al grito de "?a joderse todos!"
En esto que llega un mexicano director de teatro, Jos¨¦ Ram¨®n Enr¨ªquez, y declara que "el concepto de jodido es la aportaci¨®n mexicana a la teolog¨ªa de la liberaci¨®n".
Ahora s¨ª que nos ha...
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