El lobo cosaco
Militares y empresarios que exigen orden quieren que sea el Pinochet ruso
El general Alexandr L¨¦bed, el tercer candidato m¨¢s votado en las presidenciales rusas, es hoy el gal¨¢n solicitado por los dos grandes rivales que se enfrentar¨¢n en la segunda vuelta. Detr¨¢s del militar, hay un electorado que, seg¨²n el mismo afirmaba en mayo, se inclinar¨ªa en un 85% a, votar comunista si ¨¦l no existiera. Detr¨¢s hay tambi¨¦n dos equipos con ideolog¨ªas diferentes: uno que viene de los antiguos camaradas del Ej¨¦rcito y analistas del Estado Mayor, que pone el ¨¦nfasis en el orden y la lucha contra la corrupci¨®n, y el otro, m¨¢s reciente, formado por economistas y empresarios liberales, que conf¨ªan en convertir a L¨¦bed en el Pinochet ruso. C¨®mo resolver¨¢ el. general estos dilemas es uno de los temas m¨¢s apasionantes de la pol¨ªtica rusa de hoy.?Se ve como un general o como un pol¨ªtico? "Estoy en un per¨ªodo de transici¨®n, y m¨¢s cerca del pol¨ªtico", dijo en mayo L¨¦bed -de 46 a?os, corpulento, de voz temible- en un almuerzo con la Asociaci¨®n de la Prensa Extranjera de Mosc¨².
L¨¦bed, con fama de integridad a toda prueba, ha aprendido mucho estos ¨²ltimos meses y lo ha hecho en su propia piel, al sufrir las consecuencias de su inexperiencia y una mala apuesta pol¨ªtica, tras verse obligado a abandonar el Ejercito en 1995.
L¨¦bed, que dirigi¨® el 14? Ej¨¦rcito ruso con sede en el Trandsni¨¦ster moldavo, se hizo famoso por pacificar aquella regi¨®n secesionista en 1992. En julio de 1995, sin embargo, present¨® su dimisi¨®n por desacuerdo con la orden de reorganizar la tropa. La dimisi¨®n fue aceptada por el ministro de Defensa, P¨¢vel Grachov, y por el presidente Bor¨ªs Yeltsin. L¨¦bed se hab¨ªa opuesto vehementemente a los planes de reorganizaci¨®n de Mosc¨², porque ten¨ªa sus propias ideas sobre c¨®mo hab¨ªa que hacer las cosas. Seg¨²n fuentes militares, convirti¨® el l4' Ej¨¦rcito en un pu?o eficaz a partir de restos del Ej¨¦rcito Rojo, pura fachada y esqueleto.
Sin mando ni cargo, L¨¦bed, descendiente de los cosacos del. Don que estudi¨® en la Academia de Paracaidistas de Riaz¨¢n, entr¨® en pol¨ªtica y se asoci¨® a Yuri Sk¨®kov, oscuro pol¨ªtico que dirig¨ªa el Congreso de las Comunidades Rusas (?CR), de orientaci¨®n patri¨®tica. Sk¨®kov fue un personaje funesto para el general, ya que la lista electoral del CCR, encabezada por ambos con el mediocre Sk¨®kov en primer lugar y L¨¦bed en un segundo), fue aparatosamente derrotada. L¨¦bed, sin embargo, obtuvo un esca?o en la Duma (C¨¢mara baja del Parlamento) por m¨¦ritos propios en la circunscripci¨®n de Tula, y lleg¨® al Parlamento en enero como un lobo solitario, el animal con el que se siente m¨¢s identificado, y cuya im¨¢gen cuelga en una pared de su despacho.
Como diputado, el general fue tanteando su camino, y primero se asoci¨® al grupo de patriotas cercanos al Partido Comunista que encabezaba Nikola¨ª Rizhkov. Despu¨¦s sali¨® y sigui¨® buscando. Sk¨®kov, amargado por la derrota en las urnas, no s¨®lo no financi¨® la campa?a presidencial del general, sino que le dej¨® sin locales, sin dinero y sin estructura de la noche a la ma?ana. Durante esos tiempos dif¨ªciles, que duraron hasta el mes de abril, L¨¦bed se refugi¨® en sus antiguos compa?eros de armas, gentes que hab¨ªan servido con ¨¦l en las unidades de paracaidistas o en el Trandsni¨¦ster, o que se pon¨ªan a su servicio por convicci¨®n. Uno de los miembros de este equipo dec¨ªa ayer que teme que "L¨¦bed sea exprimido por Yeltsin como el general Ale xandr Rutsk¨®i [ex vicepresidente de Rusia], que primero se dedic¨® a la lucha contra la corrupci¨®n, luego a la agricultura y finalmente fue defenestrado". En abril, se produjo un acontecimiento en la carrera de L¨¦bed. De la mano de MiJa¨ªl L¨¦ontev, un periodista que hab¨ªa escrito elogiosos art¨ªculos sobre L¨¦bed, el general estableci¨® contacto con Alexei Golovkov.
Este personaje, f¨ªsico de formaci¨®n, hab¨ªa estado en el equipo que llev¨® a Yeltsin a la victoria en 1991 y fue la mano derecha de Guenadi B¨²rbulis y el jefe de la Administraci¨®n del primer Gobierno poscomunista ruso. Culminaba as¨ª un cap¨ªtulo en la historia de la fascinaci¨®n que un grupo de economistas, Periodistas y hombres de negocios rusos, que se autodenominan liberales, sienten por el general chileno Augusto Pinochet. Para ellos, L¨¦bed es ideal para encamar al Pinochet eslavo, tal como ellos lo entienden, un personaje que acab¨® con la anarqu¨ªa de Salva dor Allende y asegur¨® un marco de orden para el desarrollo eco n¨®mico. L¨¦bed no es ajeno a esta fiascinaci¨®n.
El general conoce muy bien al ministro de Defensa Grachov, que fue su jefe al principio de su carrera, cuando era teniente, en 1973. En sus memorias, L¨¦bed recuerda que se encontr¨® por primera vez con Yeltsin en mayo de 1991, cuando ¨¦ste, entonces jefe del Parlamento ruso, visit¨® la divisi¨®n de paracaidistas de Tula, y Grachov, el jefe de esas tropas de la URSS, le organiz¨® una fiestecilla a la rusa, es decir con bastante bebida. L¨¦bed re cuerda que Yeltsin y su jefe de guardaespaldas, Alexandr Korzhakov, se desnudaron y, "como su madre los hab¨ªa tra¨ªdo al mundo", se arrojaron a un es tanque helado ante los ojos es candalizados de las camareras.
Pocos meses despu¨¦s, en agosto de aquel a?o, L¨¦bed, vicejefe de las Tropas de Paracaidistas de Preparaci¨®n Militar e Instituciones de Estudios Supe riores, fue enviado a custodiar el Parlamento ruso durante el intento de golpe de Estado de agosto de 1991.
Se limit¨® a cumplir las ¨®rdenes que le dieron sus superiores. Primero custodi¨® y despu¨¦s, de paisano, fue en una misi¨®n de re conocimiento por orden del Mi nisterio de Defensa de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que apoyaba a los gol pistas, para planear un eventual ataque, que no lleg¨® a realizarse junto con las tropas especiales Alfa.
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