Bobby Fischer propone variar el ajedrez cl¨¢sico
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Uno de los juegos m¨¢s dif¨ªciles creados por el ser humano se ha complicado a¨²n m¨¢s. Bobby Fischer, el legendario estadounidense que termin¨® con la hegemon¨ªa sovi¨¦tica en 1972, ha salido de su enclaustramiento para presentar en Buenos Aires una variante del ajedrez que frena el progreso de los ordenadores especializados. La idea consiste en sortear la posici¨®n inicial de las piezas antes de cada partida. De paso, Fischer pretende acabar con los supuestos ama?os de sus dos grandes enemigos, Gari Kasp¨¢rov y Anatoli K¨¢rpov.Si la revolucionaria ocurrencia tiene ¨¦xito, los miles de libros sobre las aperturas (formas de comenzar una partida) en todos los idiomas y el trabajo ingente de los programadores de computadoras de ajedrez apenas tendr¨¢n utilidad. Con el sistema Fischerandom (azar) hay 960 posibilidades distintas de empezar el juego. Aunque es muy probable que una m¨¢quina pueda llegar a dominar todas ellas, ning¨²n ser humano tendr¨¢ la memoria suficiente para recordar tantas variantes. Por lo tanto, el ajedrez como deporte no perder¨¢ inter¨¦s, aunque los ordenadores jueguen mucho mejor. Las carreras de atletismo no son menos interesantes desde que se invent¨® la bicicleta, ni las de ciclismo tras la aparici¨®n de motos, coches y aviones.
En la variante de Fischer, los peones siguen alineados en la segunda fila, pero la ubicaci¨®n de las dem¨¢s piezas se sortea con tres limitaciones: 1. La posici¨®n inicial de las blancas y las negras debe ser sim¨¦trica. 2. Un alfil debe partir de una casilla blanca, y el otro de una negra. 3. Una de las torres estar¨¢ a la izquierda del rey, y la otra a la derecha, aunque no necesariamente en las casillas: adyacentes a la del aqu¨¦l.
El estadounidense, de 53 a?os, repiti¨® las acusaciones, que casi nadie comparte, contra Kasp¨¢rov y K¨¢rpov: "Todos sus duelos estaban ama?ados. El gran problema del ajedrez cl¨¢sico es que los dos jugadores conocen de antemano la posici¨®n inicial; por lo tanto., es muy f¨¢cil que se pongan de acuerdo para realizar jugadas previamente ama?adas. Imaginen un juego de cartas en el que los jugadores empiecen siempre con los mismos naipes en la mano. ?Qu¨¦ sentido tendr¨ªa?, se pregunt¨® Fischer tras anunciar que el maestro filipino Eugene Torre y el argentino Pablo Ricardi disputar¨¢n un encuentro de exhibici¨®n desde el 12 de julio en Buenos Aires
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