Detenida una mujer en L?Hospitalet por envenenar a siete personas y matara cuatro de ellas
Una madre y una hija fueron detenidas el pasado mi¨¦rcoles en L'Hospitalet de Lloregat acusadas de envenenar a siete personas -cuatro de las cuales murieron- para robarles el dinero de sus cartillas de ahorro. Margarita S¨¢nchez Guti¨¦rrez, de 43 a?os, apodada La viuda negra por la polic¨ªa, y Sonia, de 16, pasaron ayer a disposici¨®n del juez, quien orden¨® el ingreso en prisi¨®n de la madre y dej¨® en libertad a la hija, menor de edad. Margarita est¨¢ acusada de cuatro homicidios consumados -del marido, el cu?ado y dos vecinos- y tres homicidios en grado de tentativa con resultado de lesiones muy graves. Tambi¨¦n est¨¢ inculpada de varios delitos de robo, f¨¢lsificaci¨®n.
La polic¨ªa no descarta que haya otras v¨ªctimas: existen dos casos m¨¢s en los que hay sospechas fundadas, pero lo peor es que la presunta asesina se dedic¨® durante unos a?os al cuidado de varias ancianas y no se sabe hasta d¨®nde pudo llegar.En opini¨®n del comisario de L'Hospitalet de Llobregat, "se trata de un crimen casi perfecto". Un crimen que responde a una mente maquinadora y que re quiere una buena dosis de sangre fr¨ªa: el f¨¢rmaco utilizado para matar s¨®lo deja rastro durante tres d¨ªas y todas las v¨ªctimas per tenec¨ªan al entorno de la presunta asesina. La metodolog¨ªa de trabajo era siempre la misma: les suministraba un veneno (una medicina que se vende con receta en la farmacia y cuyo nombre no ha sido desvelado para no provocar mimetismo) mezclado con una bebida o con algo de comer. "Las seduc¨ªa con el rollo de la amistad, las invitaba a comer...", declaraba ayer un por tavoz de la polic¨ªa.Cartillas de ahorros
El doloroso rastro de cr¨ªmenes empieza en plena euforia ol¨ªmpica, el 3 de agosto de 1992. La primera v¨ªctima fue una vecina, R. M., de 70 a?os, que fue hallada inconsciente en su domicilio, 10 d¨ªas antes de su muerte. Hab¨ªa disfrutado siempre de excelente salud hasta que Margarita y su hija se cruzaron en su camino. Le robaron algo m¨¢s de un mill¨®n de pesetas de la cartilla de ahorros.
L. N. ten¨ªa 44 a?os cuando muri¨®, el 26 de octubre de 1992. Estaba casado con su presunta asesina. Era conductor de metro, y las peri¨®dicas revisiones m¨¦dicas a las que se somet¨ªa por su trabajo jam¨¢s indicaron ning¨²n tipo de enfermedad. Ese mismo a?o, C.. N., de 74 a?os, suegra de Margarita, ingres¨® cinco veces en el hospital, aquejada de una intoxicaci¨®n ex¨®gena no aclarada. Desde que las detenidas se mudaron a otra vivienda -despu¨¦s de que ella misma las echara de casa- no ha vuelto a sufrir ning¨²n tipo de intoxicaci¨®n. El a?o 1993 se cerr¨® con dos muertes m¨¢s: la del vecino M. D., de 57 a?os, y la del cu?ado de Margarita: J. A., de 50 a?os, un hombre solitario que padeci¨® graves problemas de salud mientras acogi¨® en su casa, durante un tiempo, a las presuntas asesinas. Muri¨® el 14 de agosto de aquel a?o y todo su dinero desapareci¨®. Durante el a?o 1994 no hay constancia de ning¨²n crimen, aunque la polic¨ªa no descarta que pueda haberlo. El a?o pasado parece ser que Margarita trat¨® de cobrarse dos nuevas vidas: las de J. A. C., de 69 a?os, amigo de la familia -a quien sustrajeron algo m¨¢s de 500.000 pesetas-, y P. H. de 67, ¨²ltima afectada, a quien Margarita sustrajo varias joyas y objetos de valor y cuyas hijas denunciaron el intento de homicidio.
Ayer, en cuanto se hizo p¨²blica la noticia de la detenci¨®n de: Margarita, varios vecinos se! acercairon a los juzgados de L'Hospitalet para formular nuevas acusaciones contra la detenida. Carmen Ib¨¢?ez, la esposa de un compa?ero de trabajo del marido de Margarita S¨¢nchez, relacion¨® ayer una grave indisposici¨®n que sufri¨® -que la mantuvo cuatro d¨ªas inconsciente y que los m¨¦dicos atribuyeron a un virus- con un envenenamiento, tras conocer por televisi¨®n la noticia de la detenci¨®n.Seg¨²n explic¨® Carmen Ib¨¢?ez, Margarita S¨¢nchez y su hija fueron a visitarla a su casa y la primera, tras decirle que ten¨ªa sed, baj¨® a comprar una botella de cava, de la que le dio a beber en una copa. "Tom¨¦ de ella y empec¨¦ a sentirme mal", explic¨®, y asegura que de lo dem¨¢s s¨®lo recuerda que vio a Margarita S¨¢nchez meterse algo en el bolsillo y luego se desmay¨®. Carmen estuvo cuatro d¨ªas inconsciente y posteriormente not¨® la desaparici¨®n de unas joyas. "Sab¨ªa que hab¨ªa sido ella, pero no la denunci¨¦, tal vez por sus hijos", explic¨® ayer tras denunciar los hechos en el juzgado.Los efectivos policiales encargados del caso de la envenenadora se las vieron y se las desearon para lograr una conexi¨®n entre tanta muerte "aparentemente accidental". La presunta asesina se cuid¨® mucho, de dejar pruebas. Atendi¨® la puesta en escena al detalle: jam¨¢s actu¨® en su domicilio (excepto en el caso de su marido) y cambiaba de farmacia al solicitar el f¨¢rmaco (cuyas recetas falsificaba la hija, seg¨²n la polic¨ªa) o de banco cuando utilizaba una cartilla ajena. Hicieron falta numerosas y complejas investigaciones para atar cabos.
"La mayor alegr¨ªa que me pod¨ªan dar"
"Se me ha puesto la piel de gallina y me ha entrado una cosa por el cuerpo que no atino a explicar". Piedad Hinojo no ocultaba ayer su alegr¨ªa por la detenci¨®n de Margarita S¨¢nchez: "Es la alegr¨ªa m¨¢s grande que me pod¨ªan dar en la vida". Esta mujer peque?a, fuerte y habladora, de 67 a?os, tiene motivos para el j¨²bilo: ella fue la ¨²ltima v¨ªctima de la envenenadora m¨²ltiple y de su familia parti¨® la denuncia que acaba de llevar a la c¨¢rcel a su vecina Margarita y, a la hija de ¨¦sta. Milagrosamente, vive para contarlo.Piedad nunca podr¨¢ borrar de su memoria aquel fat¨ªdico 26 de agosto de 1995. Aquel d¨ªa, "esa mujer subi¨® conmigo en el. ascensor y baj¨® en mi misma planta. Yo llevaba un ramo de flores y cuando fui a. abrir la puerta ella puso el pie para impedir que entrara. Entonces me ech¨® algo en el ramo y me puso un trapo en la boca. Me oblig¨® a respirarlo, pero yo me resist¨ªa y, le dec¨ªa: 'Pero, ?qu¨¦ haces? ?Estate quieta!'. Al final acab¨¦ respirando".
La mujer, que viv¨ªa sola, estuvo tres d¨ªas en el sof¨¢. "Fue esa misma mujer [Margarita S¨¢nchez] la que llam¨® a mi hija que vive en Olesa de Montserrat para decirle que hac¨ªa varios d¨ªas que no me ve¨ªa y que quiz¨¢ me hab¨ªa pasado algo", relata. Las hijas acudieron inmediatamente a su casa y, despu¨¦s de entrar en la vivienda por la terraza de un piso contiguo, dado que no dispon¨ªan de llaves, la encontraron sin sentido estirada en el tresillo.
Llevaron a Piedad al Hospital Cl¨ªnico de Barcelona. All¨ª pas¨® 15 d¨ªas en coma profundo. No sali¨® hasta al cabo de tres meses y en ese tiempo padeci¨® un infarto, una neumonia y da nos parciales en el cerebro. Su familia crey¨® que no se salvar¨ªa.Una de las hijas de Piedad, Mercedes, llega en esta fase del relato y explica que mientras su madre estuvo en estado de coma, Margarita S¨¢nchez la llamaba cada noche al hospital. "Ya vimos que pasaba algo raro", asegura. Fueron ella y su hermana las que pusieron la denuncia. Piedad recuerda como, a los pocos d¨ªas de dejar el hospital, "esas asesinas me vinieron a saludar a la calle. Les dije que no se acercaran y ellas se mostraron extra?adas por mi actitud".
El bot¨ªn de la ¨²ltima intentona de homicidio de la envenenadora fueron los objetos que Piedad llevaba ese d¨ªa encima -una pulsera, un reloj, un cord¨®n de oro y los pendientes- y los que estaban en un joyero. Alrededor de 500.000 pesetas de valor. Como en otros casos, tambi¨¦n intentaron sacarle dinero de la cuenta corriente, pero el empleado del banco se neg¨®.
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