El Tribunal de Estrasburgo ver¨¢ el caso de la censurada pel¨ªcula sobre santa Teresa
El director Nigel Wingrove espera apoyo de la Sala de Derehos Humanos
En 1989, Nigel Wingrove, un aspirante a director cinematogr¨¢fico, de 31 a?os, comprob¨® con incredulidad c¨®mo la censura brit¨¢nica le prohib¨ªa su primer filme esgrimi¨¦ndo una obsoleta ley de la blasfemia. Visiones del ¨¦xtasis, un corto que presenta la experiencia m¨ªstica de Teresa de Avila en t¨¦rminos de arrobo er¨®tico-carnal con Jes¨²s crucificado, ha dormido desde entonces el sue?o de los justos. Sin embargo, Wingrove no ha dejado de batallar contra lo que considera un atropello. Ahora reclama justicia ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Sentado ante su mesa de trabajo en la sede de Redemption, la empresa de distribuci¨®n de filmes de horror y pornograf¨ªa m¨¢s o menos blanda que mont¨® hace tres a?os, Nigel Wingrove asegura que no pretendi¨® vulnerar ninguna ley. "Siempre me ha interesado la expresi¨®n violenta de la pasi¨®n. A trav¨¦s de otros escritores me llegaron fragmentos de la obra de santa Teresa y me pareci¨® intensamente sensual. Luego, en Roma, vi la escultura de Bellini, El ¨¦xtasis de santa Teresa, y se me ocurri¨® la idea del filme". Wingrove, que asegura haber le¨ªdo la versi¨®n inglesa de Las moradas, reconoce que hoy habr¨ªa hecho algo mejor; entonces se limit¨® a rodar un corto er¨®tico con unos toques de perversidad iconoclasta.
?xtasis
As¨ª fue como surgi¨® Visiones del ¨¦xtasis, en el que una improbable Teresa de ?vila experimenta un ¨¦xtasis m¨¢s carnal que m¨ªstico sobre el cuerpo yacente de un supuesto Jes¨²s crucificado.Wingrove estaba seguro de que tendr¨ªa alg¨²n problema con la escena en cuesti¨®n, pero jam¨¢s pens¨® que el corto entero, de apenas 20 minutos de duraci¨®n, sufriera las consecuencias. Deb¨ªa haberlo supuesto. "En este pa¨ªs hay dos grandes tab¨²es, el sexo y la intocable tradici¨®n, y por ese camino enlazamos con la Iglesia de Inglaterra", dice. "Adem¨¢s, el cine, los v¨ªdeos para ser m¨¢s exactos, se han convertido en las brujas modernas; en cuanto ocurre algo, sale alguien invocando la hoguera".
La Junta Brit¨¢nica de Clasificaci¨®n de Pel¨ªculas le neg¨® el certificado pertinente al corto de Wingrove, que recurri¨® al comit¨¦ de apelaci¨®n de v¨ªdeos con el mismo resultado. Ese a?o, 1989, a los censores de este pa¨ªs, que se precia de tener la normativa m¨¢s estricta de Europa, les toc¨® lidiar con otros temas espinosos. El v¨ªdeo de Madonna Like a prayer -Como una oraci¨®n- y el filme de Martin Scorsese La ¨²ltima tentaci¨®n de Cristo. Y no s¨®lo eso. La fatwa dictada contra el escritor Salman Rushdie, que provoc¨® disturbios importantes en Bradford, sede de una numerosa comunidad musulmana en el Reino Unido, termin¨® de enrarecer el ambiente.
"Yo pagu¨¦ las consecuencias. Con lo cual perd¨ª las 25.000 libras que hab¨ªa invertido en la pel¨ªcula. La censura no se atreve con grandes obras de arte o autores consagrados. No se lo habr¨ªan hecho a Fellini. Pero yo era un don nadie, sin apoyos, ni padrinos". Y encima escorado hacia el erotismo truculento. Las paredes del despacho de Wingrove est¨¢n repletas de im¨¢genes que as¨ª lo atestiguan. Es una sala no demasiado grande, pero ampliada por el efecto suntuoso del techo alt¨ªsimo, decorado con pinturas de grecas y escudos con la flor de Lis.
Visiones del ¨¦xtasis no es desde luego una obra de arte; quiz¨¢s por ello, Wingrove ha encontrado escaso apoyo a su causa entre los directores brit¨¢nicos consagrados. Muchos debieron pensar que m¨¢s le hubiera valido suprimir la escena en cuesti¨®n con santa Teresa er¨®ticamente colocada sobre el Cristo yacente de cuyos ojos se desprende una l¨¢grima. "Lo que no comprenden es que no es el valor de la obra lo que hay que defender, sino los principios", recalca el director de Redemption. Tampoco su actividad de los ¨²ltimos tres a?os -la distribuci¨®n de filmes, a menudo de escasa calidad, donde se mezclan el sexo y el horror a partes iguales- ha contribuido a mejorar su imagen y darle a su causa la estatura de lo pol¨ªticamente correcto.
Ni siquiera la originalidad adicional de haber sido vetado en funci¨®n de una ley que s¨®lo ha sido invocada tres veces por los censores o jueces en el presente siglo ha constituido especial aliciente para su caso. Es m¨¢s, hay quienes se han sentido indignados no por la prohibici¨®n en s¨ª de su filme, sino por el hecho de que las leyes de la blasfemia "protejan" s¨®lo a la religi¨®n anglicana. La Comisi¨®n por la Igualdad Racial ha reclamado que se hagan extensibles a todas las otras creencias.
Rushdie, por razones obvias, ha sido uno de los escasos popes de la cultura brit¨¢nica que han elevado su voz en defensa de Wingrove. "En general, los escritores se han portado mejor conmigo", dice el director frustrado, "Fay WeIdon estuvo tambi¨¦n de mi lado". Ahora s¨®lo falta que lo est¨¦ tambi¨¦n el Tribunal de Estrasburgo.
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