CC OO, en el sindicaIismo mundial
El ingreso de Comisiones Obreras (CCOO) en la Confederaci¨®n Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) durante su XVI Congreso (Bruselas, 25-26 de junio de 1996) va a significar nuestra plena integraci¨®n en el sindicalismo mundial, cinco a?os despu¨¦s de habernos afiliado a la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos (CES).El V Congreso de CC OO, celebrado a finales de 1991, tom¨® la decisi¨®n de suprimir de los estatutos la prohibici¨®n de adherirse a cualquiera de las tres centrales en que se fraccion¨® el sindicalismo mundial durante la guerra fr¨ªa: la prosovi¨¦tica FSM, la cristiana CMT y la CIOSL, donde predominaban las tendencias socialdem¨®cratas. No quer¨ªamos contribuir a una divisi¨®n connotada de ideologismos que mediatizaban en exceso la acci¨®n sindical y la solidaridad en el plano internacional.
Tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn se produjo un vertiginoso declive de la FSM -la CGT francesa, ¨²nico sindicato de Europa Occidental en la FSM, la abandon¨® hace dos a?os- y una progresiva apertura de la CIOSL, a la que se han incorporado la mayor¨ªa de las centrales de Am¨¦rica del Sur, muchas de las nuevas y de las antiguas autorreformadas de los pa¨ªses ex comunistas, convirti¨¦ndose en la ¨²nica confederaci¨®n internacional con bases muy s¨®lidas y representativas en los cinco continentes.
Pero junto a este gran reforzamiento estructural, la CIOSL ha ganado en pluralidad cultural y se ha convertido en el medio sindical m¨¢s valioso para materializar la solidaridad y proyectarla a los trabajadores de todo el mundo. Solidaridad imprescindible en el. momento mismo en el que, superada la confrontaci¨®n Este-Oeste, con m¨¢s nitidez y crudeza- se manifiestan las desigualdades Norte-Sur.
La lucha por los mercados guiada por la competitividad salvaje, buscando zonas en las que comprar a los m¨¢s pobres a menor precio y sin los m¨¢s elementales derechos civiles y sociolaborales, es simult¨¢nea a la desregulaci¨®n laboral, a los ataques contra los sistemas p¨²blicos de protecci¨®n social y con el mantenimiento de altas tasas de paro en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados.
La mundializaci¨®n de la econom¨ªa dirigida por quienes propugnan la victoria del mercado sobre la equidad social y subordinando a la pol¨ªtica, impide la universalizaci¨®n de la democracia, la debilita donde ya la hab¨ªamos establecido y provoca nuevas convulsiones de distinta ¨ªndole por todas las latitudes. Pero es precisamente en estas consecuencias palpables de donde nacen nuevas razones para inducir otro rumbo en procesos que no tienen que considerarse intr¨ªnsecamente perversos. El libre comercio y la superaci¨®n de las fronteras econ¨®micas no est¨¢ re?ido por definici¨®n con la cooperaci¨®n aun en la competencia, ni con una mejor redistribuci¨®n del trabajo a escala planetaria; y ambas aspiraciones necesitan de la expansi¨®n de una conquista de la humanidad como es la democracia.
Ahora bien, estas nuevas razones necesitan, de nuevo, cauces para defenderlas y de nuevos instrumentos pol¨ªticos y sociales para transformarlas en criterios de Gobierno y en ejes de vertebraci¨®n social. En otras palabras, no basta con articular un mejor discurso y atesorarlo con buenas razones; adem¨¢s hay que organizarse para ganar mayores espacios culturales, pol¨ªticos y sociales. -
. As¨ª por ejemplo, la solidaridad ha de trascender el car¨¢cter declarativo para concretarse organizativamente en la coordinaci¨®n y actuaci¨®n com¨²n de todos los sindicatos del mundo; del gesto caritativo verticalmente otorgado por los que viven mejor a los que est¨¢n en los m¨¢s bajos niveles sociales, para convertirla en un v¨ªnculo material y necesario entre todos los trabajadores/as, conscientes de que sus intereses y derechos se dirimen en un mismo plano, el que ya est¨¢ delineado por una econom¨ªa globalizada. Es indisociable la lucha contra la merma de los derechos sociolaborales en los pa¨ªses industrializados y la que debe desplegarse en las zonas en v¨ªas de, desarrollo donde se niegan incluso las condiciones m¨ªnimas establecidas por la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo.
La CS de CC 00 se propone contribuir" en la medida de sus posibilidades, a que la CIOSL asuma la direcci¨®n de esta nueva dimensi¨®n del sindicalismo mundial aportando nuestras experiencias en el campo de la solidaridad internacional -muy intensa en Am¨¦rica Latina- y sobre todo el ejemplo de la unidad de acci¨®n en nuestro propio pa¨ªs entre UGT y CC OO, que a partir de ahora se ver¨¢ a¨²n m¨¢s fortalecida por la pertenencia y participaci¨®n de ambas en las mismas confederaciones internacionales, la CES en el ¨¢mbito europeo y la CIOSL a nivel mundial.
Antonio Guti¨¦rrez es secretario general de la Confederaci¨®n Sindical de CC OO.
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