La transformaci¨®n de una villa hist¨®rica
En los primeros a?os de la democracia ¨¦ramos bastantes los arquitectos alcaldes, pero ahora somos muy pocos. A la luz de la experiencia, y desde mi posici¨®n socialdem¨®crata, puedo decir que ha pesado m¨¢s, a la hora de ejercer como alcalde, el haber sido arquitecto que pol¨ªtico. La pol¨ªtica municipal genera en el arquitecto fuertes contradicciones, oblig¨¢ndolo a adoptar decisiones claras y tajantes: abandonar el ejercicio libre de la profesi¨®n sin componendas y pasar a ejercer de otra manera, porque lo m¨¢s importante es tener las manos libres.Toda ciudad -sobre todo algunas- precisa un proyecto de transformaci¨®n necesariamente culto. Las ciudades espa?olas, tal como las hab¨ªamos heredado, eran una mezcla de negocio b¨¢rbaro, de falta de direcci¨®n y de ilusi¨®n colectiva. En los primeros a?os de democracia, la sensaci¨®n que se ten¨ªa era la de ser un m¨¦dico de urgencias, donde las esperanzas volcadas por los ciudadanos eran incluso superiores a nuestras posibilidades reales.
Muchos ayuntamientos emprendieron los trabajos de redacci¨®n y posterior aprobaci¨®n del plan general, con objetivos que sol¨ªan ser sencillos y que giraban en torno a la necesidad de acometer un proyecto de transformaci¨®n que generase nuevas vocaciones urbanas y que recuperase la ciudad hist¨®rica. Citar¨¦ brevemente algunas consideraciones que quiz¨¢ podr¨ªan ser asumidas por muchas ciudades espa?olas de tama?o medio.
- El alcalde arquitecto debe, enunciando verbos: concebir (el proyecto), ordenar (la ciudad y sus actividades), concitar (apoyos sociales y pol¨ªticos), repartir (la riqueza), construir (con calidad) y gestionar (con honradez lo p¨²blico y lo privado).
-Desde el primer momento, el trabajo interdisciplinario y en equipo es en buena medida la base de los ¨¦xitos posteriores. Las f¨®rmulas administrativas de colaboraci¨®n entre t¨¦cnicos y pol¨ªticos deben ser sencillas y estar basadas m¨¢s en la autoridad proyectual que en la jer¨¢rquica.
- Un proyecto de transformaci¨®n culto exige calidad. La decisi¨®n de convocar a buenos arquitectos de todas partes para desarrollar proyectos, tanto en el interior de la ciudad hist¨®rica como en las zonas de crecimiento -uno para cada sitio-, ha resultado ser muy positiva. La calidad, la buena arquitectura, es una de las caracter¨ªsticas significativas y reconocidas en la transformaci¨®n de Santiago de Compostela. Si hab¨ªa que hacer nuevas infraestructuras y equipamiento, ?por qu¨¦ no hacerlos bien? Es verdad que lleva m¨¢s tiempo, ya que los proyectos se han discutido minuciosamente y el arquitecto ha contado con un programa y la opini¨®n de la administraci¨®n en su desarrollo. La obra, despu¨¦s, ya fue suya.
- Una ciudad moderna no debe de excluir, de entrada, ning¨²n vector de la actividad econ¨®mica, pero debe saber dimensionarlos y no dejarse llevar ni por la gran obra innecesaria ni por la moda de consumo. Una ciudad tiene que ser al mismo tiempo tur¨ªstica, universitaria, cultural, tecnol¨®gica, comercial, industrial, etc¨¦tera. Si se pueden combinar ¨¦stos y otros factores, las bases de desarrollo local estar¨¢n constru¨ªdas.
- Los gestores han de serlo de lo p¨²blico y de lo privado. Las crisis de las ciudades suelen coincidir con las de los pa¨ªses y, en general, con las llamadas crisis econ¨®micas. Se perciben primero en ellas, incluso antes de que sean detectadas por los analistas. Por eso hay que ser capaz de introducir un ritmo en el proceso de crecimiento econ¨®mico, combinando, si as¨ª se requiere, la actividad p¨²blica y privada seg¨²n el momento. En Santiago de Compostela desarrollamos fundamentalmente el proyecto p¨²blico de transformaci¨®n durante el retraimiento de la inversi¨®n privada, lo que luego result¨® ser muy positivo para impulsar ¨¦sta.
- La redacci¨®n y aprobaci¨®n del plan general es la pieza clave de la ciudad. Los ayuntamientos que lo hicieron -a pesar de excesivas dosis de direcci¨®n e idealismo en algunos casos- llevan hoy en d¨ªa las de ganar. La ordenaci¨®n del espacio y de las actividades, la cualificaci¨®n de las zonas de protecci¨®n o de construcci¨®n, los equipamientos, las infraestructuras, los sistemas generales, la conservaci¨®n y rehabilitaci¨®n de edificios y zonas hist¨®ricas, todo ello dibujado en planos, con rigor y claridad es, sin lugar a dudas, el tanto por ciento m¨¢s elevado del ¨¦xito de una ciudad y la base de cualquier econom¨ªa urbana sana.
- El plan o los planes deben de especializar la ciudad y aprovechar sus recursos naturales. No todas sus partes deben de crecer de la misma manera y con los mismos usos, pero cada una de ellas debe ser autosuficiente y disponer de uno o varios equipamientos que sirvan de tir¨®n
- Las infraestructuras viarias son parte fundamental de la ciudad, las que m¨¢s la vertebran, y por ello deben estar incluidas en los documentos de planeamiento. El ayuntamiento debe de cooperar con las otras administraciones en su dise?o y construcci¨®n, con el objetivo de conseguir calidad en su implante terrritorial y acompasamiento seg¨²n los intereses del planeamiento de borde en cada caso.
- La administraci¨®n local tiene que intervenir junto con los dem¨¢s agentes en el mercado de suelo y vivienda. Sobre esto existen posturas contradictorias, pero deben evitarse aqu¨¦llas que tienden a expulsarla cuando las condiciones econ¨®micas son buenas y reclaman su presencia en momentos de crisis o cuando surge un conflicto entre las partes. Debe ser sostenida a lo largo de todo el proceso de planificaci¨®n y gesti¨®n, negociando entre los propietarios de suelo y los promotores inmobiliarios, en el momento de la aprobaci¨®n del plan, acuerdos que garanticen su ejecuci¨®n, as¨ª como el mantenimiento de la calidad de los espacios p¨²blicos.
- La ciudad es un pacto permanente y no un lugar de enfrentamiento, es un acuerdo entre los regidores, entre ¨¦stos y los ciudadanos. y entre las instituciones y las otras administraciones. Si se quiere desarrollar un programa transformador se necesita una base pol¨ªtica y social amplia, un proyecto preciso y t¨¦cnicamente bien elaborado, una gran capacidad de empuje y de convicci¨®n para implicar a otros agentes. Un ayuntamiento debe desarrollar su liderazgo de forma constante, pero ha de ser consciente de que en los momentos importantes debe saber compartirlo.
Pero quiero detenerme brevemente en el caso de Santiago de Compostela.
Sobre un substrato prehist¨®rico poco estudiado se crea un tejido potente de ¨¦poca rom¨¢nica en torno a una tumba, generatriz de un movimiento de peregrinaci¨®n que dej¨® huella en toda Europa; luego nace la Universidad, que supone la introducci¨®n de una nueva arquitectura. Hasta el siglo XVIII fue la ciudad m¨¢s grande de Galicia, y se acometieron grandes reformas urbanas: la reforma barroca se desarrolla en el intrad¨®s de la ciudad derribando buena parte de las fachadas, una actividad constructiva muy caracter¨ªstica en su estilo y en su lenguaje. Despu¨¦s, la supresi¨®n del voto de Santiago por las Cortes liberales, la aparici¨®n de econom¨ªas industriales en otras ciudades, ocasionaron la p¨¦rdida del paso. La ciudad casi enmudeci¨®, sumida en la latr¨ªa hacia el pasado, y lo original que se construy¨® en esa ¨¦poca en muchos casos fue destru¨ªdo.
Durante estos a?os hemos ido desarrollando la transformaci¨®n de la ciudad a trav¨¦s de la ejecuci¨®n del plan general, con el concurso de arquitectos de todo el mundo, aprovechando la coyuntura del A?o Jubilar de 1993 y respondiendo a las necesidades de una capital de comunidad aut¨®noma, as¨ª como a las nuevas demandas tur¨ªsticas y de ocio derivadas de la promoci¨®n internacional del Camino de Santiago.
Nuestro empe?o mayor es rehabilitar la ciudad hist¨®rica introduciendo nuevas pautas culturales y econ¨®micas y dot¨¢ndola de nuevos cometidos. En este sentido, el plan especial de la ciudad hist¨®rica se propone cuatro grandes objetivos:
1. La catalogaci¨®n de todo el patrimonio edificado, jerarquizado seg¨²n su inter¨¦s en el conjunto y las necesidades de rehabilitaci¨®n.
2. La recuperaci¨®n de la funci¨®n central de la ciudad hist¨®rica y de su vocaci¨®n econ¨®mica e institucional, dot¨¢ndola de infraestructuras, de nuevos espacios para usos universitarios e institucionales y construyendo grandes equipamientos exteriores que compartan su entorno.
3. La mejora de los usos residenciales, manteniendo la tipolog¨ªa edificatoria y parcelarla, promoviendo un plan general de vivienda y permitiendo la construcci¨®n en los espacios intersticiales de nuevas arquitecturas.
4. Promover los usos peatonales, introduciendo pautas de racionalidad y acompasando en el tiempo, a lo largo del d¨ªa y dependiendo de las necesidades, los usos comerciales, residenciales, tur¨ªsticos, etc¨¦tera
El mayor ¨¦xito se est¨¢ obteniendo en el desarrollo del "plan puente de rehabilitaci¨®n", gestionado por una oficina espec¨ªfica promovida por el Consorcio de la Ciudad. Esta oficina, constituida por arquitectos, documentalistas y economistas, trabaja en contacto directo con los ciudadanos con el objetivo de armonizar la necesaria renovaci¨®n con el respeto y conservaci¨®n de la arquitectura hist¨®rica existente. En dos a?os de trabajo constante y animoso se ha conseguido la adhesi¨®n al programa de 1.200 viviendas. Se ha ganado la confianza de los ciudadanos, pues se les atiende no solamente en los trabajos de proyecto, sino tambi¨¦n en las gestiones de contrataci¨®n, obtenci¨®n de subvenciones, tramitaci¨®n de licencia, control de calidad, etc¨¦tera. Se ha implicado a j¨®venes arquitectos, arque¨®logos, empresarios que se han especializado y homologado sus empresas, organizando charlas y coloquios, tanto para preparar profesionales, t¨¦cnicos y trabajadores en rehabilitaci¨®n como para dar a conocer el programa a todos los sectores. Cada vivienda que se va arreglando es un motivo de satisfacci¨®n colectiva. Pero, adem¨¢s, la oficina de rehabilitaci¨®n, juntamente con la Conseller¨ªa de Cultura, ha acometido intervenciones en los grandes edificios monumentales, divididas en programas sucesivos por anualidades: cubiertas, impermeabilizaci¨®n, cuidados especiales de la f¨¢brica, retablos, ¨®rganos, etc¨¦tera.
Han sido unos a?os de trabajo intenso y apasionante, de estrecha cooperaci¨®n institucional entre la Administraci¨®n del Estado, la auton¨®mica y el Ayuntamiento, y tambi¨¦n de reconocimiento exterior. No se trata s¨®lo de una transformaci¨®n en t¨¦rminos f¨ªsicos, sino tambi¨¦n en t¨¦rminos culturales. Los objetivos del A?o Jubilar 1999 y la Ciudad Europea de la Cultura en el 2000 vendr¨¢n de nuevo a generar econom¨ªa, a desarrollar una ciudad autosuficiente, capaz de mejorar la calidad de vida, producir cultura y aprovechar los recursos naturales. De lo que se trata, en ¨²ltima instancia, es de situar a Compostela, a tenor de su significaci¨®n en el concierto europeo, entre las capitales que conjugan historia y presente para construir el futuro de nuestras ciudades.
Babelia
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