La UCI tambi¨¦n cobra peaje: las multas se disparan
El Tour es un gran negocio, pero no s¨®lo para la empresa organizadora. La Uni¨®n Ciclista Internacional tambi¨¦n tiene una manera de sacar rendimiento econ¨®mico a la carrera: las multas. Es un procedimiento tradicional, pero este a?o los comisarios, encabezados por el italiano Giovanni Meraviglia, est¨¢n mostrando m¨¢s claramente su cara m¨¢s parecida a una caja registradora. La primera etapa -tan peligrosa por las rotondas que el propio Jean Marie Leblanc, director del Tour, solicit¨® a Indur¨¢in y Rominger que como capos del pelot¨®n intentaran lograr que la etapa se disputara a marcha lenta- fue una muestra particularmente clara de lo que les espera a corredores y equipos. S¨®lo en multas, la UCI recaud¨® 1.830 francos suizos (unas 185.000 pesetas.), y eso sin contar la amenaza de un mill¨®n de pesetas que cuelga sobre la ONCE por el asunto de las bicicletas carenadas.El mayor perjudicado del d¨ªa fue el debutante italiano Sergio Previtali, quien da?ado en una ca¨ªda no tuvo m¨¢s ocurrencia que agarrarse al coche de su director. A Previtali, la infracci¨®n no le cost¨® dinero -fue directamente expulsado de la carrera- pero a su director el remolque le sali¨® por 50.000 pesetas. Curiosamente, el reglamento no contempla esa multa, sino tambi¨¦n la expulsi¨®n de carrera del director. Otro de los ca¨ªdos del d¨ªa, el norteamericano Frankle Andreu, intent¨® reintegrarse el pelot¨®n buscando protecci¨®n del viento en el coche de su director. La maniobra le cost¨® 5.000 pesetas y 20 segundos de penalizaci¨®n en la general; a su director, 30.000 pesetas. Un olvido -no poner las placas en las bicicletas- le cost¨® al director del Rabobank 50.000 pesetas, y al del Agrigel arreglar una aver¨ªa mec¨¢nica a un corredor en un lugar peligroso, 30.000.
Cipollini fue multado de nuevo, pero curiosamente no por llevar un culotte rojo, rompiendo la uniformidad del equipo, sino por cerrar contra las vallas a otros corredores en el sprint: 25.000 pesetas.
El mill¨®n de pesetas que amenaza a la ONCE puede, sin embargo, quedarse en nada. No s¨®lo porque el equipo de Manolo S¨¢iz piensa enviar a la UCI pruebas documentales de que la bicicleta de marras se utiliz¨® sin problemas a lo largo de todo el a?o sino tambi¨¦n porque mantienen que las novedades aportadas -el aler¨®n detr¨¢s del sill¨ªn y el aplique junto a la cadena- eran en todo caso de dise?o y aerodin¨¢micas, y nunca t¨¦cnicas, las que necesitan' de homologaci¨®n. En todo caso, en la ONCE re cuerdan que el asunto ha sido mal llevado por los comisarios de carrera. Seg¨²n un art¨ªculo del reglamento de la UCI ellos son los ¨²nicos jueces a la hora de autorizar una bicicleta. Y lo hicieron en el pr¨®logo. No entienden como la UCI puede meter baza despu¨¦s.
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