"S¨¦ lo que tengo; lo mismo que Lady Di"
, "Una locura compartida". Es el inicio del relato de los padres de un ni?o anor¨¦xico, uno de los primeros casos cl¨ªnicos en Espa?a, cuya identidad quieren preservar. Ten¨ªa 11 a?os cuando tras varios intentos infructuosos por dar con el origen de su p¨¦rdida de peso se autodiagnostic¨® anor¨¦xico: "S¨¦ lo que tengo y es lo mismo que tiene Lady Di". Era 1994. Hasta entonces, su madre pensaba que ten¨ªa un hijo demasiado perfecto. Inteligente, guapo, obediente, deportista y muy exigente consigo mismo y con los dem¨¢s. "Pero de pronto un d¨ªa se vio gordo y quiso tener un cuerpo Danone". A pesar de tener bastante masa muscular, acab¨® con sus 27 kilos en el hospital y empez¨® un paseo por el precipicio que a¨²n hoy no ha concluido. "T¨² le ves que se te muere, le obligas a comer y ¨¦l entonces te dice que te mueras t¨², porque acaban siendo muy crueles", dice el padre.
D¨ªa tras d¨ªa, cada comida es una jugada con muchas trampas que se saldar¨¢ con un ganador y un perdedor. Y, en el ambiente, la sospecha de que una criatura, de la que de pronto desconoces casi todo, quiere quitarse de en medio porque no asume su condici¨®n f¨ªsica. "Es como una locura compartida , contin¨²a la madre, "porque crea tanta tensi¨®n familiar y te deja tan marcada que aunque ¨¦l se cure yo no lo podr¨¦ olvidar jam¨¢s". El tratamiento consiste en r¨¦gimen alimentario, tranquilizantes y una terapia que, de otro signo, tambi¨¦n pasar¨¢n los padres.
El ni?o ha recuperado 20 kilos, a sus amigos perdidos y su buen curr¨ªculo escolar. Ahora se maneja bien en sus relaciones con el otro sexo. Quiere dejar de torturarse con la comida, pero sigue insistiendo en que est¨¢ gordo. Los especialistas han avisado a sus padres que cuesta escapar de la anorexia m¨¢s que de la droga. No pasa un d¨ªa sin que el ni?o indague por el n¨²mero de calor¨ªas que contienen todos los alimentos que toma. Acaba de cumplir 13 a?os.
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