ONG gatuna
Qui¨¦n lo habr¨ªa de decir, o adivinar, desde la Castellana, Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde, Orense o General Per¨®n, las cuatro grandes v¨ªas que delimitan el complejo por el exterior, pero el inexpugnable cintur¨®n de hormig¨®n, acero y cristal formado por los rascacielos de Azca guarda en su interior un parquecillo, aut¨¦ntico oasis urbano cuidado a diario con esmero y donde los ¨¢rboles casi no dejan ya ver el bosque... de edificios gigantescos, a no ser que pongamos en ello mucho inter¨¦s. Apenas llega la contaminaci¨®n a este corazoncito verde, y mucho menos los ruidos abominables del tr¨¢fico que discurre por las avenidas citadas, de modo que, con un poco de voluntad y predisposici¨®n, no nos resultar¨¢ dif¨ªcil reinstaurar la paz y el sosiego.El prodigio del agua est¨¢ presente en las piletas y surtidores, y tambi¨¦n en las tenues cortinas acu¨¢ticas del riego, donde el arco iris se manifiesta con prodigalidad: los pl¨¢tanos y las con¨ªferas, las frondosas enredaderas y los prunos, las plantas arom¨¢ticas y el propio c¨¦sped parecen esponjarse bajo esta ben¨¦fica lluvia, envolvi¨¦ndonos, y ungi¨¦ndonos con mil fragancias. Bulle la vida, hay una eclosi¨®n de rosas, de mirlos y no digamos de mariposas.
Bueno, los mirlos tuvieron su m¨¢ximo protagonismo en mayo, y no es que ahora se hayan marchado, sino que han pasado a la clandestinidad. Se lucieron m¨¢s, entonces, los esbeltos machos de plumas color azabache y pico amarillo, las hembras y las cr¨ªas ya grandecitas, pardo oscuro, todos ellos dignos pero no altivos, manteniendo las distancias con los dem¨¢s seres" pero sin mostrarse atolondrados ni asustadizos. Siempre me han ca¨ªdo bien los mirlos, grandes sibaritas de las umbr¨ªas, tan amantes de la sombra y el agua como aquellos reyes nazar¨ªes venidos del desierto implacable y que en El-Andalus crearon, hedonistas, fuentes, patios, reductos de frescor y humedad. Y no hace falta citar la Alhambra, el Generalife o el Albaic¨ªn para evocarlos: cualquier patio sevillano o cordob¨¦s atesora a¨²n los gozos derivados de su filosof¨ªa vital. Pero volvamos a los mirlos. Como es sabido, son tan buenas personas que aceptan vivir en cautividad, y los machos permiten incluso que su amo-carcelero les ense?e a silbar sus melod¨ªas predilectas, de modo que si oyen a un mirlo silboteando la Marcha militar de Schubert o el Cara al sol no le llamen mel¨®mano ni facha, ll¨¢menle simplemente mirlo.
La primera quincena de junio trajo a los jardines de Azca, que es de lo que est¨¢bamos hablando, una tremenda explosi¨®n de mariposillas multicolores, sobre todo alrededor de las matas de espliego, y yo las contemplaba tan gozoso como Pepelu a Igor ("?Aigor, cejones!"), hasta que los medios de comunicaci¨®n se chivaron de que sus descendientes se nos iban a comer tan golosamente como devor¨¢bamos los ni?os de anta?o "el rico pirul¨ª de La Habana": ahora desfilo ante ellas con m¨¢s reticencia.
Con el principio del est¨ªo, les ha llegado el turno a los gatos, otra especie que siempre am¨¦ y admir¨¦. Durante a?os, algo as¨ª c¨®mo media docena de mininos, lo que es un ret¨¦n, jugaba o dorm¨ªa por entre los geranios sin meterse con nadie y viceversa. Esta situaci¨®n ha cambiado radicalmente, pues ahora comparecen todas las ma?anas, solas o en grupo, se?oras o se?oritas benefactoras de felinos. Y no les traen mendrugos o raspas, como las decr¨¦pitas y muchas veces andrajosas fil¨¢ntropas que anta?o hubo en la calle del Pr¨ªncipe Anglona, sino latas de ¨¦sas que anuncian en la tele para michis ricos, tuppers (se llamaba eso, ?no?) con comiditas precocinadas, pulcros cacharros para el agua o la leche. Y yo pienso que estas Florence Nightingale para mininos deben pertenecer a una ONG gatuna por la seguridad que muestran en s¨ª mismas, la eficacia con que administran su sofisticado catering y lo recogen y adecentan todo en un periquete.
Ni que decir tiene que los mininos han proliferado, y ahora podemos contemplar hasta una veintena aliment¨¢ndose en l¨ªnea, como las pobres vacas locas en las fotos de prensa. Han perdido su altivez y, en cierto modo, se han dejado "estabular". Y no quiero ser gafe, pero he visto antes historias tan hermosas como ¨¦sta degenerar en pogromos, que decimos hoga?o. Dios quiera que no pase nada. Oremos, y gocemos de este peque?o para¨ªso antes de que sea tarde.
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