A las guerrillas
A Tom¨¢s Campuzano, Miguel Rodr¨ªguez y Domingo Valderrama, tres legionarios donde los haya, les echaron a las guerrillas. La fiesta conserva intactas sus estructuras: los legionarios, a las guerrillas; las figuras, a figurar. Pronto. vendr¨¢n las figuras y se ver¨¢ que el orden establecido es inamovible.Las guerrillas a las que enviaron a Tom¨¢s Campuzano, Miguel Rodr¨ªguez y Domingo Valderrama eran inquietantes: aguardaban all¨ª miuras Y s¨²pose pronto que los miuras ven¨ªan con las del beri. O sea, no se trataba de los miuras caracter¨ªsticos de los ¨²ltimos a?os -ganado mansurr¨®n, grey vergonzante con ramalazos del g¨¦nero asnal- sino que recuperaban los rasgos de aquellos miuras legendarios, escurridos y grandotes a la vez, huesudos y cornalones, serios y correosos, duros de pezu?a, ¨¢giles de cuello, avisados y terribles.
Miura / Campuzano, Rodr¨ªguez, Valderrama
Toros de Eduardo Miura, serios, todos con 600 kilos arriba, mansos y broncos; 4? noble, dos primeros inv¨¢lidos.Tom¨¢s Campuzano: bajonaz¨® descarado (silencio); estocada corta trasera y dos descabellos; se le perdon¨® un aviso (ovaci¨®n y salida a los medios). Miguel Rodr¨ªguez: dos pinchazos bajos, estocada atravesada que asoma, rueda de peones y descabello (saluda por su cuenta y palmas); pinchazo baj¨ªsimo, estocada atravesada tendida y descabellos (saluda por su cuenta y algunas ' palmas). Domingo Valderrama: pinchazo, otro a toro arrancado, pinchazo hondo descaradamente bajo -primer aviso-, otro pinchazo igual, media atravesada descaradamente baja, descabello -segundo aviso- y cuatro descabellos (bronca); estocada baja perdiendo la muleta y rueda de peones (vuelta). Plaza de Pamplona, 7 de julio. 2 a corrida de feria. Lleno.
Hubo excepciones. Los dos primeros padec¨ªan tal invalidez, que su lidia ni cuenta. El cuarto sac¨® una nobleza sorprendente y Tom¨¢s Campuzano hubiera alcanzado un gran triunf¨®,;? llega a confiarse y hacer el toreo puro que conoce a la perfecci¨®n.
La franqu¨ªa con que tomaba los enga?os ese Miura excepcional requer¨ªa citarlo cruzado, adelante la muleta; tra¨¦rselo toreado, cargarle la suerte, ligar los pases. Tom¨¢s Campuzano, por el contrario, se situaba fuera-cacho, ofreciendo a un lado la muletaza y sobre el pico del franel¨®n pretend¨ªa embarcar, por lo que el toro perd¨ªa pronto la gu¨ªa y se quedaba a su aire.
Seis minutos estuvo Campuzano pegando derechazos de esa . inconexa manera y cuando se ech¨® la muleta a la izquierda ya el Miura hab¨ªa perdido el celo. Es cierto que Campuzano estuvo animoso y trabajador, pero cuando hay un toro encastado y noble en la arena el arte de torear se convierte en estricta exigencia.
No volvieron a salir miuras nobles. Los miuras sab¨ªan lat¨ªn, incluido el sexto, que barbe¨® tablas, y si Domingo Valderrama pudo pegarle unos cuantos pases, hubo de ser reconduci¨¦ndole los topetazos.
Miguel Rodr¨ªguez entr¨® cuatro veces a banderillear al segundo y acab¨® en empate: cuatro palos dej¨® en el toro, cuatro en la arena. Al quinto lo banderillearon los peones con enormes apuros y mayores dificultades tuvo Miguel Rodr¨ªguez al intentar derechazos poniendo en la tarea un empe?o digno de mejor causa, pues el Miura se quedaba en la suerte tirando hachazos.
Peor catadura sac¨® el tercero, un Miura avisado y bronco empe?ado en atrapar a Domingo Valderrama, que es hombre bajito y bueno. A la de matar se le acumularon los problemas. Domingo Valderrama no encontraba por d¨®nde salvar aquellas astas enarboladas a la defensiva y a punto estuvo de escuchar los tres- avisos. Entre sus mandobles fallidos y las docenas de cachetazos que necesit¨® un pe¨®n para apuntillarlo, el toro qued¨® rebozado en sangre, la lluvia torrencial que ca¨ªa llen¨® el ruedo de charcos sanguinolentos, arroj¨® almohadillas el p¨²blico enfurecido y se revivieron entonces las m¨¢s s¨®rdidas estampas de la Espa?a negra.
Pedro Luis Parrilla banderille¨® valeroso y pinturero al sexto Miura; Valderrama empez¨® la faena de muleta en el, platillo, sigui¨® encorajinado y la fiesta recuper¨® el color. Sali¨® de s¨²bito el sol, apareci¨® el arco iris, los mozos de las penas cantaron La chica ye-ye, Valderrama dio una vuelta al ruedo y todo fue j¨²bilo para celebrar que los legionarios volv¨ªan de la guerrilla indemnes. Muertos los miuras, ellos lo cuentan. Y el gent¨ªo brind¨® con champ¨¢n. Bueno, algunos brindaron con sangr¨ªa. Y si otros no brindaron fue porque ya se lo hab¨ªan bebido todo. El equivalente a una bodega se bebieron; y m¨¢s que hubiera.
Babelia
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