Ganader¨ªas a la carta
En cualquier tertulia taurina se habla acerca de lo mal que est¨¢ el toro actual y del futuro que le aguarda al espect¨¢culo taurino, cuyo protagonista principal se encuentra, en general, ayuno de fuerza, casta y bravura. Tenemos la sensaci¨®n de repetirnos al explicar el porqu¨¦, ya que cualquier aficionado sabe que se ha llegado hasta aqu¨ª por tomar un camino equivocado en la selecci¨®n, aquel que transita por la b¨²squeda de la nobleza y de la suavidad en la embestida. Este toro es incapaz de superar el estr¨¦s f¨ªsico y emocional que supone la lidia, reflej¨¢ndose en la claudicaci¨®n en la lucha y en la p¨¦rdida de fuerza.Casi todos culpan de ello a los ganaderos de bravo. Estos profesionales hacen el toro que se les demanda a la carta, ya que con afici¨®n, conocimientos y tiempo, son capaces de ofrecer el producto que se les demanda. Desde hace tres o cuatro d¨¦cadas las llamadas figuras y la cohorte de taurinos que les protegen han exigido un toro noble, colaborador y sin peligro, que les permita el lucimiento y as¨ª torear un ciento de corridas al a?o. S¨®lo si el ganadero cr¨ªa este tipo de producto tiene asegurada la venta y el futuro de su explotaci¨®n.
En unos primeros trabajos que estamos desarrollando actualmente se comprueba con sorpresa que los caracteres ligados a la nobleza se transmiten con menor intensidad que los relacionados con la bravura o, si se prefiere, es m¨¢s f¨¢cil mejorar la bravura que la nobleza. Sin embargo, la realidad nos est¨¢ demostrando justo lo contrario, ya que la ganader¨ªa brava en estas ¨²ltimas d¨¦cadas ha aumentado demasiado la bondad a cambio de perder, fiereza.
Muchos ganaderos son conscientes del chantaje a que se ven sometidos por el taurinismo dominante y no tienen otra alternativa que claudicar ante sus exigencias si quieren seguir vendiendo sus productos. Sin embargo, existe a¨²n un reducto bastante numeroso de ganaderos, aliado con el taurinismo que est¨¢ de acuerdo en fabricar este tipo de toro bobalic¨®n y claudicante porque dicen que es el que hace crujir de arte a los tendidos. Estos se?ores, adem¨¢s de poco inteligentes, son malos aficionados porque no saben que una ganader¨ªa sobrada de nobleza dura poco, ya que se encuentra a un paso de la mansedumbre y del peligro.
Los aficionados vibran de verdad cuando en el ruedo se conjugan un toro encastado y con clase con un torero que doblega la embestida por los senderos del arte. ?sta es la ¨²nica p¨®cima que puede salvar y engrandecer a la fiesta. Para ello, los ganaderos deben caminar por la v¨ªa de la independencia sin confederarse con los estamentos dominantes que les obligan a prostituir la casta de sus ganader¨ªas. Aunque sea m¨¢s c¨®modo comprar vacas y sementales de ganader¨ªas prestigiosas, tienen la obligaci¨®n de mejorar sus propios encastes, ya que estamos asistiendo a la reducci¨®n irreversible de la biodiversidad ganadera brava.
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