La camada fr¨ªa
Los herederos: orientales, centroeuropeos, individualistas y soberbios
Los herederos ya son enemigos y vienen del fr¨ªo. Las lenguas rom¨¢nicas se baten en retirada ante el mismo viento ¨¢rtico que soplaba a 100 por hora en la cima del Galibier y que llevaba consigo a una camada de ciclistas j¨®venes, german¨®filos, individualistas e irrespetuosos. Tras las etapas alpinas, cinco de los seis primeros de la general eran de pa¨ªses fr¨ªos, de Rusia, Dinamarca, Alemania, Austria y Suiza. Estaban colocados los viejos conocidos, los Riis, Rominger, Berzin y Olano, pero tambi¨¦n los neonatos para el ciclismo, Luttenberger y UlIrich. De hecho, cuatro de los seis tienen menos de 27 a?os y disputan un Tour con aspiraciones por primera, vez. Son a los que se puede llamar la banda del Lutte, en honor a c¨®mo llaman en su pa¨ªs al austriaco revelaci¨®n Luttenberger. El calvinismo gana posiciones.Todos, Berzin, Olano, Luttenberger y UlIrich, tienen en com¨²n un individualismo exacerbado, una falta de respeto en la tradici¨®n, una creencia ciega en que el ciclismo nace y muere con ellos. Una curiosa mezcla entre una cuna eminentemente colectivista -la mayor¨ªa se han criado en las escuelas deportivas orientales, en las que la bandera que juraron simplemente escond¨ªa una competitividad tremenda- y unas aspiraciones puramente liberal-capitalistas. Los que no nacieron en escuelas deportivas lo hicieron en un entorno adverso, en una pr¨¢ctica diaria que les convenc¨ªa entrenamiento a entrenamiento de que los ¨²nicos que cre¨ªan en ellos eran ellos mismos. A todos, as¨ª, les ha faltado la escuela cultural-deportiva. Olano: "Mi animal preferido es el lobo".
Si duros y fr¨ªos son los de la generaci¨®n intermedia, los del 70 -Olano, Berzin-, pedernales congelados parecen los m¨¢s j¨®venes. UlIrich tiene s¨®lo 22 a?os y Luttenberger, 23. Los dos brillaron en la Vuelta a Suiza.
El primero forma parte de la force de frappe del Telekom, pero no tiene alma de gregario. Trabajar¨¢ para Riis, pero al mismo tiempo le recordar¨¢ cuantas veces pueda que fue campe¨®n del Mundo aficionado en 1993. Y lo har¨¢ guard¨¢ndose fuerzas para s¨ª mismo.
M¨¢s claro es el ejemplo Luttenberger. Todo aquel que no conozca a este austriaco deber¨ªa pensar que estando en el Carrera, su vida ciclista deber¨ªa ser un ejemplo de veneraci¨®n a sus antiguos, Chiappucci y Pantani, con quien guarda una cierta similitud f¨ªsica -cuerpo de, escalador: mide lo mismo, 1,73, aunque no es tan delgado-, pero no. "Yo soy una persona libre en el equipo, sin ninguna responsabilidad. Estoy para aprender". Una cantinela que todos repiten y que tambi¨¦n modifican seg¨²n pasa el tiempo. "Pero no tengo ning¨²n l¨ªder por delante Chiappucci no es nada. Es un personaje ordinario a quien no debo nada. Nunca me ha ayudado".
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