Palabras
Hay palabras que pesan como el plomo, porque revelan, como en una radiograf¨ªa moral, el talante y la actitud de quien las profiere. ?ste es el caso de Gabriel Ca?ellas, el que fue presidente del Gobierno balear y grano en las posaderas del PP: recuerden que se resisti¨® a ser descabalgado del poder como percebe que se resiste a la ola. Es un pol¨ªtico proceloso, en fin, que no hace m¨¢s que poner en evidencia a su partido.La ¨²ltima barbaridad la solt¨®, como saben, hace unos d¨ªas. Despu¨¦s, y en vista del esc¨¢ndalo, se ha excusado, pero con palabras endebles que no, borran el efecto de lo dicho. Fue en una tertulia de radio, cuando sali¨® el tema de esa mujer mallorquina asesinada de ocho pu?aladas. "Mira si son malas de matar las mujeres", apostill¨® con chunga el insigne pol¨ªtico. Y luego redonde¨® la floritura: "Se resist¨ªa".
Era una broma necia, me dir¨¢n ustedes; no es que Ca?ellas est¨¦ por la labor de acuchillar se?oras. Pues claro, es evidente. Pero hay otra. clase de asesinatos sin sangre, otro tipo de pu?aladas contra la mujer de las que s¨ª ha de ser partidario un hombre capaz de hacer bromas tan bestias. Los chistes, ya lo dijo Freud, son ventanas al subconsciente. El subconsciente de Ca?ellas no parece mostrar mucha compasi¨®n por el d¨¦bil y por la v¨ªctima. Imaginen por un momento que alguien hubiera dicho una zafiedad semejante tras el asesinato de, por ejemplo, Tom¨¢s y Valiente. Impensable, ?no? ?Y por qu¨¦ en el caso de la mallorquina no nos choca tanto el comentario? Seguimos viviendo en el sexismo y la mujer es una v¨ªctima de segunda categor¨ªa, objeto, m¨¢s que sujeto, de la vida. Esta patolog¨ªa machista es la que Ca?ellas parece llevar hasta el extremo: las mujeres para ¨¦l deben de ser lo mismo que una cosa, y puede bromear sobre su dolor por que es incapaz de identificarse con ellas. Lamentable.
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