'La novela de Madrid'
Dice un sabio chino que nos empe?amos en llamar casualidad a todo aquello cuyas razones no conocemos, lo que no quiere decir que no existan. Por una de estas inescrutables leyes acaeci¨® que yo andaba paseando por las p¨¢ginas de La calle de Valverde, de Max Aub, cuando ?ntonio Mu?oz Molina le¨ªa su discurso de introducci¨®n a la Academia en recuerdo y homenaje al autor, acad¨¦mico imaginario, exiliado despu¨¦s de la guerra civil en M¨¦xico, cosmopolita a pesar suyo, de origen franco-alem¨¢n pero en primer lugar valenciano porque, como el dec¨ªa: "Uno es de donde estudia el bachillerato". La calle de Valverde es una novela compleja y coral, quiz¨¢ la m¨¢s ambiciosa de la producci¨®n de Max, mezcla de diferentes procedimientos narrativos y lenguajes, del habla popular a la jerga period¨ªstica pasando por la culparla de literatos y artistas. Una novela mosaico, castiza y vanguardista, ir¨®nica y distanciada, cornprometida siempre. Los personajes de esta calle, hoy amparada por el rascacielos de la Telef¨®nica, entretejen un variado y palpitante microcosmos en la entra?a misma del Madrid de la dictadura de Primo de Rivera.Unos d¨ªas antes de releer el texto de Aub, hab¨ªa callejeado por La Puerta del Sol, novela de Fernando Fern¨¢n-G¨®mez. La imaginaria calle del Vergel, en la que F. F.-G. hace vivir a sus personajes es prolongaci¨®n, m¨¢s bien modesta bocacalle, de la de Valverde, y sus protagonistas, la portera Mariana Bravo y su marido el tramoyista del teatro Lara, Ram¨®n Fern¨¢ndez, podr¨ªan ser parientes de los porteros del 32 de Valverde, contempor¨¢neos en la ficci¨®n y descendientes literarios de sus hom¨®logos de la creaci¨®n de Aub. Un parentesco direct¨ªsimo del que ni Max, ni Fernando tendr¨ªan razones para abominar.
Max Aub tambi¨¦n sac¨® a algunos de los vecinos de Valverde a pasear por otras novelas haci¨¦ndoles saltar de las conjuras contra Primo de Rivera a la resistencia de los ¨²ltimos d¨ªas del frente de Madrid en la guerra civil, como hace en Campo del Moro, cr¨®nica casi period¨ªstica de la ca¨ªda de la capital, oportunamente reeditada hace poco por Planeta.
Aveces uno se encuentra con que los libros que busc¨® con m¨¢s ah¨ªnco le saltan a las manos al torcer una esquina cuando ya desesperaba de husmear en los baratillos de ocasi¨®n y las librer¨ªas de viejo. En una cr¨®nica que publiqu¨¦ hace tiempo en estas p¨¢ginas, abusando de su hospitalidad y de la paciencia de los presuntos lectores, solicit¨¦ -sin ¨¦xito, todo hay que decirlo- que alguien me hiciera llegar un ejemplar de Off-Side, espl¨¦ndida y maldita novela madrile?a de Gonzalo Torrente Ballester. Una vez m¨¢s los inescrutables hados que cita el sabio chino me asaltaron por sorpresa. Acababa de terminar La calle de Valverde cuando en una librer¨ªa de saldos fui a toparme con el fuera dejuego de Torrente un grueso tomo de la editorial Destino, nuevo y flamante, al discret¨ªsimo precio de 300 pesetas.
Los personajes que habitan las p¨¢ginas de Off-Side se mueven en la s¨®rdida atm¨®sfera del Madrid de posguerra, alegres vividores y maltrechos supervivientes, banqueros, estafadores, prostitutas y artistas, perseguidos pol¨ªticos y ¨¢guilas de los negocios sucios en las riberas de Curtidores y bajo las c¨²pulas bancarias. Off-Side es tambi¨¦n un mosaico madrile?o, un aguafuerte sombr¨ªo y l¨²cido que se podr¨ªa colgar en una galer¨ªa de retratos al lado de La calle de Valverde y de La Puerta del Sol para completar una cr¨®nica, m¨¢s veraz que la hist¨®rica o la period¨ªstica, de medio siglo en la vida de Madrid.
Aub, Torrente o Fern¨¢n-G¨®mez nutren las p¨¢ginas de una gran novela-r¨ªo madrile?a, novela colmena con incrustaciones de Cela o de Garc¨ªa Hortelano, hasta las ¨²ltimas pinceladas, de Landero, Mill¨¢s o del mismo Mu?oz Molina que tambi¨¦n investig¨® los misterios de Madrid en refrescante follet¨ªn veraniego y urbano. La Gran Novela de Madrid, realista y surrealista, costumbrista y p¨ªcara, se deja escribir y se lee a s¨ª misma en el espejo que a lo largo de su camino van colocando los forzados de la pluma.
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